Jaume Plensa: ¡°Siempre he sido un extranjero¡±
Es su a?o espa?ol. Jaume Plensa llega al Palacio de Cristal del Museo Reina Sof¨ªa y al Macba con su mayor exposici¨®n en este pa¨ªs. Ruido para el gran defensor del silencio
![Jaume Plensa, el 15 de octubre en su taller en Sant Feliu de Llobregat.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/OZP2YT4NBD3F4RT63V4P54YXOE.jpg?auth=2719f5d5c8d2b20a9de1bd95050d8b2829783251c7e705bad41f4de4e5bbbbeb&width=414)
Tecleo Plensa y el corrector escribe Piensa. Justicia po¨¦tica le llaman a eso. Llegar a su estudio en Sant Feliu de Llobregat, a las afueras de Barcelona, tambi¨¦n tiene algo de ox¨ªmoron. Est¨¢ a un paso del aeropuerto de El Prat y de la conexi¨®n internacional, y se alza en un per¨ªmetro industrial situado entre el vertedero y el cementerio, el pasado y el futuro, en una especie de presente atemporal y flotante. Lo mismo se podr¨ªa decir de sus obras.
Jaume Plensa (Barcelona, 1955) fuma a la velocidad de un galgo y tiene la misma agilidad con la iron¨ªa. Todo le parece la ¡°hostia¡±. Hasta 20 veces esta palabra sale a colaci¨®n en las dos horas que damos vueltas por su estudio. Tambi¨¦n aparece el silencio, la mayor¨ªa de veces c¨®modo, y la cr¨ªtica, algo m¨¢s inc¨®moda. ¡°Es que no las leo, ni las buenas, ni las malas. No me interesan. Pero no es arrogante esto que digo, ?eh?¡±. El mutismo lo pedir¨¢n tres cabezas (Invisibles) en el Palacio de Cristal del Retiro madrile?o el pr¨®ximo jueves 15. El ruido llegar¨¢ al Macba un poco m¨¢s tarde, el 1 de diciembre, con una gran retrospectiva en paralelo a su instalaci¨®n en el Reina Sof¨ªa. Es su mayor exposici¨®n hasta la fecha en Barcelona, su ciudad, y pondr¨¢ en di¨¢logo sus obras de los ochenta con sus ¨²ltimas producciones. A su a?o espa?ol se une un documental que est¨¢ ahora en proceso de rodaje y el estreno del pedestal de la plaza de Col¨®n de Madrid, el antiguo espacio de la estatua del navegante genov¨¦s, que desde el 20 de diciembre ocupar¨¢ su escultura Julia. Un proyecto p¨²blico esperado, al estilo del que se desarrolla en torno al cuarto plinto de la plaza de Trafalgar de Londres, que cuenta con el mecenazgo de la Fundaci¨®n Mar¨ªa Cristina Masaveu Peterson.
Nos pone sobre aviso: pol¨¦mica no es una palabra que est¨¦ en su vocabulario ni en la piel de sus esculturas. Tampoco estrategia, ni competici¨®n, ni moda, ni pol¨ªtica. ¡°Nunca he querido gritar m¨¢s que el que grita¡±, sentencia. Lo suyo es m¨¢s bien po¨¦tica, la de Jos¨¦ ?ngel Valente si tiene que elegir, que resume en una frase que se guard¨® de un encuentro casual en Santiago de Compostela: ¡°Jaime, no olvides nunca que la memoria es m¨¢s vasta que nuestros recuerdos¡±. Plensa tiene contrarr¨¦plica cuando dice que el arte es m¨¢s amplio que tus gustos. Confiesa que le interesa m¨¢s conocer a los dem¨¢s que a s¨ª mismo y que el camino del arte es largo. Largu¨ªsimo. El suyo discurre bien al margen: ¡°No soy competitivo, nunca lo he hecho con otros artistas. A cada uno siempre lo he considerado como una isla. Cada ser humano es ¨²nico con una geograf¨ªa delimitada dentro de un oc¨¦ano com¨²n. Yo soy una isla m¨¢s, muy emocional, por lo que mi obra siempre responde a mi vida. No soy diferente, pero tampoco puede ser de otro modo. No intento ser el que tiene la verdad, porque ?qu¨¦ es la verdad? Ahora bien, me molesta la verdad oficial, lo que se supone que es lo que se tiene que decir o lo que se tiene que defender si quieres estar ah¨ª. El m¨ªo siempre ha sido un camino paralelo y creo que ha funcionado bien para encontrar lo que buscaba¡±.
