Desconfiando del narrador no fiable
Faltan locura y poes¨ªa, porque Fogelman quiere (o cree) ser atrevido, pero s¨®lo dentro de un orden
La figura del narrador no fiable centra la tesis doctoral de uno de los personajes de Como la vida misma, circunstancia que inspira el primer gran golpe de efecto en este segundo largometraje como director de Dan Fogelman. Los primeros minutos de la pel¨ªcula son confiados a la voz en off, declaradamente no fiable, de un Samuel L. Jackson que no tarda demasiado en romper la cuarta pared, dejando al espectador sin asideros. Una clara anticipaci¨®n de otra ruptura algo m¨¢s radical que Fogelman puntuar¨¢ con un largo silencio que marca el m¨¢ximo pico de riesgo que este melodrama delirante est¨¢ dispuesto a alcanzar.
COMO LA VIDA MISMA
Direcci¨®n: Dan Fogelman.
Int¨¦rpretes: Oscar Isaac, Olivia Wilde, Antonio Banderas, Sergio Peris-Mencheta.
G¨¦nero: drama. Estados Unidos, 2018
Duraci¨®n: 117 minutos.
Quienes conozcan This is Us, serie televisiva de Fogelman, pueden formarse una cierta idea del tema de fondo: la convicci¨®n de que, a pesar del aparente caos de la existencia, todas las vidas est¨¢n conectadas a trav¨¦s de una secreta red de sentido. Y, de hecho, esa certeza acaba delatando que el autor de Como la vida misma es, precisamente, el tipo de contador de historias que jam¨¢s confiar¨ªa su discurso a un narrador no fiable, porque este requiere de un lector (o espectador) activo y lo que est¨¢ claro es que la ambig¨¹edad y el matiz no han sido invitados a esta fiesta del subrayado, la obviedad y el discurso gratuitamente cerrado. De hecho, el propio Fogelman se encarga de desautorizar la tesis doctoral del personaje antes mencionado, seg¨²n la cual todo narrador ¡ªsalvo la vida misma y aun as¨ª¡ª es, en esencia, una voz de poco fiar.
La constelaci¨®n de azares que unir¨¢ a dos familias ¡ªuna de intelectuales neoyorquinos, otra de aceituneros andaluces¡ª mediante una improbable historia de amor lleva a este cr¨ªtico a pensar que quiz¨¢ Fogelman ten¨ªa presente como modelo los melodramas de Julio Medem. Algo hay aqu¨ª, de hecho, de la reciente El ¨¢rbol de la sangre, pero las sincron¨ªas, como los azares o los narradores supuestamente fiables, resultan siempre sospechosas: s¨ª, el dispositivo de ambas pel¨ªculas podr¨ªa parecerse, pero aqu¨ª faltan locura y poes¨ªa, porque Fogelman quiere (o cree) ser atrevido, pero s¨®lo dentro de un orden (muy cursi).
Babelia
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