Rebobinando a Michael Mayers

En una secuencia de 30 minutos o menos (2011) de Ruben Fleischer, los c¨®micos Danny McBride y Nick Swardson, bajo la piel de dos holgazanes inmaduros, contemplan en un apa?ado home cinema la versi¨®n 3D de Viernes 13, parte III (1982). Su entusiasmo les lleva, en un momento clim¨¢tico, a levantarse del sof¨¢ y dialogar, mediante gestos obscenos, con el Jason Voorhees que ocupa la pantalla. Resulta sencillo imaginarse al mismo Danny McBride, esta vez acompa?ado del director David Gordon Green, entregado a la proyecci¨®n en bucle de una copia dom¨¦stica de La noche de Halloween (1978), el fundacional cl¨¢sico de John Carpenter que ahora han versionado ambos en calidad de coguionistas y productores con el segundo al mando de la direcci¨®n. Eso s¨ª, a la vista de los resultados, parece claro que la figura de Michael Myers les infunde mayor respeto que el pobre Voorhees.

Frente a las relecturas que hizo Rob Zombie en clave de poeta maldito del horror, desplazando el foco del relato de la v¨ªctima al psic¨®pata reinterpretado como figura tr¨¢gica, La noche de Halloween de David Gordon Green tiene, de principio a fin, la naturaleza de un devoto homenaje a las fuentes rubricado con la pasi¨®n de un obsesivo rat¨®n de videoclub. La pel¨ªcula no quiere ser transgresora, ni radical, pero tanto el afecto como la inteligencia apartan el resultado de lo impersonal. La pel¨ªcula reactiva la saga en clave de secuela postraum¨¢tica, convirtiendo a Myers y a una Laurie Strode ermita?a y fan¨¢tica de las armas y la autodefensa en casi igualitarios litigantes de un combate ¨¦pico.

Tan lejos de la po¨¦tica indie de George Washington (2000) como de sus incursiones en la comedia, Gordon Green sabe imprime originalidad a situaciones como la entrevista en el patio del psiqui¨¢trico, el acoso en el lavabo o el encuentro en la carretera con el autob¨²s accidentado. Por otra parte, el guion cuida la caracterizaci¨®n de personajes a trav¨¦s del di¨¢logo incluso en las figuras m¨¢s epis¨®dicas: la ni?era y el cr¨ªo a su cuidado, el padre cazador y su hijo bailar¨ªn, los polic¨ªas y sus bocadillos vietnamitas... No obstante, es el primer paseo de Myers durante la velada de Halloween, con su control de la continuidad del plano y su preciso manejo del fuera de campo, lo que revela no solo el alto compromiso con el original, sino una comprensi¨®n profunda de las claves del g¨¦nero.