Los ciclos del para¨ªso
Es una de las pel¨ªculas m¨¢s enigm¨¢ticas de Naomi Kawase, y tambi¨¦n es una obra rica en detalles expresivos
Cuando, al comienzo de Viaje a Nara (Visi¨®n), Satoshi (Masatoshi Nagase) tala un tronco para proveerse de le?a y dirige su mirada hacia el cielo, una r¨¢faga de viento mueve las ramas de los ¨¢rboles, evocando la esbozada ferocidad de un mar que anuncia una tormenta. Un cierto h¨¢lito apocal¨ªptico recorre esta pel¨ªcula en la que Naomi Kawase sigue fiel a sus esencias, a la par que se coloca en un inesperado territorio de cercan¨ªa con el cine de cat¨¢strofes, sugiriendo m¨¢s de una posible l¨ªnea de parentesco con la po¨¦tica de Kiyoshi Kurosawa, el cineasta que con mayor insistencia ha profundizado en la naturaleza progresivamente espectral de la condici¨®n humana. La directora captura la vida natural en su vibrante organicidad, pero su c¨¢mara tambi¨¦n recorre los t¨²neles que horadan las monta?as, las v¨ªas ferroviarias¡ las huellas de la presencia humana, en suma.
VIAJE A NARA (VISI?N)
Direcci¨®n: Naomi Kawase.
Int¨¦rpretes: Juliette Binoche, Masatoshi Nagase, Takamnori Iwata, Mari Natsuki.
G¨¦nero: fant¨¢stico. Jap¨®n, 2018.
Duraci¨®n: 109 minutos.
Jeanne (Juliette Binoche), cronista de viajes, se desplaza hasta los bosques milenarios de la prefectura de Nara, en b¨²squeda de una planta mitol¨®gica: la Visi¨®n, que libera sus esporas una vez cada mil a?os, periodo de tiempo que acaso tambi¨¦n pueda marcar el ciclo de renovaci¨®n que la naturaleza necesita para librarse de hu¨¦spedes tan agresivos como la propia humanidad. Viaje a Nara (Visi¨®n) es una de las pel¨ªculas m¨¢s enigm¨¢ticas de Kawase. Tambi¨¦n es una obra rica en detalles expresivos ¨Cel modo en que la puntual l¨¢grima que recorre el rostro de la Binoche anticipa las m¨¢s esquivas resonancias de la trama- y generosa en su capacidad reflexiva, como ilustra esa poderosa conversaci¨®n sobre la capacidad del lenguaje para comunicar conceptos, tan condicionada por su incapacidad para transmitir sentimientos.
El bosque de Nara, con su latente amenaza, se configura como territorio fant¨¢stico, capaz de abolir el tiempo. All¨ª, el personaje de Jeanne podr¨¢ cerrar una historia abierta, que la pel¨ªcula ha ido tratando, con singular elegancia, como esquivo sustrato de un presente donde el encuentro entre ella y el opaco le?ador Satoshi abre un camino posible: el del amor y el afecto, cualidades redentoras de una especie humana a la que se confi¨® un para¨ªso.
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