Batalla judicial por el barco fantasma
Chile y una empresa cazatesoros pugnan en los tribunales del pa¨ªs andino por el gale¨®n espa?ol ¡®Oriflama¡¯, hundido en el Pac¨ªfico en 1770 con 450.000 piezas de la Real F¨¢brica de Vidrio
La culpa fue de Fernando VI, que se muri¨® sin avisar. Eso provoc¨® que las modas cambiasen y que el nuevo monarca, Carlos III, impusiese la suya. Por eso, la producci¨®n demod¨¦ de cristal de la Real F¨¢brica de Vidrio de La Granja ten¨ªa cada vez peor salida. ?La soluci¨®n? Mandarla a Nueva Espa?a o al Virreinato del Per¨² donde estaban faltos de estos productos y donde lo importante era la utilidad. El virrey del M¨¦xico, el marqu¨¦s de Cruillas, hab¨ªa escrito varias veces a Madrid reclamando cristales (¡°ladillos y delanteras¡±) para las calesas. ¡°Que se lo env¨ªen¡±, escribi¨® el secretario de Hacienda, Miguel M¨²zquiz, ¡°con la salvedad de que los g¨¦neros sean ¨²nicamente aquellos de escasa demanda y poco apreciados por el p¨²blico madrile?o¡±. El problema llega hasta nuestros d¨ªas y se dirime en los tribunales chilenos.
La leyenda dice que en el 23 de julio de 1770, frente a las costas chilenas, el velero Gallardo avist¨® al Oriflama, que portaba el transparente cargamento. Como no respond¨ªa a los ca?onazos de saludo, sus marineros lo abordaron en una chalupa y descubrieron que toda la tripulaci¨®n yac¨ªa muerta. Regresaron a su nave para avisar al capit¨¢n, Juan Guillermo de Ezpeleta, pero el Oriflama, sin nadie al tim¨®n, sigui¨® su ruta y desapareci¨® entre la bruma. De hecho, se la conoce como la nave de los agonizantes. Los apuntes hist¨®ricos se?alan, en cambio, que el Gallardo hall¨® a unos 70 supervivientes afectados de escorbuto, de un total de 200 navegantes iniciales, pero que una descomunal tormenta impidi¨® el rescate.
As¨ª, el gale¨®n, fletado por Jer¨®nimo Ust¨¢riz y Tovar, que hab¨ªa comprado toda la producci¨®n al rey (por 1,29 millones de reales, unos 8,3 millones de euros al cambio actual), fue engullido por el Pac¨ªfico junto con su carga de 450.000 piezas del preciado cristal.
Hace 20 a?os, la sociedad chilena Oriflama SA hall¨® su pecio, pero se desat¨® enseguida una batalla judicial entre el Gobierno chileno y los cazatesoros. ¡°Llevaba ara?as, ¨®ptica, espejos, cornucopias, cuberter¨ªas¡¡±, relata Paloma Pastor, directora de la Real F¨¢brica de Vidrio de La Granja. ¡°Hallar el cargamento es un descubrimiento hist¨®rico e inaudito¡±, detalla. Hoy en d¨ªa, las piezas originales de esta industria que suministraba a la Corona se encuentran en museos de Espa?a y Am¨¦rica, fundamentalmente.
El pecio hallado se hundi¨® a unos 250 kil¨®metros de Santiago de Chile, frente a la playa de la Trinchera, pr¨®xima al municipio de Curepto, seg¨²n los investigadores.
Requisado a los ingleses
El Oriflama era un barco descomunal, de m¨¢s de 41 metros de eslora, que transportaba, adem¨¢s de la carga, 176 hombres y 38 pasajeros. Fue construido en los astilleros franceses de Tol¨®n, pero fue capturado por los ingleses. Los espa?oles, a su vez, se lo requisaron a los brit¨¢nicos y la Corona se lo vendi¨® al mencionado Ust¨¢riz, rebautizado como Nuestra Se?ora del Buen Consejo y San Leopoldo.
Tras cargar 1.741 cajones con las piezas (iban protegidas con paja y trapos y encerradas en cuero), el Oriflama parti¨® en febrero de 1770 de C¨¢diz. Despu¨¦s de su hundimiento, algunas cajas llegaron a las playas de Curepto. El museo parroquial, de hecho, las guarda.
En 1999, Oriflama SA consigui¨® un permiso de su Gobierno para iniciar los sondeos. En la excavaci¨®n hallaron un trozo de madera que result¨® provenir, seg¨²n los an¨¢lisis, de un ¡°falso abeto del sur de Francia¡±, el mismo con el que se armaban los barcos franceses de la ¨¦poca. Se encontraron tambi¨¦n semillas de pimienta, cristaler¨ªa y metales.
En 2005, el juzgado de Letras y Garant¨ªas de Curepto dio a los cazatesoros ¡°derecho de propiedad¡± sobre el yacimiento, pero recomend¨® llegar a un acuerdo con el Estado. Este, a su vez, bas¨¢ndose en un acuerdo del Comit¨¦ de Arqueolog¨ªa Nacional, se neg¨® a dar el permiso definitivo de excavaci¨®n. ¡°La propiedad de determinados bienes no es materia negociable¡±, destaca el Gobierno chileno a EL PA?S.
Jos¨¦ Luis Rosales, gerente de Oriflama SA, se queja: ¡°Tenemos derecho en funci¨®n de una figura llamada prescripci¨®n adquisitiva¡±, que consiste en que si nadie reclama la carga pasa a ser del que lo encuentra. ¡°Pusimos anuncios en los peri¨®dicos [de Chile] y nadie reclam¨®¡±, detalla.
Pero el Gobierno recuerda ¡°que tanto la Corte de Apelaciones como la Suprema establecieron que las pretensiones de Oriflama SA no son oponibles al Fisco de Chile al no haber sido emplazado en dicho proceso¡±. El Ejecutivo admite que la legislaci¨®n permite ceder hasta el 25% de lo descubierto ¡°a las misiones cient¨ªficas extranjeras¡±, pero no a las nacionales, como es el caso de Oriflama SA, por lo que no tendr¨ªa derecho a nada.
¡°Lo que ahora pedimos¡±, responde Rosales, ¡°es cubrir, por lo menos, los costes de lo invertido y poder crear un museo para compensar los gastos¡±. ¡°A nosotros¡±, tercia la espa?ola Paloma Pastor, ¡°nos gustar¨ªa participar en las investigaciones, pero no mantenemos ninguna relaci¨®n, lo que es una pena. Porque el yacimiento lo vale. No hay nada igual bajo los mares¡±.?
Jer¨®nimo de Ust¨¢riz muri¨® sin descendencia
?No ser¨¢ la carga propiedad de los descendientes del naviero Jer¨®nimo Ust¨¢riz y Tovar? Jos¨¦ Ignacio Vaillant y Hormaechea es ejecutivo de una consultora y sexto marqu¨¦s de Ust¨¢riz, y explica: ¡°No soy el descendiente directo del que flet¨® el buque, que fue el segundo marqu¨¦s de Ust¨¢riz, ya que este muri¨® sin descendencia. Esa es la verdad. Y no creo que nadie lo sea, ni siquiera los que lo aseguran [en referencia a una familia venezolana que lo reivindica]¡±.
Est¨¢ documentado que los objetos de contrabando se ocultaban en los m¨¢s rec¨®nditos huecos de los nav¨ªos. Se han hallado monedas o joyas hasta dentro de los ca?ones de las naos hundidas.
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