Los tesoros de Asurbanipal, erudito y due?o del primer imperio de la antig¨¹edad
El Museo Brit¨¢nico despliega una fabulosa colecci¨®n de vestigios de los palacios y ciudades asirias para reivindicar la figura de este gobernante y guerrero
Soy Asurbanipal: rey del mundo, rey de Asiria. Con esa inusual carta de presentaci¨®n en primera persona titula el Museo Brit¨¢nico una exposici¨®n consagrada al legado del ¨²ltimo de los grandes monarcas asirios, para resaltar la simbiosis entre el vasto imperio que encabez¨® en el siglo VII antes de Cristo y su condici¨®n de hombre m¨¢s poderoso de la tierra. El despliegue en Londres de una fabulosa colecci¨®n de vestigios de sus palacios y ciudades quiere reivindicar la figura de un gobernante que fue al tiempo guerrero y erudito, y cuya impronta acabaron siguiendo ulteriores imperios de la antig¨¹edad.
El reinado de Asurbanipal fue el patr¨®n precursor de los m¨¢s c¨¦lebres imperios de Egipto, Grecia o Roma, argumentan los art¨ªfices de la muestra sobre un rey que tuvo una faceta de pol¨ªtico pionero en el establecimiento de provincias administrativas y una red de comunicaciones con servicio de correos que enlazaban sus dominios, fruto de la expansi¨®n desde su sede en Mesopotamia (el actual norte de Irak). Los mejores y m¨¢s exquisitos productos, procedentes de unos territorios que se extend¨ªan desde la costa este del Mediterr¨¢neo hasta el golfo, nutrieron el esplendor de una corte establecida en N¨ªnive y orientada, m¨¢s all¨¢ del lujo que le atribuye la historia, tambi¨¦n hacia la innovaci¨®n y el saber.
El rey absoluto era un d¨¦spota que a la par no renegaba de las artes de la diplomacia, y que gustaba de alardear de su destreza en la escritura, la capacidad de resolver problemas matem¨¢ticos o de debatir con sabios de diversas disciplinas. El resultado de esa vocaci¨®n fue la conformaci¨®n de una biblioteca visionaria en la entonces capital de N¨ªnive, reflejo del empe?o en aglutinar bajo un mismo techo registros, cartas y sobre todo los conocimientos recabados sobre literatura, medicina y otras ciencias entre las que los antiguos inclu¨ªan la magia. La que los expertos de hoy consideran la primera biblioteca de la historia acab¨® arrasada en el ocaso del imperio, pero el rescate arqueol¨®gico entre sus rescoldos de miles de tablillas de arcilla con inscripciones (un formato equivalente al libro de hoy), unido al proverbial af¨¢n coleccionista del British Museum, que posee el grueso de la colecci¨®n, han permitido recrearla para la exposici¨®n que se estrena este jueves.
Un conjunto de relieves asirios que el almac¨¦n subterr¨¢neo del museo londinense lleva guardados desde hace dos d¨¦cadas sale asimismo a la luz con ocasi¨®n de la exposici¨®n para mostrarnos escenas de un Asurbanipal cazador de leones, aunque lleva bien marcada en el cinto la leng¨¹eta usada como l¨¢piz en su ¨¦poca. El rey que controlaba la m¨¢quina de guerra m¨¢s letal de su ¨¦poca nunca lleg¨® a liderar las propias tropas en el campo de batalla: prefer¨ªa enviarlas a devastar al enemigo desde su querida biblioteca. O bien parapetado, en una corte cuya opulencia reflejan las enormes esculturas de piedra que flanqueaban la entrada de palacio, las im¨¢genes de esplendorosos festejos grabados en murales (con porteadores de uvas, granadas y d¨¢tiles), o las delicadas tallas en marfil e intrincados ornamentos en oro y otros metales fabricados para las ¨¦lites. A su exhibici¨®n han contribuido los pr¨¦stamos de los museos del Louvre de Paris, el Hermitage de San Petersburgo, el Vorderasiatisches de Berl¨ªn o el Vaticano.
El drama familiar tambi¨¦n forma parte de ese recorrido hist¨®rico por un reinado cuyo titular ascendi¨® al trono en el 669 antes de nuestra era, a pesar de no ser el primero en la l¨ªnea de sucesi¨®n. El constante desaf¨ªo de su hermano mayor destronado ¡ªAsurbanipal lleg¨® a ofrecer su peso en oro a quien lo capturara¡ª denota las inseguridades de un gobernante cuyo imperio, heredado por sus hijos, acab¨® sin embargo sucumbiendo solo 20 a?os despu¨¦s de su muerte. Y, con ¨¦l, cay¨® un mito de su tiempo que el Museo Brit¨¢nico se propone ahora rescatar del injusto olvido.
Herencia sin protecci¨®n
El Museo Brit¨¢nico esgrime el apoyo del Gobierno de Bagdad en esta exposici¨®n que cierra su recorrido vindicando la protecci¨®n de la herencia hist¨®rica y cultural de Irak con el arma de la cooperaci¨®n. El grueso de las joyas exhibidas proceden de excavaciones arqueol¨®gicas en los enclaves de N¨ªnive (actual Mosul, en el norte de pa¨ªs), y Nimrud, a orillas del Tigris. Al vandalismo y saqueos sufridos en los ca¨®ticos d¨ªas de la primera guerra del Golfo (1991), y los estragos de una nueva invasi¨®n 12 a?os m¨¢s tarde, se ha sumado la reciente amenaza del terrorismo con firma del Estado Isl¨¢mico, dispuesto a dinamitar ese irremplazable legado de la antig¨¹edad.
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