Ojos que hablan: otra forma de instituci¨®n en Cerezales
La exposici¨®n ¡®Aqu¨ª eran los ojos los que hablaban¡¯, comisariada por Juan Canela en la Fundaci¨®n Cerezales, sintoniza con el papel revitalizador, respetuoso y sostenible de esta instituci¨®n privada leonesa
No quedan sillas. La asistencia a esta inauguraci¨®n en Cerezales del Condado (Le¨®n) desborda las previsiones. Fallan las cuentas: hay unos 150 espectadores, cuando el pueblo donde est¨¢ la sala no cuenta con m¨¢s de 20 habitantes. No les espera ni un c¨®ctel, ni un vino de honor, y poco saben acerca de las artistas de la muestra, Rita Ponce de Le¨®n y Fina Miralles. Charlan animadamente con los directores del espacio y se acercan a las obras sin reverencias, sin miedos y sin complejo de inferioridad. Observan las instalaciones art¨ªsticas de t¨² a t¨². El secreto est¨¢ en los ojos.
Rita Ponce de Le¨®n habla. Agradece a los participantes de un taller que plante¨® durante la residencia que realiz¨® durante un mes en la casa rural del pueblo. Dice que se ha creado un ¡°v¨ªncu?lo profundo y ef¨ªmero¡± con ellos. Todos sonr¨ªen. Hay una complicidad en sus miradas que expresa mucho m¨¢s de lo que las palabras de la artista puedan verbalizar. Y as¨ª como ese taller en el que Ponce de Le¨®n guiaba a los vecinos en una coreograf¨ªa sin guion, intentando que los cuerpos se conectaran con la tierra y con el espacio, el espacio trata de conectarse con la tierra y con los vecinos. Y si los ojos hablaran, dir¨ªan que s¨ª. Que lo han conseguido.
La muestra pone en di¨¢logo obras de Fina Miralles y Rita Ponce de Le¨®n y las conecta con el entorno
La Fundaci¨®n Cerezales Antonino y Cinia (FCAYC) se instal¨® en 2009 en este pueblo leon¨¦s gracias a la generosidad de un oriundo, Antonino Fern¨¢ndez, empresario que hizo fortuna en M¨¦xico a la cabeza de la marca de cervezas Corona. La primera y principal misi¨®n fue recuperar las escuelas, comenzando con la que fuera la ¨²ltima aula que pis¨® Antonino antes de irse del pueblo con 14 a?os. Hoy es la sede de la Fundaci¨®n, que ha crecido en espacios y en lineamientos. Cuentan desde 2014 con un edificio m¨²ltiple de 2.800 metros cuadrados, dise?ado por el estudio de Alejandro Zaera Polo y Maider Llaguno, que alberga salas de taller, sala de exposiciones y un nuevo auditorio que se estrenar¨¢ a principios del a?o que viene. Acaba de ganar el I?Premio a la Construcci¨®n Sostenible, gracias a su dependencia de fuentes de energ¨ªa renovables: geotermia, biomasa y materiales de cambio de fase.
Los ejes de la FCAYC tambi¨¦n son ahora triples: etnoeducaci¨®n, m¨²sica y arte contempor¨¢neo. Todo esto, que puede oler a elitismo, cuenta con el apoyo e interacci¨®n de los vecinos por un ¨²nico motivo: se piensa y se hace con y para ellos. Partiendo por la labor de archivo de la memoria de los lugare?os, guiado por el realizador Chus Dom¨ªnguez, hasta el ¨²ltimo taller sonoro en una escuela rural cercana. El equipo del FCAYC, compuesto por nueve humanos, dos bueyes, una ternera y una mastina, coordina todas las iniciativas y las vuelca en la poblaci¨®n. Desde que se emplazaron en Cerezales, el pueblo ha vuelto a contar con un bar (advertido por una se?al de ¡°Coronita¡±), una empresa de riego, una casa rural y trabajos diversos relacionados con su labor, como la de vigilante de sala y montador ocasional, que cubre Maxi. Lo que hace que esta instituci¨®n privada sea diferente no es que acudan 150 personas a un opening, sino que, en un ¨¢rea castigada por la despoblaci¨®n, logre frenar la huida.
El v¨¦rtice m¨¢s visible del tri¨¢ngulo de acci¨®n de la FCAYC es sin duda las exposiciones temporales. Convocan tres al a?o, dos de ellas relacionadas directamente con el entorno y el paisaje. La exposici¨®n Aqu¨ª eran los ojos los que hablaban es de las que enra¨ªzan con el contexto y lo hace adem¨¢s siguiendo el esp¨ªritu de la instituci¨®n: poniendo en liza otra forma de comisariar. Juan Canela parte de los trabajos que mudan a la naturaleza en humana y a lo humano en naturaleza de Fina Miralles (Sabadell, 1950) para conformar un espacio de meditaci¨®n. Las fronteras entre lo artificial, lo perteneciente al reino animal y al de las plantas se diluyen en propuestas de velocidad ralentizada y de acci¨®n comedida. Los esenciales dibujos y pinturas ganan en un todo que evoca y se aboca al exterior a trav¨¦s de los cristales de la nave. El sentido de la Dona-arbre (mujer-¨¢rbol), la imagen de Miralles enterrada en un campo de cultivo, tiene m¨¢s del Walt Whitman de Hojas de hierba que del Mariano de Amanece, que no es poco, de la filosof¨ªa zen y la poes¨ªa que tambi¨¦n se asoman en sus v¨ªdeos de olas rompiendo en el mar, atardeceres anaranjados y nubes en viaje. Una imposible b¨²squeda de lo fortuito que comparte vocaci¨®n y protagonistas con las obras de Tacita Dean.
La entidad ha conseguido que los vecinos del pueblo se acerquen al arte sin complejos ni miedos
El comisario invita a otra creadora, Rita Ponce de Le¨®n (Lima, 1982), a que juegue, refleje y resuene con las obras de Miralles. El reto de la peruana ha sido doble: responder a las sugerencias de la catalana y, a su vez, hacerlo en asociaci¨®n con el paraje circundante. A pesar de las distancias, la conexi¨®n se establece a trav¨¦s de las acertadas r¨¦plicas en forma de hojas secas, una l¨ªrica que incide en la fusi¨®n de la mujer con la naturaleza, y el v¨ªdeo del taller antes citado, que, aun siendo una pieza de menor inter¨¦s para el espectador, desvela la activaci¨®n del cuerpo frente a estos referentes: la recuperaci¨®n de nuestro ¡°yo¡± terrenal y la necesidad de di¨¢logo. Lo que ocurre en la sala es s¨®lido y coherente, generando un tiempo y una atm¨®sfera con capacidad de irradiar al visitante, aunque sea de manera breve. Recuperando las palabras que Rita Ponce de Le¨®n pronunciaba frente a los vecinos de Cerezales, qu¨¦ es una exposici¨®n sino un v¨ªnculo profundo y ef¨ªmero de una obra de arte con un espectador.
¡®Aqu¨ª eran los ojos los que hablaban¡¯. Fina Miralles y Rita Ponce de Le¨®n. Fundaci¨®n Cerezales (Cerezales del Condado, Le¨®n). Hasta el 31 de marzo de 2019.
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