PREGUNTA. ?Y qu¨¦ es?
RESPUESTA. El viaje como concepto.
P. Siempre tuvo claro lo de irse fuera para encontrar su lugar.
R. Siempre he sido un extranjero y eso me mantiene vivo. Es como esos libros a los que vuelves una y otra vez, y cada vez lo haces de forma distinta. Algo parecido pasa con la escultura. No se mueve, lo haces t¨². Es el lugar al que siempre puedes volver.
P. Tambi¨¦n esquiv¨® la idea de universidad y opt¨® por La Llotja, una escuela de artes y oficios. ?Qu¨¦ queda de aquel Jaume Plensa?
¡°La escultura tiene la capacidad de hablar de lo inabarcable. Por eso trabajo con el rostro¡±
R. Entonces ten¨ªa 15 a?os y quer¨ªa estar con gente como yo. Cuando sal¨ªa del instituto me iba all¨ª por las noches. No estudiaba arte, sino dise?o. Era muy inseguro y lo dej¨¦ muchas veces. Pero a los 28 a?os me plant¨¦. Tuve claro que no sab¨ªa hacer nada m¨¢s. Desde entonces, no creo que el arte sea una direcci¨®n, sino una consecuencia. Nunca estudi¨¦ en la universidad, aunque cuando he dado clases siempre he animado a mis alumnos a viajar, en el sentido m¨¢s amplio. A veces no hace falta ni moverse. Es curioso que en diciembre me hagan doctor honoris causa en la Aut¨®noma de Barcelona. Ya lo soy del Art Institute de Chicago, pero serlo aqu¨ª me hace mucha ilusi¨®n. Igual que estas dos exposiciones.
![Detalle de 'Gl¨¹ckauf', de Jaume Plensa, en el Macba.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/OINNH47QOQGHUUW2GRHBJX33VI.jpg?auth=a92447c71a4ec783c7a05fba9d4a224a13592d3c67ffdc960681215edc62ad73&width=414)
P. ?Llegan tarde?
R. Han llegado cuando ten¨ªan que llegar. Siempre fantaseo con la idea de que lo mejor que me pueda pasar ocurra el d¨ªa antes de que muera. No tengo prisa ni ning¨²n tipo de estr¨¦s personal. Yo lo que s¨ª quer¨ªa es que la de Madrid fuera en invierno.
P. ?Y el Palacio de Cristal? Porque es del Reina pero no es el Reina¡
R. Eso te lo dan ellos, aunque la escultura normalmente la est¨¢n haciendo all¨ª. De una forma muy general se me ha asociado con el espacio p¨²blico, que es una aproximaci¨®n muy equivocada de mi trabajo, pero, bueno, es la que hay. No puedo luchar con eso. Aunque confieso que me encanta la condici¨®n perif¨¦rica del Palacio de Cristal. Tambi¨¦n que el museo cierre a las seis de la tarde pero el Retiro a las diez de la noche. Estar¨¢ encendido, como una gran vitrina iluminada, y sin entrar al museo disfrutar¨¢s del museo. En el Macba entraremos metaf¨®ricamente dentro del estudio, es decir, dentro de mi cabeza. Habr¨¢ una foto de esta pared del estudio a lo largo de los 35 metros de la planta baja del museo. Para m¨ª es la intimidad m¨¢s absoluta. Tambi¨¦n usar¨¦ por primera vez el patio de atr¨¢s del museo, para hacer un jard¨ªn.
P. Haga balance. ?C¨®mo ha cambiado su trabajo en todos estos a?os?
¡°En el Macba entraremos a mi estudio, dentro de mi cabeza. Para m¨ª la intimidad m¨¢s absoluta¡±
R. Ha cambiado muchas veces de forma, pero si lo mir¨¢semos como una gran panor¨¢mica, ver¨ªamos que los contenidos se repiten. El mar, las cabezas, el cuerpo, el lenguaje, la literatura, la biolog¨ªa, lo ef¨ªmero, lo espiritual¡ Es un c¨ªrculo de obsesiones. Me di a conocer internacionalmente con el hierro colado, que entonces nadie utilizaba. Verlo en el horno me llev¨® a la luz, y esta a la transparencia, el vidrio, las resinas. Y ahora he vuelto al hierro colado, pero tambi¨¦n trabajo con agua y sonido, con madera fundida en bronce, algo que viene de lejos, del intento de fundir la fotograf¨ªa y la escultura, como en la Crown Fountain de Chicago, cuando empec¨¦ filmando en v¨ªdeo los retratos de la gente y despu¨¦s quise seguir con retratos con otros materiales m¨¢s cl¨¢sicos. Siempre he cre¨ªdo que los materiales no son el camino, sino que lo es la actitud que tienes con ellos. Lo importante es estar haciendo, aunque no fabricar tambi¨¦n es hacer. No hay que estar siempre produciendo¡ Al menos yo no soy as¨ª, en ese sentido picassiano.
