La inmadurez sentimental

Emilio Mart¨ªnez-L¨¢zaro se ha ido convirtiendo en tal cl¨¢sico de la comedia rom¨¢ntica que casi se podr¨ªa hacer una tesis doctoral sobre c¨®mo han evolucionado las relaciones de pareja en los distintos momentos de la sociedad espa?ola de los ¨²ltimos 30 a?os a trav¨¦s de sus pel¨ªculas.

La efervescencia sexual, intrascendente y procaz, de los a?os ochenta en El juego m¨¢s divertido (1988). La toma del poder de la mujer, el del atrevimiento y el de las decisiones, tanto en el sexo como fuera de ¨¦l, seguridad absoluta en cada sentencia, ante el progresivo empeque?ecimiento del hombre, en Amo tu cama rica (1992) y Los peores a?os de nuestra vida (1994). La inseguridad masculina, cercana al patetismo, y la imposible conciliaci¨®n entre los celos, la infidelidad y el remordimiento, en El otro lado de la cama (2002). Los miedos de la pareja ante el qu¨¦ dir¨¢n, ante la heterogeneidad de una pareja en una sociedad que solo busca la homogeneidad, de costumbres, de ideales y de procedencia, en 8 apellidos vascos (2014). Y ahora, en Miamor perdido, su nueva obra, el miedo a la ruptura, la inmadurez amorosa, el mutuo recelo de hombre y mujer a convertirse en adultos, a la estabilidad y a la seguridad en las relaciones sentimentales.

Que en la pel¨ªcula un gato ejerza de met¨¢fora de su amor y, en cierta medida, sea el sustituto de lo que un d¨ªa supusieron los hijos ya lo dice todo. Los dos protagonistas, los estupendos Michelle Jenner, graciosa, espont¨¢nea, carcajada contagiosa, m¨¢s guapa y moderna que nunca, y Dani Rovira, en un papel en el que encaja a la perfecci¨®n de c¨®mico de mon¨®logos (perd¨®n, stand-up comedy), est¨¢n lejos de ser un modelo de conducta. De hecho, el secundario que interpreta (y muy bien) Vito Sanz llega a verbalizar su ¡°idiota inmadurez¡±. Sin embargo, eso quiz¨¢ los haga m¨¢s cercanos a una sociedad en torno a la treintena de edad donde esa tipolog¨ªa se supone mayoritaria.

Pel¨ªcula un tanto desigual en su guion, obra de Clara Mart¨ªnez-L¨¢zaro y Miguel Esteban, donde a momentos de puro screwball comedy (la ins¨®lita situaci¨®n en la que se conocen, el dominio femenino, y no solo con el personaje de Jenner, tambi¨¦n con el de Mar¨ªa Hinojosa, gran descubrimiento para el cine), le pueden suceder situaciones alargadas y de gracia discutible (la parte de las bromas mutuas, y las del gato), Miamor perdido est¨¢ siempre mejor dirigida que escrita. Mart¨ªnez-L¨¢zaro se luce incluso en la comedia f¨ªsica, en el slapstick, tan dif¨ªcil en su puesta en escena y en el montaje, y cuenta con una ayuda primordial: la magn¨ªfica banda sonora de Roque Ba?os, punteando cada situaci¨®n con el ritmo y el tono perfectos, para acabar conformando el ¨²ltimo eslab¨®n c¨®mico sentimental de una filmograf¨ªa de gran coherencia.