Viaje cinematogr¨¢fico a la Espa?a que alumbr¨® la Constituci¨®n
Seis de las filmotecas espa?olas colaboran por primera vez para construir una sesi¨®n compuesta con grabaciones privadas de Super-8 realizadas entre 1976 y 1979
La c¨¢mara recorre las calles de Valencia el 9 de octubre de 1977. Manifestaciones, carteles y pintadas, centenares de pintadas pol¨ªticas que reivindican, en valenciano, un estatuto para el "Pa¨ªs Valenci¨¢" la jornada en que se celebra el hoy conocido como D¨ªa de la Comunidad Valenciana. El operador -Lluis Rivera, veterano y conocido cineasta independiente- filma muros de obras, fachadas de casas, bajos comerciales, de izquierda a derecha: est¨¢ levantando acta de todo el fragor pol¨ªtico. As¨ª lo hace hasta el segundo final: el ¨²ltimo plano secuencia, tras mostrar el en¨¦simo muro de obra en el que se han plasmado esl¨®ganes reivindicativos, finaliza con una pareja haci¨¦ndose arrumacos en mitad de la acera, sin ser conscientes de que desde el otro lado de la calzada una c¨¢mara les esp¨ªa.
Es Espa?a desperez¨¢ndose. Una Espa?a reci¨¦n nacida a la democracia, que empieza a disfrutar de las libertades pol¨ªticas y sociales. Un pa¨ªs que lucha. Al principio con miedo, m¨¢s adelante con cierta alegr¨ªa. Que disfruta a su vez de d¨ªas de playa, de jornadas festivas, de chapuzones piscineros y tortillas de patatas en playas, en la que los ni?os recrean La guerra de las galaxias con s¨¢banas y disfraces caseros. Es tambi¨¦n una Espa?a que sufre, que entierra a, por ejemplo, abogados laboralistas asesinados y que homenajea a fusilados durante la Guerra Civil. De todo ello levanta acta Vestigios en Super-8: una cr¨®nica 'amateur' de los a?os del cambio, iniciativa de Filmoteca Espa?ola producida con la colaboraci¨®n del Centro Galego de Artes da Imaxe, Filmoteca de Andaluc¨ªa, Filmoteca de Castilla y Le¨®n, Filmoteca - Institut Valenci¨¤ de Cultura y Filmoteca de Navarra, y que se enmarca dentro de las celebraciones de los 40 a?os de la Constituci¨®n. La sesi¨®n dura una hora, est¨¢ compuesta por una veintena de grabaciones (la mayor parte sin sonido) en Super-8 ordenadas cronol¨®gicamente, y arranca con un d¨ªa de Reyes en la que un ni?o abre, tan ansioso como sus padres, los regalos aparecidos en su sal¨®n, para saltar al concierto de Jos¨¦ Luis Labordeta en Zaragoza el 21 de febrero de 1976. La ¨²ltima grabaci¨®n devuelve al p¨²blico a Valencia, al 24 de junio de 1979, a una manifestaci¨®n en pro de la liberaci¨®n sexual.
Los a?os del cambio
La Filmoteca Espa?ola ha celebrado este 2018 con un ciclo amplio, Los a?os del cambio, con el que recorre el cine de la Transici¨®n. Entre sus t¨ªtulos destacan:
El esp¨ªritu de la colmena (1973), de V¨ªctor Erice.
Duerme, duerme mi amor (1975), de Francisco Regueiro.
Camada negra (1977), de Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n.
Cuerpo a cuerpo (1984), de Paulino Viota.
