Tradiciones y continuidad

El Ballet SODRE, fundado en 1935, es la segunda compa?¨ªa de ballet p¨²blica y nacional m¨¢s antigua de Am¨¦rica Latina tras el Ballet del Teatro Col¨®n de Buenos Aires, que se hab¨ªa creado en 1925. Montevideo era una ciudad peque?a, pero muy cosmopolita en lo art¨ªstico, voluntad que ha conservado siempre y exhibido con justificado orgullo. Desde los tiempos de Margaret Graham (Argentina, 1931 ¨C Montevideo, 2004), con algunos altibajos, la compa?¨ªa se ha mantenido, ha luchado por sobrevivir, superarse y enriquecer su nivel (Margaret hab¨ªa debutado en Montevideo en noviembre de 1949 a los 18 a?os en las filas del Ballet Alicia Alonso en Copp¨¦lia).

Digamos que con Graham se establece una l¨ªnea divisoria entre la prehistoria y el desarrollo moderno de la agrupaci¨®n. Hace muy poco, en enero de este a?o 2018, el espa?ol Igor Yebra (Bilbao, 1974) sustituy¨® a Julio Bocca como director art¨ªstico del conjunto. Bocca le hab¨ªa dado un serio y profundo impulso, con un programa perspectivo muy ambicioso en cuanto a repertorio, visitando en m¨¢s de una ocasi¨®n los Teatros del Canal. Ahora el Ballet SODRE se plantea un nuevo rumbo y un sensible cambio. El programa combinado de tres coreograf¨ªas que se ofrece estos d¨ªas en Madrid obedece a una planificaci¨®n anterior de Bocca que Yebra ha respetado escrupulosamente y donde se puede calibrar a la plantilla en estilos muy diferenciados. Y todos nos preguntaremos: ?pero qu¨¦ quiere decir SODRE? Pues se trata de un organismo creado en 1929: Servicio Oficial de Difusi¨®n Radio El¨¦ctrica que tutelaba las emisiones radiof¨®nicas, y que fue quien llam¨® a Alberto Pouyanne para que armara una compa?¨ªa de ballet. Ya en 1949 exist¨ªa el Estudio Auditorio S.O.D.R.E., muy moderno para su tiempo, y donde se hac¨ªa el ballet.

Es un reto desde todo punto de vista abrir programa con la obra maestra que es Tema y variaciones (Theme and Variantions, 1947) de Balanchine, tenido por uno de los ballets m¨¢s dif¨ªciles en cuanto a lo t¨¦cnico, tanto musical como danc¨ªstico, pues la obra nace espec¨ªficamente de eso, de los retos formales dentro de una est¨¦tica muy precisa y su linealidad expositiva. El mejor de la funci¨®n fue sin dudas el brasile?o Gustavo Carvalho, que posee una t¨¦cnica limpia y segura brindando una lectura clara de su empe?o; no as¨ª su compa?era, Mel Oliveira, tambi¨¦n brasile?a, que se mostr¨® demasiado contenida e insegura por momentos. El cuerpo de baile, en su discreci¨®n, fue eficiente y correcto, entonando una obra endiablada y donde no hay pausa. La variaci¨®n masculina es el ejemplo m¨¢s gr¨¢fico de la expresi¨®n ¡°solo ante el peligro¡±, mientras la protagonista se rige por un endiablado cruce de acentos y velocidad requerida.

Le sigui¨® ¡°Chacona¡± de Montero, una obra d¨¦bil, sin justificaci¨®n ni enjundia, que en resumen ant¨®loga e imita hallazgos ajenos, de William Forsythe a Crystal Pite. Un uso y abuso del canon desvirt¨²a y vulgariza esa socorrida din¨¢mica secuencial. Es un desprop¨®sito formal usar varios transportes de la misma pieza de Bach, a guitarra y piano, en una continuidad tan forzada como gratuita en lo art¨ªstico.

Cierra el programa un esmerado trabajo de la ex bailarina core¨®grafa y maestra uruguaya Marina S¨¢nchez alrededor del tango coreogr¨¢fico estilizado. Ya S¨¢nchez tuvo un reconocimiento inicial de su talento cor¨¦utico con Zitarrosa en todos (2014), encargada en la etapa Bocca, y donde las canciones del cantautor y poeta ofrec¨ªan marco sonoro. La inspirada core¨®grafa usa esta vez a Piazzola, Matos Rodr¨ªguez, Cobi¨¢n y Mores para armar un fresco coral, bien estructurado y ¨¢gil, donde, desde las pautas de una formaci¨®n acad¨¦mica, se recrean las figuras vern¨¢culas. Hay enseguida que pensar en la larga e influyente labor de Ana Mar¨ªa Stekelman que de alguna manera bocet¨® el marco est¨¦tico sobre el que discurrir¨ªa el tango-ballet en al menos dos generaciones posteriores; se trata sobre todo de geometr¨ªa y espacialidad, de conversi¨®n pl¨¢stica entre el sal¨®n y la planimetr¨ªa esc¨¦nica. Ahora Marina S¨¢nchez hace que la plantilla, muy joven y preparada del SODRE encuentre las motivaciones l¨ªricas y dram¨¢ticas del tango para dibujar con precisi¨®n un mural muy agradable de ver, donde se aleja de los t¨®picos sin perder la esencia que lo justifica.