Raci¨®n doble de Ray Davies
Un nuevo disco del cantante coincide con la reedici¨®n de ¡®The Kinks Are the Village Green Preservation Society¡¯, uno de los m¨¢s preciados ¨¢lbumes de su a?orado grupo
Raymond Douglas Davies (Londres, 1944) tiene una doble vertiente creativa. El m¨¢s ingl¨¦s de los creadores del pop pas¨® temporadas viviendo en Estados Unidos, obedeciendo a una fascinaci¨®n implantada en su infancia por las pel¨ªculas de Hollywood. Y ambas facetas han coincidido. En verano apareci¨® su sexto ¡ªu octavo, seg¨²n lo cuenten¡ª ¨¢lbum en solitario, Our Country. Americana Act II (Sony). Y ahora llega la reedici¨®n expandida de The Village Green Preservation Society(BMG), uno de los discos m¨¢s valorados de su antiguo grupo, The Kinks, con su retrato de una Inglaterra intemporal.
Ya se sabe que los Kinks fueron uno de los conjuntos m¨¢s desdichados de entre la cosecha brit¨¢nica de los sesenta. Lastrados por contratos leoninos, se vieron obligados a compatibilizar giras ca¨®ticas con una alta productividad discogr¨¢fica, pendientes de los caprichos del p¨²blico pop (solo a partir de los a?os setenta empezaron a ser reconocidos como pertenecientes a la primera divisi¨®n). Internamente, se trataba de un grupo altamente disfuncional, con un l¨ªder de enorme fragilidad ps¨ªquica.
Hay que insistir en ese intangible llamado ¡°mala suerte¡±. The Kinks are The Village Green Preservation Society iba a ser un doble elep¨¦ pero el decreciente ¨¦xito de sus singles, tras Waterloo Sunset, determin¨® que su disquera, Pye Records, impusiera un LP sencillo. Y mejor as¨ª: el disco compartir¨ªa fecha de lanzamiento (28 de noviembre de 1968) con uno de los m¨¢s celebrados dobles de la d¨¦cada, el ¨¢lbum blanco de los Beatles; las comparaciones hubieran sido inevitables y en favor de los m¨²sicos de Liverpool.
Ambos eran discos hechos bajo el signo del conflicto. Con la diferencia de que las disensiones dentro los Beatles les empujaron a trabajar por separado, mientras que los Kinks solo ten¨ªan un motor a pleno funcionamiento, el de Ray Davies (su hermano, Dave, hab¨ªa logrado un par de ¨¦xitos como solista pero result¨® que carec¨ªa de motivaci¨®n y disciplina). En realidad, Village Green se elabor¨® en todo, menos en nombre, como un proyecto en solitario de Ray. El bajista del grupo, Peter Quaife, recordaba como una constante humillaci¨®n todo el proceso de elaboraci¨®n, con un Ray que les citaba en su casa campestre y les hac¨ªa esperar hasta que se dignaba a bajar para ense?arles las nuevas canciones. Ray tambi¨¦n se gan¨® la enemistad de uno de sus mejores ayudantes, el teclista Nicky Hopkins, al eliminar su nombre de los cr¨¦ditos.
El planteamiento inicial de Village Green, con ambici¨®n de disco doble, explica que se grabaran tantas canciones, como las que se suman hoy a la reedici¨®n del 50 aniversario. Coincidi¨® adem¨¢s con la implantaci¨®n de la estereofon¨ªa, lo que explica que se trabajara tanto la mezcla mono como la est¨¦reo, ambas rescatadas ahora.
The Village Green Preservation Society ser¨ªa el primer ejemplo de una especialidad de los Kinks: los discos conceptuales, con las canciones girando alrededor de un personaje o asunto. En este caso, se trataba de una reivindicaci¨®n de la vida rural. Algo un tanto ins¨®lito para un hombre de ciudad como Ray, aunque explicable tras la oleada de renovaci¨®n arquitect¨®nica que sigui¨® en el Reino Unido a la devastaci¨®n de la Segunda Guerra Mundial, con resultados frecuentemente deplorables.
En tiempos recientes, The Village Green Preservation Society ha sido presentado como argumento a favor del Brexit, una ocurrencia que horroriza a su autor. S¨ª se trata, explica, de una exploraci¨®n de la nostalgia. No necesariamente basada en vivencias: Sitting By the Riverside recuerda su gusto por la pesca pero su himno a las locomotoras de vapor, Last of the Steam-Powered Trains, es m¨¢s met¨¢fora de la ascensi¨®n social del propio Ray que fascinaci¨®n por aquellos trenes.
El disco conceptual permit¨ªa ordenar la extraordinaria fertilidad de Ray como compositor, que incluso hab¨ªa resuelto el reto de crear semanalmente una canci¨®n de actualidad para un programa de la BBC. El disponer de un marco narrativo permit¨ªa dar sentido extra a canciones sueltas. As¨ª, en Village Green se colaban retratos de un rocker (Johnny Thunder), una prostituta (Monica) o una bruja (Wicked Annabella), personajes un tanto improbables en el retrato de aquel villorrio pastoral.
Premeditadas o casuales, esas disonancias hacen de Village Green un disco escurridizo, abierto a interpretaciones. Incluso se podr¨ªa discutir su caracterizaci¨®n como una obra musicalmente conservadora: sin llegar a las metamorfosis de algunos de sus coet¨¢neos, los Kinks de 1968 tambi¨¦n incorporaban breves pasajes psicod¨¦licos e investigaban las posibilidades del mellotr¨®n.
S¨ª que estamos ante un disco clasicista en Our Country. Americana Act II, nueva colaboraci¨®n de Ray con The Jayhawks. Un relato autobiogr¨¢fico, a partir de sus experiencias estadounidenses, con especial atenci¨®n a su estancia en Nueva Orleans, agriada por el incidente de 2004 en que fue disparado tras un robo callejero. Decidi¨® entonces que, en sus palabras, hab¨ªa demasiados zombis en la ciudad del vud¨² y volvi¨® a Londres.
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