Comisariada por Elena Oroz y Xose Prieto Souto, investigadores y profesores de la Universidad Carlos III de Madrid, la sesi¨®n se proyecta desde ma?ana y a lo largo de esta semana en las filmotecas que han colaborado con materiales ¡ªen Madrid, una mesa redonda ma?ana con Santos Zunzunegui, Pere Portabella, Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n y Carmen Arocena prologa la proyecci¨®n del mi¨¦rcoles¡ª y esconde varios secretos: la ¨²nica referencia a la Constituci¨®n no llega hasta sus t¨ªtulos de cr¨¦dito finales y no hay im¨¢genes que transcurran en Madrid. ¡°Ha sido un proyecto complejo¡±, asegura Oroz. ¡°Cada cineteca ha suministrado sus fondos de manera distinta, y por eso, adem¨¢s de cr¨®nica, que suena algo solemne, es un apunte, un inicio de colaboraci¨®n entre filmotecas que pueden dar lugar a m¨¢s sesiones¡±, cuenta Prieto Souto.
Los materiales, caseros, est¨¢n depositados por sus due?os en los centros de conservaci¨®n, lo que no significa que se puedan usar libremente: ha habido que pedir permisos a sus propietarios. ¡°Ha supuesto un gran esfuerzo de coordinaci¨®n y un trabajo apasionante. No sabr¨ªa contabilizar las horas de visionado, pero desde que recibimos el encargo hace tres meses hemos dormido muy poco¡±, confiesa entre risas la investigadora. ¡°Desde el punto de vista historiogr¨¢fico, hemos primado la mirada desde abajo, descentralizada y el enfoque microhist¨®rico¡±, dice Prieto. ¡°La sesi¨®n se puede disfrutar tambi¨¦n desde un punto de vista est¨¦tico, para observar la manera de filmar. Y como reflejo de cosas que hoy nos extra?an: por ejemplo, las calles repletas de papeletas pol¨ªticas, como si fuera spam f¨ªsico¡±, subraya Oroz.
En busca de la imagen escondida
¡°El material es desinteresado, lo que no quiere decir que estos autores no tengan afinidades pol¨ªticas o incluso muy militantes, como las pel¨ªculas gallegas, filmadas por Carlos Varela¡±, cuenta Elena Oroz, una de los dos comisarios de la sesi¨®n. ¡°Se congregan en unas mismas im¨¢genes grandes gestos, momentos hist¨®ricos, con la cotidianidad de la vida¡±. Ese valor se suma al hecho de que como registros privados han quedado ¡°al margen del imaginario audiovisual de este per¨ªodo¡±.
Solo algunos creadores, como Cecilia Bartolom¨¦, Isaki Lacuesta en La matan?a del porc (2012), el cineasta Ramiro Ledo con el material de Carlos Varela, el colectivo Cine de Clase o Victoria Prego en su famosa serie sobre la Transici¨®n, han trabajado con materiales parecidos para construir su propia obra. Oroz se?ala: "El Super-8 puede servir para recuperar momentos censurados en otros formatos. El mejor ejemplo es el concierto de Labordeta, que Alberto S¨¢nchez Mill¨¢n film¨® por orden de TVE". Por seguridad, us¨® dos c¨¢maras: una de 16mm y otra de 8 mm. El concierto acab¨® con una carga policial, el gobernador civil de Zaragoza prohibi¨® un segundo recital y TVE censur¨® el material... el de 16 mm. S¨¢nchez Mill¨¢n escondi¨® y guard¨® el de 8 mm.
La sesi¨®n sirve para mostrar carencias de aquella ¨¦poca, como el machismo. ¡°No hemos encontrado registros del movimiento feminista¡±, apunta Oroz, ¡°y eso que los hemos buscado. No quiero decir que no existan, sino que no hay en las filmotecas¡±. Dos detalles resaltan desde los ojos del siglo XXI. Uno es la inocencia con la que los espa?oles se comportan ante las c¨¢maras, bien porque les filman seres queridos bien porque a¨²n no hab¨ªa nacido la conciencia actual del poder de la imagen. El otro nace de comparar las im¨¢genes de las manifestaciones de esos tres a?os: si al inicio la gente aparece tensa, compacta; m¨¢s tarde se nota m¨¢s soltura, alegr¨ªa, incluso cierto esp¨ªritu l¨²dico. Espa?a se despierta tras 40 a?os de pesadilla dictatorial.
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