Lo que ocultaba el buf¨®n de Hassan II
El escritor marroqu¨ª Binebine novela la historia de su padre, que divert¨ªa al rey mientras su primog¨¦nito languidec¨ªa en prisi¨®n por atentar contra el monarca


Hay historias m¨¢s poderosas que sus personajes, y la de la familia Binebine pertenece a ese g¨¦nero ¨²nico, excepcional. El patriarca de la saga fue buf¨®n del rey Hassan II, pero le sigui¨® divirtiendo y riendo las gracias en los a?os de plomo,cuando el monarca marroqu¨ª envi¨® a las mazmorras a su primog¨¦nito, Aziz Binebine, por participar en 1971 en el golpe de Estado que pretend¨ªa derrocarle. Y mientras Binebine padre segu¨ªa arrullando al monarca hasta que cog¨ªa el sue?o con cuentos mil veces versionados, Binebine hijo iba languideciendo en la prisi¨®n secreta de Tazmamart, donde la oscuridad, las temperaturas extremas, el hambre, el silencio y la ausencia de horizonte temporal le fueron minando sin doblegarle del todo.
Aziz fue uno de los pocos supervivientes de esa represi¨®n ciega del dictador marroqu¨ª. Y su hermano peque?o, el conocido artista Mahi Binebine, ha novelado la historia de ese padre que entreten¨ªa al rey mientras no hac¨ªa re¨ªr precisamente a sus hijos, de los que reneg¨® en p¨²blico para mantener su posici¨®n. Yo, buf¨®n del rey (Alfaguara) es la historia de ese drama sin dramatismos, porque Binebine ha elegido el humor y el tono de cuento oriental para dibujar su historia.

¡°Cuando mi hermano sali¨® de la c¨¢rcel y le trajeron a casa, 18 a?os despu¨¦s, med¨ªa casi 50 cent¨ªmetros menos, parec¨ªa partido en dos, era como un superviviente de un campo nazi, era un muerto en vida¡±, cuenta Binebine. ¡°Los ¨²nicos cuatro que hab¨ªan sobrevivido de su pabell¨®n fueron los que no albergaban odio¡±.
En las primeras semanas, el hermano regresado reprodujo sus condiciones de vida en prisi¨®n: se tumbaba en el suelo en la habitaci¨®n m¨¢s escondida, en penumbra, y pasaba las horas en silencio, pero tambi¨¦n cumpli¨® las dos urgencias que se abrieron paso al ir recuperando la capacidad de vivir en libertad: la primera fue el abrazo de su madre, la ¨²nica que hab¨ªa mantenido la fe ciega en que estaba vivo y que le guardaba comida cada d¨ªa aunque no supiera nada de ¨¦l. Y la segunda, la reconciliaci¨®n con el padre. Su madre, entonces enferma de c¨¢ncer, vivi¨® su regreso como un regalo antes de morir (falleci¨® tres meses despu¨¦s). Su padre, que hab¨ªa formado otra familia, era asunto m¨¢s dif¨ªcil.
Pero tan libre de odio estaba el reci¨¦n liberado que pidi¨® a su hermano peque?o que le llevara a verle. ¡°Yo no quer¨ªa porque, para m¨ª, mi padre era el que nos hab¨ªa abandonado, hab¨ªa renegado de nosotros, hab¨ªa roto el libro de familia en la televisi¨®n. Y sin embargo, mi hermano mayor estaba ah¨ª dici¨¦ndome: ¡®Ll¨¦vame a verle¡¯. Y le tuve que llevar. En cuanto ambos se vieron, padre cortesano e hijo golpista se abrazaron sin parar de llorar. ¡°Descubr¨ª que mi padre era un ser excepcional¡±.
Cuando el odio te domina, aprendi¨® Binebine de su hermano, ¡°sobre todo te destruye a ti, rara vez afecta a los dem¨¢s¡±. Por ello, el pintor y escultor, cuya obra forma parte de la colecci¨®n permanente del Guggenheim de Nueva York, decidi¨® entregar p¨®stumamente a su padre la voz narradora de su libro, para conseguir as¨ª ese aroma a Las mil y una noches, de m¨²ltiples cuentos dentro de un cuento. ¡°Mi padre era un cuentista y por ello el libro ten¨ªa que ser como un cuento. El narrador es ¨¦l, le dej¨¦ contar su versi¨®n¡±, r¨ªe Binebine.
As¨ª acaba una historia de un hermano moralmente engrandecido mientras menguaba de tama?o; de un padre buf¨®n que no supo divertir a sus hijos; de un hermano peque?o que ha regalado a la literatura una amargura llena de ternura; de un da?o tan extraordinario como el perd¨®n que requiri¨®; y de una saga de bufones donde ese patriarca trabaj¨® para el rey y este hijo peque?o se dice ¡°buf¨®n de mis lectores¡±. Es, en ¨²ltima instancia, ¡°un libro de reconciliaci¨®n, de redenci¨®n, de paz. Yo tambi¨¦n estoy en paz¡±.
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