¡°El atractivo de Gibraltar radica en que es brit¨¢nico y en su rareza¡±
Sergio del Molino viaja en su nuevo ensayo por las esquinas dobladas de Espa?a, por Ceuta, Melilla u Olivenza, para romper con los prejuicios
Podr¨ªa ser una reivindicaci¨®n de la Espa?a plural. Y lo es. Tambi¨¦n una respuesta literaria al proc¨¦s. Y algo de eso hay, porque se escribi¨® al calor de la movilizaci¨®n independentista. O un libro de viajes por las esquinas dobladas de Espa?a que contin¨²a de alguna manera la senda de su exitoso La Espa?a vac¨ªa. Y as¨ª es. El nuevo ensayo de Sergio del Molino, Lugares fuera de sitio (Espasa), es todo eso y algo m¨¢s. Porque el autor es sobre todo escritor, adem¨¢s de periodista, y no puede evitar contar historias.
Cuenta c¨®mo Bor¨ªs I, de Andorra, rein¨® unos d¨ªas en el principado hasta que el obispo de La Seu d'Urgell envi¨® a la Guardia Civil en 1934, o la adoraci¨®n popular, como si de un santo se tratara, al alcalde izquierdista y republicano de Ceuta, Antonio L¨®pez Santos, el contrario de Mill¨¢n Astray. Tambi¨¦n describe espacios tan extempor¨¢neos como el Rock Hotel de Gibraltar, estilo imperio brit¨¢nico, donde se aloj¨® Winston Churchill en la Segunda Guerra Mundial, y se detiene en la voluminosa literatura generada por un espacio tan peque?o como Rihonor de Castilla/ Rio de Onor, un solo pueblo compuesto por dos, unidos sobre la frontera entre Portugal y Zamora.
¡°Este libro, por un lado, no es una continuaci¨®n de La Espa?a vac¨ªa porque tiene temas y alcances distintos; pero, por otro, s¨ª lo es en la medida en que sigue l¨ªneas de reflexi¨®n que comenc¨¦: Una mirada al pa¨ªs a partir de un eje no obvio, desde el cual buscar otros conflictos. Y es, adem¨¢s, un libro de viajes¡±, explica Del Molino, en un caf¨¦ madrile?o cercano a la flamante embajada de Andorra. A este peque?o pa¨ªs viaj¨® el escritor cargado de alg¨²n prejuicio y volvi¨® con una visi¨®n m¨¢s ponderada, con el a?adido de descubrir el pasado de esp¨ªa nazi del hombre que lo quiso reinar, Bor¨ªs Sk¨®ssirev.
Sus andanzas le llevaron tambi¨¦n a Melilla, Ceuta y poblaciones como Olivenza (extreme?a de pasado portugu¨¦s) o el Rinc¨®n de Ademuz (territorio valenciano enclavado en Teruel). ¡°Creo que es un recorrido bastante completo por esa geograf¨ªa desubicada, condicionada por la idea de frontera. Me gusta mucho irme por ah¨ª, coger el coche, hablar con la gente", comenta sobre el libro ganador de la ¨²ltima edici¨®n del Premio de Ensayo Espasa.
Instrumento para convivir
¡°A diferencia de muchos, yo percibo Espa?a como un producto pol¨ªtico muy ¨²til para convivir. Es un instrumento que, si lo rompemos y destruimos, nos va a ir m¨¢s mal que bien. Es l¨®gico reivindicarla desde los bordes. Es verdad que tiene muchas miserias, que viene de una historia cruel, de tiran¨ªa, como otros pa¨ªses, pero hemos sido capaces de construir algo ¨²til. Vamos a intentar mejorarlo en lugar de destruirlo¡±, sostiene Del Molino, colaborador de EL PA?S, y residente en Zaragoza. ?Es su visi¨®n de Espa?a centralista y jacobina? ¡°No me considero un nacionalista espa?ol. He encontrado desprecio en unos y otros. Espa?a me importa como marco y como lugar de convivencia, y de paseo. Creo en su pluralidad y tambi¨¦n en el patriotismo constitucional de Habermas¡±, responde con rapidez este escritor de 39 a?os, que salt¨® al primer plano literario en 2013 con la novela La hora violeta, donde narraba la enfermedad y muerte de su hijo Pablo.
