La influencia de una mujer
Alejada de lo convencional pero tampoco nueva ni radical, en lo que sobresale es en su valent¨ªa para afrontar la inestabilidad con simpat¨ªa.
En una de las im¨¢genes m¨¢s impactantes del cine de John Cassavetes, una mujer en el alambre de la (in)estabilidad personal, reputada actriz, agobiada por el proceso de creaci¨®n teatral y la decadencia del rostro y el cuerpo, dejaba boquiabierto al personal al comenzar a darse cabezazos f¨ªsicos y no metaf¨®ricos contra una pared. Era Gena Rowlands en Noche de estreno; un instante perturbador, amargo e incomprensible, con el que decide empezar su pel¨ªcula la directora francesa L¨¦onor Serraille. Esta vez la v¨ªctima es una treinta?era con aparente dolor de amor, pero lo que en Cassavetes era el cl¨ªmax de la ca¨ªda, en Serraille es punto de inflexi¨®n para, quiz¨¢, una nueva existencia.
BIENVENIDA A MONTPARNASSE
Direcci¨®n: L¨¦onor Serraille.
Int¨¦rpretes: Laetitia Dosch, Souleymane Seye Ndiaye, Gr¨¦goire Monsaingeon.
G¨¦nero: drama. Francia, 2018.
Duraci¨®n: 97 minutos.
Bienvenida a Montparnasse, su ¨®pera prima, C¨¢mara de Oro del Festival de Cannes de 2017, tiene la libertad narrativa de Cassavetes, su espontaneidad y su crudeza, pero, sobre todo, recoge su ambig¨¹edad tonal, entre el drama psicol¨®gico y la comedia exc¨¦ntrica, y la particular indefinici¨®n de una chica que no admite etiquetas. Porque no solo por los cabezazos de Noche de estreno hay que emparentar la pel¨ªcula de Serraille y el cine de Cassavetes. Tambi¨¦n, y fundamentalmente, por su l¨ªnea semejante a Una mujer bajo la influencia.
Como en aquella, la protagonista es un ser humano al margen de lo convencional, que por momentos parece carne de psiqui¨¢trico y, al instante, ser el ¨²nico ser sobre la tierra con un m¨ªnimo de sentido com¨²n. Poner de los nervios y resultar querible. Una mujer alternativa que puede provocar tanto miedo como ternura, y decir y hacer las cosas m¨¢s extra?as en los momentos, en apariencia, menos adecuados. Y, para ello, Serraille se aplica con una puesta en escena donde aparecen los habituales encuadres desconcertantes con infinito aire por encima de la cabeza del personaje, los cortes en el continuo secuencial, y un par de momentos musicales de gran expresividad en la imagen y en el tratamiento del sonido.
Aunque, m¨¢s que en la forma, alejada de lo convencional pero tampoco nueva ni radical, en lo que sobresale Bienvenida a Montparnasse es en esa valent¨ªa para afrontar la inestabilidad con simpat¨ªa. Esa es la gran virtud, complej¨ªsima de resolver, de una obra que, desde luego, puede apasionar tanto como enervar, sobre todo porque las reacciones y actitudes de los que rodean a su criatura pueden no resultar veros¨ªmiles en ciertos momentos.
Babelia
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