El demonio de la depresi¨®n
Cuando llega la acci¨®n se parece demasiado a un mal 'slasher', Y ninguna de las coreograf¨ªas de las muertes, como tampoco su cl¨ªmax final, tiene el menor inter¨¦s
Por una vez con buen criterio, la distribuidora espa?ola de la pel¨ªcula estadounidense The possession of Hannah Grace ha decidido cambiar su t¨ªtulo original por el quiz¨¢ menos comercial pero m¨¢s exacto Cad¨¢ver. El primigenio, al estilo de otras tantas pel¨ªculas sobre exorcismos y posesiones (Audrey Rose, Emily Rose, Micaela, Isabella, Molly Hartley y Janet Moses), huele ya a podrido por exceso de uso y, lo m¨¢s importante, la presente historia comienza exactamente donde acaban las dem¨¢s: su primera secuencia es el cl¨ªmax de las otras, con el cura, la familia, has visto lo que ha hecho la cochina de tu hija y todos esos arquetipos, marcados a fuego de crucifijo sobre piel diab¨®lica desde El exorcista.
CAD?VER
Direcci¨®n: Diederik Van Rooijen.
Int¨¦rpretes: Shay Mitchell, Grey Damon, Louis Herthum, Kirby Johnson.
G¨¦nero: terror. EE UU, 2018.
Duraci¨®n: 85 minutos.
A partir de ah¨ª, y tras los cr¨¦ditos, este primer trabajo en Hollywood del holand¨¦s Diederik Van Rooijen pretende salirse del redil del t¨®pico. Y lo hace bien durante un tiempo. El estilo fotogr¨¢fico y de sonido tiene mucho m¨¢s que ver con el terror de los setenta, con un Boston helador y una ambientaci¨®n casi ¨²nica, el gran hospital de la ciudad y su morgue, que con el miedo m¨¢s convencional de la actualidad. Van Rooijen huye de los estallidos de m¨²sica para provocar sobresaltos, y siempre prefiere el silencio o el fomento de la tensi¨®n a partir del buen manejo de los elementos sonoros: la resonancia del encendido de unas luces, o de ordenadores, flashes de fotos, sirenas y puertas.
Lo peor de la pel¨ªcula es que cuando llega la acci¨®n se parece demasiado a un mal slasher (ya saben, sucesi¨®n de asesinatos de incautos, descre¨ªdos y secundarios varios, hasta llegar a la protagonista). Y ninguna de las coreograf¨ªas de las muertes, como tampoco su cl¨ªmax final, tiene el menor inter¨¦s: ni como cruel espect¨¢culo de la muerte ni como ejercicio cinematogr¨¢fico.
Sin embargo, parte de lo mejor de Cad¨¢ver est¨¢ en su visi¨®n social, algo ciertamente sorprendente en una producci¨®n de serie B que desde la base parece buscar lo comercial. En ese demonio de la depresi¨®n, peste contempor¨¢nea, que siega existencias a partir del abatimiento, el alcohol, las pastillas, la incomprensi¨®n o la soledad no querida ni asumida, reside lo m¨¢s recordable e ins¨®lito de la pel¨ªcula. Si hoy el diablo pretende venir a por nosotros para ocupar cuerpos y mentes, lo har¨¢ a trav¨¦s del desconsuelo, la desesperanza y el abandono, a trav¨¦s de la tristeza.
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