Qu¨¦ malos son nuestros poetas
Suele creerse que los diarios reflejan como ning¨²n otro g¨¦nero la verdadera opini¨®n de quien los escribe, pero ese m¨¦rito corresponde a las cartas
¡°Escribir un diario y no mentir es como pasar delante de un espejo y no mirarse¡±. La frase es del portugu¨¦s Miguel Torga, que llev¨® un dietario durante d¨¦cadas. Tal vez tenga raz¨®n. Suele creerse que los diarios reflejan como ning¨²n otro g¨¦nero la verdadera opini¨®n de quien los escribe, pero ese m¨¦rito es para las cartas. ¡°Son el arma m¨¢s poderosa contra los estereotipos¡±, sostiene Andr¨¦s Soria Olmedo, al que debemos la edici¨®n de la correspondencia entre Pedro Salinas y Jorge Guill¨¦n que demoli¨® la buc¨®lica idea del 27 como generaci¨®n de la amistad. Astrud la cit¨® en una canci¨®n antol¨®gica. ¡°Qu¨¦ malos son / nuestros poetas¡±, cantaban.
Consciente de la importancia de una pr¨¢ctica amenazada por las ciberprisas, la Fundaci¨®n Giner de los R¨ªos y la Residencia de Estudiantes lanzaron el proyecto Ep¨ªstola, cuyo resultado m¨¢s reciente son tres vol¨²menes con la correspondencia de Alberto Jim¨¦nez Fraud, primer director de la casa. Fraud se escribi¨® con todo el mundo: sus maestros, sus pares y sus disc¨ªpulos. Entre estos ¨²ltimos, al menos intelectualmente, estaban el antrop¨®logo Julio Caro Baroja y el poeta Jos¨¦ ?ngel Valente, a los que conoci¨® en el exilio ingl¨¦s. Las cartas del primero contienen joyas ¨¢cidas como la que escribe en 1959 para hablar del historiador Raymond Carr, que preparaba un libro sobre Espa?a. ¡°Debe estar intoxicado de valleinclanismo carlista y saldr¨¢ con una apolog¨ªa de los hidalgos de la causa, muy ¡®Oxford 1950¡±, apunta. ¡°Estos inglesitos nos est¨¢n saliendo ranas, a fuerza de cursiler¨ªa. El difunto Wilde hizo m¨¢s da?o a la isla que todas las bombas de Hitler juntas. Aqu¨ª tambi¨¦n los hijos e hijas de las porteras han le¨ªdo ya El retrato de Dorian Gray y mezclando un poco de tosquedad manchega con refinamientos brit¨¢nicos y un poco de Opus Dei sale un tipo de espa?ol esquisito [sic]¡±.
Dos a?os m¨¢s tarde, Valente manda su propio informe: ¡°Los poetas se est¨¢n poniendo cada vez m¨¢s sosos. Hay otras gentes nuevas, aireadas y despiertas. Si los poetas no se enteran un poco, corren el riesgo de que se les seque y aburra por completo la mercanc¨ªa. Por otra parte, ¡®la nueva ola de la Costa Brava¡¯ ¡ªcomo Aquilino Duque llama a nuestros amigos de Barcelona¡ª tiene bastante irritados los ¨¢nimos de todos por sus pedanter¨ªas y aire proteccionista. Celaya mismo habla del ¡®marxismo Codorni¨²¡¯ al referirse a ellos (en la intimidad)¡±. As¨ª hablaban de Gil de Biedma, Barral y Goytisolo. En la intimidad, claro. Y por carta, ese g¨¦nero literario que va a morir... matando.
Babelia
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