Los cap¨ªtulos dedicados a Gibraltar, Melilla y Ceuta conforman los pilares del libro. Se nota la atracci¨®n que ejerce sobre el autor esa ¡°absoluta rareza¡± que es el pe?¨®n. ¡°Me tira mucho el rollo british. Es un lugar ¨²nico. Es maravilloso como ventana al pasado. No hay por d¨®nde cogerlo ni entenderlo, por muchas veces que vayas. Lo atractivo de Gibraltar radica en que es brit¨¢nico, en su rareza, y as¨ª deber¨ªa seguir¡±.
Errores del pasado
No se trata de defender el statu quo, de que todo siga igual, sino de saber convivir con ¡°los errores hist¨®ricos legados del pasado" y evitar cambios que puedan ¡°empeorar la situaci¨®n en una sociedad tan mezclada¡±, apunta. En el libro recuerda la primera vez que fue a Melilla en 2005 para cubrir informativamente los saltos masivos de la verja y c¨®mo se march¨® pensando que Espa?a deb¨ªa ceder el territorio a Marruecos porque no merec¨ªa ¡°la pena derrochar tanto dinero en mantener los privilegios de un pu?ado de ciudadanos tan alejados de la pen¨ªnsula¡±. ¡°Hoy creo¡±, prosigue en el ensayo, ¡°que es una suerte que existan lugares como Melilla, min¨²sculos errores de la historia en los que no hay sitio para la hipocres¨ªa, donde todas las contradicciones y dilemas quedan al descubierto y obligan a pensar en la condici¨®n humana y en su expresi¨®n social sin abstracciones ni filosof¨ªas oportunistas (¡)¡±.
Es muy v¨ªvido el retrato de Abd el-Krim, el pol¨ªtico y l¨ªder militar rife?o que encabez¨® la resistencia contra la administraci¨®n espa?ola y francesa, y de las penurias que sufre la poblaci¨®n musulmana, y denuncia el injusto trato al amazigh, lengua que no se ense?a en las escuelas (ni en Melilla ni en Marruecos), a pesar de hablarla millones de bereberes.
Tambi¨¦n resulta muy elocuente la visita al barrio de El Pr¨ªncipe en Ceuta. "Ha sido de lo mejor del viaje. Es alucinante. No hay un barrio parecido en Espa?a. No hay agua, no hay canalizaciones... Est¨¢ dejado de la mano de Dios. Ves mogoll¨®n de ni?os en la calle jugando. Tienes una sensaci¨®n de abandono de una comunidad que solo se tiene a s¨ª misma, es terrible. Lees los informes del Instituto Elcano [centro de estudios estrat¨¦gicos adscrito al Gobierno] y son muy alarmistas por los peligros de la marroquinizaci¨®n en Ceuta y Melilla. Y es todo lo contrario. Lo que quieren es integrarse mucho m¨¢s en la sociedad espa?ola y se les niega constantemente¡±.
El cosmopaletismo madrile?o y la defensa de la divisi¨®n provincial
En su viaje por ¡°las esquinas dobladas¡± de Espa?a, Sergio del Molino se refiere en un momento dado al "cosmopaletismo", que define de la siguiente manera: ¡°Es una visi¨®n muy centralista y la creencia de que todo ocurre, por ejemplo, en cuatro calles de Madrid. Fuera de la almendra de la M-30. Hay que explicar a la gente de Madrid, bueno, a una parte de ella, cosas que al resto de lo espa?oles nos parecen cotidianas. Hay una ignorancia bastante grave¡±.
Puede sorprender tambi¨¦n la defensa del escritor de la partici¨®n por provincias de Espa?a en 1833 y el retrato que hace del que la dise?¨®, el pol¨ªtico, dramaturgo y traductor Javier de Burgos. ¡°Cuando un personaje o su obra est¨¢n tan denostados un¨¢nimemente, pienso que debe haber alguna equivocaci¨®n, que es por pereza mental. Hay personajes malditos. Nadie se ha parado a pensar qui¨¦n era Javier de Burgos, medio exiliado, afrancesado. Es muy interesante¡±.
El que s¨ª recibe un buen varapalo en el ensayo es el escritor Joan Fuster, que fue un referente del nacionalismo valenciano, al que tilda de racista, por su libro Nosaltres els valencians (1962), en el que aboga por la construcci¨®n de una identidad valenciana basada en la lengua catalana. Frente a ¨¦l, sit¨²a la visi¨®n integradora del escritor Francisco Candel en Els altres catalans (1964). "Percibo algo impropio y muy feo en una figura de su talla", dice Del Molino de Fuster. ?Y no puede dar una visi¨®n sacada de contexto y esquem¨¢tica de su obra? "Son lecturas contempor¨¢neas y personales. Lo saco de contexto, claro y lo traigo a mi visi¨®n".
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