Hasta enterrarlos en el mar: contra la movida madrile?a y la Transici¨®n
Un nuevo libro denuncia el lado oscuro de la "movida"
Fue la gran pirueta de 2014. V¨ªctor Lenore, periodista que cubr¨ªa el territorio del indie musical, hac¨ªa fe p¨²blica de su arrepentimiento con Indies, hipsters y gafapastas. Un libro meditado que, confesar¨ªa posteriormente en alguna entrevista, no le ayud¨® en t¨¦rminos profesionales: en el pa¨ªs donde Dostoievski situ¨® a su Gran Inquisidor, en general no gustan los ap¨®statas.
La posterior trayectoria period¨ªstica de Lenore ha sido trepidante, con reivindicaciones de Camela, Laura Pausini, o Isabel Pantoja. Uno aguardaba con curiosidad su nuevo libro, de t¨ªtulo contundente: Los espectros de la Movida. Por qu¨¦ odiar los a?os 80 (Akal). D¨¦jenme decirles que es m¨¢s y menos de lo que esper¨¢bamos.
Menos ya que, visto su escaso texto, uno esperaba un pamphlet agresivo, al estilo franc¨¦s. Y no. Pertenece a un subg¨¦nero ya trillado: el dosier para un juicio sumario contra la Movida, seguido por la sentencia y su ejecuci¨®n. Lenore ha rastrillado todas esas an¨¦cdotas que producen sonrojo m¨¢s los arreglos de cuentas y los renuncios. Nada escapa a sus p¨²as: hasta a?ade fragmentos de ficciones de Francisco Umbral, V¨ªctor Coyote o Juan Madrid.
Hay demasiadas citas y pocos filtros. Se recogen denuncias de artistas amargados que, como m¨ªnima precauci¨®n, deber¨ªan haber sido puestas en cuarentena. Se celebran programas televisivos sin cuestionar su nepotismo. Para tratarse de un movimiento inicialmente musical, el proceso de escucha de Lenore no parece muy profundo: Aute es reconvenido por Qu¨¦ me dices, cantautor de las narices, supuesta muestra ¡°de crueldad ins¨®lita¡± con los cantautores, sin comprender que el propio Luis Eduardo ironizaba sobre su imagen p¨²blica (y la de sus colegas). Aspirando a la caza mayor, denuncia Ring, ring, ring, de Sabina, como ¡°la canci¨®n m¨¢s rancia del pop espa?ol¡±, sin advertir que es un ejercicio de estilo, basado en madrile?izar el Like a Rolling Stone, de Dylan. Claro que no podemos esperar mucha finezza de alguien que describe el cancionero de Joaqu¨ªn como ¡°la apoteosis del yuppismo¡±. Seguramente, tal caracterizaci¨®n hasta complacer¨ªa a Sabina, que super¨® los a?os ochenta sabi¨¦ndose marginado por la modernidad.
Suger¨ªa que Por qu¨¦ odiar los a?os ochenta es m¨¢s que un alegato contra la movida. No, tambi¨¦n pretende desmontar la Santa Transici¨®n, pulsi¨®n irresistible entre los que alcanzaron la mayor¨ªa de edad cuando la principal amenaza a la convivencia eran los B¨¢rbaros del Norte. Unos asesinos implacables que eran jaleados por muchos de los grupos del llamado rock radical vasco, movimiento aqu¨ª piropeado ya que ¡°ha envejecido mucho mejor que el pop de la capital¡±.
Esta mezcla de observaciones ad hominem y pinceladas gruesas esconde cierta ¡°nostalgia del odio¡±, ansia de revanchismo. Lenore lamenta incluso que los dem¨®cratas de 1978 no elaboraran ¡°listas negras de intelectuales fascistas¡±, como asegura que ocurri¨® tras la Revoluci¨®n de los Claveles portuguesa: ¡°all¨ª se margin¨® culturalmente a quien hab¨ªa legitimado el r¨¦gimen militar, mientras aqu¨ª se prefiri¨® cubrir todo de purpurina, poniendo los medios p¨²blicos a los pies de una pandilla de j¨®venes pintados de colores¡±. Uno deber¨ªa recordar que el 25 de abril fue un golpe militar r¨¢pido, incruento, exitoso. Justo lo contrario al que se inici¨® el 18 de julio. Antes de convocar a una nueva guerra civil, conviene estudiar el resultado de la anterior, la correlaci¨®n de fuerzas, los peligros de la intransigencia.
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