El w¨¦stern cabalga hacia el futuro

En ocasiones, hasta un vaquero se esconde. Su silueta cabalga una ¨²ltima vez hacia el horizonte, se difumina y desaparece. Queda el relato de su leyenda, pero solo se conjuga en pasado. Transcurre el tiempo, callan las pistolas y entonces alguien sentencia que el w¨¦stern ha muerto. Ya lo mataron la modernidad, la guerra de Vietnam o la carrera espacial. Los ¨²ltimos verdugos, se dec¨ªa, son los superh¨¦roes, conquistadores de taquillas. En un duelo al sol, no hay rev¨®lver que derrote b¨ªceps de acero. Pero un buen cowboy nunca se rinde. Menos en el cine, su terreno de conquista durante d¨¦cadas. No importa que el mundo haya cambiado; tampoco que el whisky ya no sepa como en los antiguos salones. ¡°Ha habido momentos en que el w¨¦stern pasaba de moda, pero siempre acaba volviendo¡±, tercia Ethan Coen. ¡°?Ser¨¢ porque es un g¨¦nero cinematogr¨¢fico por excelencia? ?Por razones formales o ideol¨®gicas?¡±, plantea su hermano, Joel. Desde luego, ellos no se cansan de reanimarlo: hoy se estrena en Netflix ¡ªy en alg¨²n cine selecto¡ª La balada de Buster Scruggs, su tercera incursi¨®n en el g¨¦nero. O algo m¨¢s: ¡°Es una taxonom¨ªa del w¨¦stern¡±.

Pistoleros, forajidos, monturas, alguaciles, indios, hogueras, praderas y ca?ones. Una caravana de iconos desfila por los seis episodios de esta antolog¨ªa. Pero los Coen no cabalgan solos en la llanura. En Venecia, junto con La balada de Buster Scruggs, se pudo ver The Sisters Brothers, de Jacques Audiard ¡ªsin fecha de estreno en Espa?a¡ª. Y, en general, varios filmes recientes se han aventurado m¨¢s all¨¢ de la frontera en busca de pepitas de oro. Desde 2015, Bone Tomahawk, Comancher¨ªa, Slow West, El renacido, Mi hija, mi hermana, Los odiosos ocho, La venganza de Jane, The Rider y series como Godless o Westworld han mostrado que los caminos hacia el lejano Oeste pueden ser distintos y exitosos. Es un w¨¦stern incluso el videojuego del a?o, Red Dead Redemption 2. Tras su ¨²ltimo sepelio, el g¨¦nero luce lleno de vida.

Lo cierto, eso s¨ª, es que hasta el vaquero m¨¢s empedernido se ha adaptado a las nuevas ¨¦pocas. A lo largo de su historia, el w¨¦stern ha expulsado al machismo y el racismo; ha viajado en el tiempo y el espacio, m¨¢s all¨¢ de EE UU y su mito fundacional. Celebra a pistoleras que acertar¨ªan el ojo de un halc¨®n en vuelo y ha quitado el bigote a sus villanos. ¡°La innovaci¨®n m¨¢s notable es que los w¨¦sterns contempor¨¢neos son m¨¢s multiculturales, inclusivos y ambiguos sobre el bien y el mal. S¨ª hay una constante: cada generaci¨®n los usa para definirse y lidiar con sus problemas¡±, afirma Richard Aquila, profesor em¨¦rito de Historia de la Universidad Estatal de Pensilvania y autor del libro Se busca vivo o muerto: el oeste americano en la cultura popular.

Como el jazz

Sisters Brothers trailer

¡°El coraz¨®n de los w¨¦sterns explora el Oeste m¨ªtico, tierra legendaria donde la gente com¨²n puede encontrar libertad y redenci¨®n¡±, contin¨²a Aquila. La definici¨®n es tan amplia que cada uno puede trazar su mapa. Para algunos, cabe hasta La guerra de las galaxias. ¡°Es un g¨¦nero muy estadounidense, del que se han apropiado otras culturas de modos muy interesantes. Es como el jazz, transformado por el mundo de formas que un americano nunca habr¨ªa imaginado¡±, asevera Joel Coen. ?l cita a Sergio Leone, pero valen Gonz¨¢lez I?¨¢rritu o David Mackenzie. O el espa?ol Mateo Gil, director de Blackthorn (2011): ¡°Otros cineastas me dec¨ªan: ¡®?Est¨¢s haciendo un w¨¦stern!¡¯. Mi generaci¨®n se crio con esos filmes, nuestros primeros aprendizajes de cine. Me sorprendi¨® la sensaci¨®n en el rodaje de que todos sab¨ªan qu¨¦ hacer¡±.

Al fin y al cabo, el w¨¦stern siempre estuvo ah¨ª. La UNESCO considera que The Story of the Kelly Gang, filme australiano de 1906 sobre el bandido Ned Kelly y su banda, es el primer largo narrativo. Y The Guardian estim¨® que, hasta los sesenta, uno de cada cuatro filmes pertenec¨ªa a este g¨¦nero. ¡°En aquellas d¨¦cadas se produc¨ªan m¨¢s de 150 buenas pel¨ªculas del g¨¦nero¡±, afirma Jos¨¦ Mar¨ªa Morera, autor del libro El w¨¦stern (viveLibro). Tanto que John Ford o John Wayne a¨²n seducen a la memoria colectiva. El w¨¦stern sigui¨® galopando: descubri¨® los grises, m¨¢s violencia, la iron¨ªa, los terrenos ¨¢ridos, Leone, Eastwood o Peckinpah. Sufri¨® una larga crisis, sobre todo en los ochenta, pero volvi¨® a cabalgar con la cabeza alta. Y, contra esa teor¨ªa de que el w¨¦stern solo es profeta en EE UU, dispar¨® la recaudaci¨®n mundial de Bailando con lobos o El renacido.

Desde hace ya mucho, el g¨¦nero se atrevi¨® incluso con su pasado. Y no solo por los remakes. ¡°W¨¦sterns crepusculares y revisionistas muestran que el h¨¦roe tradicional se vuelve anacr¨®nico o la fundaci¨®n de la naci¨®n es la historia de un genocidio¡±, defiende Francisco Benavente, profesor del m¨¢ster de Estudios de Cine y Audiovisual Contempor¨¢neos en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

Blackthorn, entre otras, analiz¨® tambi¨¦n el legado del w¨¦stern. Aunque el ejemplo clave es Sin perd¨®n. Con ella, Clint Eastwood pretend¨ªa ¡°enterrar al w¨¦stern¡±. ¡°No lo consigui¨® en absoluto. Es m¨¢s, su ¨¦xito propici¨® un cierto resurgimiento¡±, defiende Morera. Aunque Benavente s¨ª comparte algo con Eastwood: ¡°Sin perd¨®n y Dead Man, de Jarmusch, son los ¨²ltimos dos grandes w¨¦stern, por altura y ambici¨®n. Ninguno de los recientes ha impactado de forma real en el imaginario colectivo, no ha habido un equivalente de La La Land para el cine musical¡±. Una nueva caza est¨¢ abierta: se busca obra maestra.