La man¨ªa de los nombres
Cuantos menos espectadores van yendo al cine m¨¢s duran hoy en d¨ªa los t¨ªtulos de cr¨¦dito del final de las pel¨ªculas
Cuantos menos espectadores van yendo al cine m¨¢s duran hoy en d¨ªa los t¨ªtulos de cr¨¦dito del final de las pel¨ªculas. Se ha transformado en una man¨ªa, probablemente forzada por los sindicatos de Hollywood, el que figuren todos y cada uno de cuantos hayan intervenido en el rodaje, desde los int¨¦rpretes principales y los compositores hasta los conductores de los camiones o los pinches de cocina, sin olvidar las listas de agradecimientos tan largas como innecesarias. Los primeros nombres en aparecer son siempre interesantes porque suelen informar sobre los int¨¦rpretes secundarios o servicios t¨¦cnicos destacados, pero la retah¨ªla siguiente solo suele interesar a los familiares de cada cual por muy grande que sea su m¨¦rito.
Sin embargo, de vez en cuando hay pel¨ªculas en las que se ameniza la lista de nombres incluyendo im¨¢genes inesperadas. Recientemente, por ejemplo, en El rey de los ladrones donde aparecen en su plena juventud los actores que hemos visto seniles en la pel¨ªcula, bien maltrechos por la edad. O en El fot¨®grafo de Mauthausen, donde se inclu¨ªan las aut¨¦nticas fotograf¨ªas que el prisionero real realiz¨® clandestinamente en el campo de concentraci¨®n y que sirvieron luego para condenar a sus verdugos en los juicios de Nuremberg. Son sorpresas extraordinarias que albergan algunas pel¨ªculas que, cuanto menos, contienen la banda musical que en ocasiones es candidata al Oscar o es una obra maestra. Es el caso, por ejemplo, de Novecento que la 2 emiti¨® como homenaje a Bernardo Bertolucci con motivo de su muerte.
Pero al margen de que como versi¨®n original ¨Cen el sistema dual- emitieran de Novecento la doblada al ingl¨¦s, TVE corri¨® rauda y veloz para suprimir los t¨ªtulos de salida aunque se estuviera oyendo con ellos la magn¨ªfica m¨²sica de Morricone. Y algo as¨ª hacen todas las cadenas aunque sean ellas mismas las productoras de la pel¨ªcula. No suelen dejar ni un asomo de los t¨ªtulos, despavoridas ante la idea de que alguien desconecte su emisora y huya a otra como se hace con la publicidad, con cuyos excesos en cambio, no tienen remilgos. Money is money. Un poco de calma, se?ores, ni tanto ni tan calvo.
Babelia
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