Planetas y Ni?o de Elche, en las m¨¢s altas cumbres de la heterodoxia
Granadinos e ilicitano ponen a punto su alianza en Casa Patas ante un p¨²blico fan
Todo lo que hacen Los Planetas desde su alumbramiento es objeto de an¨¢lisis y escrutinio, lo que lleva casi siempre impl¨ªcito un cierto componente de morbo. La cita de este mi¨¦rcoles en Casa Patas, templo flamenco por antonomasia en Madrid, supon¨ªa poco menos que un ¨®rdago en ese juego de la fascinaci¨®n o la controversia. Era la primera vez que los granadinos comparec¨ªan en un tablao y tambi¨¦n la primera que se expresaban en un formato tan desnudo, con Jota respaldado solo por las guitarras ambientales y envolventes de Florent y por la voz de Ni?o de Elche, cabecilla en esa nueva generaci¨®n de los gur¨²s de la heterodoxia. La confluencia ilicitano-planetaria sirve para extremar el discurso de ambos, para dejarlo basculando en un filo inc¨®modo junto al precipicio. Porque Los Planetas m¨¢s flamencos nunca gozaron del favor de los flamenc¨®logos, pero tendr¨¢n ahora que superar tambi¨¦n las posibles reticencias de los planet¨®logos, tan alejada la intersecci¨®n como est¨¢ de la franja de seguridad del indie.
A la ¨¦pica que se presupone inherente a estos acontecimientos raros y excepcionales habremos de sumarle su car¨¢cter restringido, ya que en el angosto local de la calle Ca?izares apenas caben 130 almas (invitados incluidos) y los planetistas, tribu siempre voraz y desaforada, pulverizaron las entradas disponibles para mi¨¦rcoles y jueves en cosa de un suspiro. Hubo momentos de expectativas a medio colmar, esa sensaci¨®n inc¨®moda de que deber¨ªamos sentir un cosquilleo que no comparec¨ªa por ninguna parte. Pero tambi¨¦n se registraron ¨¦xtasis y eclosiones que, no por repetidas, dejan de ser emocionantes. Sobre todo en el ¨²ltimo tramo, m¨¢s rico en apoteosis (Yo no me asomo a la reja, Alegr¨ªas del incendio), de esta escueta sesi¨®n del ciclo Momentos Alhambra en Flamenco.
Hicieron gala de camarader¨ªa el cada vez m¨¢s inclasificable Francisco Contreras y Juan Ram¨®n Rodr¨ªguez Cervilla, ermita?o mayor del rock aflamencado, que present¨® a su nuevo mejor amigo como ¡°el que m¨¢s flamenco sabe de cuantos he conocido¡±. ¡°Podr¨ªa escribir libros y libros¡±, ahondaba Jota, ¡°pero ganar¨ªa menos dinero del que est¨¢ ganando ahora¡±. El Ni?o ya hab¨ªa avisado antes de que La leyenda del espacio (2007), la primera incursi¨®n seria de Los Planetas en lo jondo, era ¡°el disco que mejor ha aunado el flamenco y el rock, ese al que debemos los grandes dinerales que ganamos hoy en d¨ªa¡±. El maestro Morente, que hab¨ªa grabado Omega once a?os antes, tendr¨ªa que haber desarrollado una indulgencia infinita para asumir un diagn¨®stico de esa naturaleza.
El de Elche y los de Granada aprovecharon el encuentro, en cualquier caso, para medir fuerzas de cara al trabajo conjunto que anda en camino. Salga como salga la probatura, habr¨¢ de someterse a las comparaciones con Exquirla, la simbiosis de 2017 entre el Ni?o y el denso rock instrumental de Toundra. La ventaja en aquel caso era que los madrile?os carecen de vocalista y su aliado ocasional ejerc¨ªa como toma de tierra, enlace entre lo ambiental y lo espec¨ªfico. El problema en el binomio Planetas/Contreras, por lo que pudo intuirse anoche, radica en la dif¨ªcil convivencia de dos voces tan diametralmente opuestas. El Ni?o puede no ser can¨®nico, pero s¨ª enjundioso. En el caso de Jota, por el contrario, habr¨¢ que interiorizar una vez m¨¢s ese tono moh¨ªno y macilento, la fragilidad del murmullo, la ausencia de empaque, la imposibilidad de afinar en las inflexiones.
A Jota al menos se le o¨ªa anoche, desprovisto por una vez de ropajes instrumentales, pero no por ello se le entend¨ªa. Cantaba alejado del micro, fiel a esa obsesi¨®n por ocultar una voz por lo dem¨¢s desvencijada. Ambas partes apuestan por un acercamiento al flamenco nada docto, alejado de escuelas, exento de toda sacralizaci¨®n. Pero Tendr¨¢ que haber un camino y La llave de oro sugieren el alivio notable de que el de Elche alce la voz cantante, coja las riendas, aporte la m¨ªnima solvencia necesaria.
Jota al menos result¨® jocoso con las definiciones (¡°El flamenco de Granada es mainstream y el de Jerez, m¨¢s underground¡±), pero dej¨® abiertas todas las dudas en cuanto al t¨¢ndem. Porque Planetas y Francisco podr¨¢n representar -al menos sobre el papel- las m¨¢s altas cumbres de la heteodoxia. Pero habr¨¢ que comprobar si, como en El traje nuevo del emperador, no acaban compareciendo en pelota picada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.