P. Lo suyo es un tempo lento¡
R. Busco fabricar silencio y eso es algo esencial en momentos como estos, con tanto ruido mental y confusi¨®n, algo que ha venido repiti¨¦ndose en todos los finales de siglo. Hay demasiada poluci¨®n de mensajes. Ya no sabemos si lo que decimos es de verdad una idea nuestra o ecos de otros. La escultura tiene un tempo que siempre es m¨¢s lento que la cabeza.
P. ?Son formas autobiogr¨¢ficas?
R. Mucho, porque empec¨¦ trabajando con mi propio cuerpo. Durante un tiempo trabaj¨¦ mucho con el sonido de la sangre en Love Sounds. Remit¨ªa a los sonidos del amor en el vientre materno, pero tambi¨¦n a esa vibraci¨®n sonora que sent¨ªa bajo el piano de mi padre, donde me escond¨ªa mientras ¨¦l tocaba. En realidad, son de esas sensaciones de las que hablo, pese a verse una escultura aparentemente pesada. Para aludir a una idea utilizo la opuesta. Hablo del silencio con ruido, de dolor con alegr¨ªa. La escultura tiene esa capacidad de hablar de lo inabarcable, de aquello a lo que aspiramos pero que nunca conseguimos. Algo que, siendo tan pr¨®ximo al cuerpo, como la emoci¨®n, no lo podemos tocar. De ah¨ª que trabaje con el rostro, que es la ¨²nica parte del cuerpo que no podemos vernos. En una ocasi¨®n, hice un autorretrato con el retrato de muchos otros. Algo parecido veo cuando me miro en el espejo. Creo que soy yo y trato de defender esa imagen, que es la que me representa, pero a la vez es incierta.
P. Habla de lo espiritual en el arte cuando el foco parece ser el arte en la era pos-Internet y de la posverdad.
¡°El Palacio de Cristal estar¨¢ encendido como una gran vitrina. Disfrutar¨¢s del museo sin entrar al museo¡±
R. A veces mi obra se ha le¨ªdo de una forma err¨®nea: que la figuraci¨®n o la espiritualidad no est¨¢n de moda y que yo he insistido en ellas. Cuando he hablado de belleza, cu¨¢ntas broncas me han ca¨ªdo porque tampoco es una idea de moda. Cuando he hablado del espacio p¨²blico, todo se resume a que soy un artista de rotondas¡
P. Hablemos de belleza, pues.
R. Depende de cada uno. Estamos rodeados de belleza igual que lo estamos de profesores. La compartimos sin saberlo. Siempre est¨¢ ah¨ª.
P. Y la muerte. ?La teme?
R. No. Einstein me ayud¨® en eso. Dec¨ªa: ¡°?Para qu¨¦ pensar en el futuro? Llega tan pronto¡±. Mi obra es un intento de celebrar la vida y enviar un mensaje de optimismo. Todav¨ªa somos capaces de reinventar, de crear algo. S¨ª, ya s¨¦ que me puedes decir: ¡°Jaume, por el amor de Dios, ?qu¨¦ dices?¡±. El Mediterr¨¢neo parece un cementerio, la pol¨ªtica se ha vuelto aberrante porque la mentira se ha institucionalizado. No s¨¦, la lista es infinita, pero lo mismo dir¨ªamos de otros contextos. Hay niveles, de acuerdo. Pero, ?hostia!, yo intento dar una salida. Ser destructivo es f¨¢cil, pero prefiero arriesgarme a decir: ¡°Y esto, ?por qu¨¦ no?¡±.
Invisibles. Palacio de Cristal. Parque del Retiro. Madrid. Del 15 de noviembre al 3 de marzo.
Jaume Plensa. Macba. Barcelona. Del 1 de diciembre al 22 de abril.
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