Javier Perianes desgrana el misterio de Debussy
El pianista alcanza una de sus cumbres con la grabaci¨®n de los Preludios del compositor franc¨¦s para cerrar su centenario
A Debussy apenas le gustaba la m¨²sica. O m¨¢s bien, la que otros que no fueron ¨¦l hab¨ªan compuesto hasta entonces. Despreciaba a Brahms, Chaikovski le cargaba y Beethoven le aburr¨ªa soberanamente. Cre¨ªa que el sonido de la naturaleza era la mejor inspiraci¨®n maestra para recrear algo que se le acercara en la imaginaci¨®n.
Pocas excepciones, seg¨²n ¨¦l, hab¨ªan merodeado su verdadera esencia salvo Chopin, Bach y un pu?ado m¨¢s. Para empezar, se impon¨ªa romper la forma y ese desarrollo mediante el cual muchos, anteriormente, hab¨ªan intentado pasar a la posteridad. Tocaba buscar la pura emoci¨®n dentro de ese instante llamado sorpresa, m¨¢s que un caudal de repeticiones. Javier Perianes ha seguido su dictado en el pasado a?o de su centenario y acaba de publicar el primer libro de sus Preludios para piano junto a algunas Estampas: ¡°De alguna manera u otra ten¨ªa que regresar a ¨¦l. Lo interpreto desde que me formaba en el conservatorio¡±.
Regresar a fondo, se refiere el pianista andaluz (Nerva, Huelva, 1978). A la ra¨ªz de la que ha sido una de sus persistentes obsesiones desde los comienzos. Hasta ahora, en anteriores discos o programas, Perianes hab¨ªa abordado a Debussy fragmentado o en combinaci¨®n con otros, como Chopin o Falla.
El int¨¦rprete andaluz ha desarrollado un gusto especial por repertorios poco trillados y microformas
De un recital suyo en el Patio de los Arrayanes de la Alhambra surgi¨® ¡ les sons et les parfums, grabado en 2013. Naci¨® como idea dentro de la fortaleza granadina, a la que el propio Debussy utiliz¨® como lejana inspiraci¨®n e incluso dedic¨® algunas piezas, iluminado por postales. ¡°Dec¨ªa que a falta de medios, bien ven¨ªa cualquier fotograf¨ªa para avivar la imaginaci¨®n¡±. Perianes ide¨® todo un di¨¢logo entre Chopin y el franc¨¦s, en una obra memorable para Harmonia Mundi, su sello habitual. ¡°Esa conexi¨®n basada en la admiraci¨®n que profesaba a Debussy su antecesor deb¨ªa ser explorada¡±.
Ahora los Preludios ahondan en esa b¨²squeda de la forma como fin en s¨ª mismo. Como una puerta abierta, m¨¢s po¨¦tica que narrativa. Justo la intenci¨®n del m¨²sico, amante de Edgar Allan Poe y Baudelaire como faro del simbolismo que despu¨¦s desarrollan Mallarm¨¦, Verlaine¡ El camino que comenz¨® Bach en las Variaciones Goldberg o El clave bien temperado y continu¨® Chopin, sobre todo con sus propios 24 preludios, aderezado por Debussy con una fuerte conexi¨®n literaria, que en sus predecesores no fue quiz¨¢s tan evidente.
¡°La demostraci¨®n de que Debussy confiaba en esa apertura formal es que no les pon¨ªa t¨ªtulo hasta que los terminaba, no antes¡±, cuenta Perianes. Por no hablar de la ambig¨¹edad ilimitada de sus intenciones: ¡°Para abordarlo debes perseguir el equilibrio entre lo ingr¨¢vido y lo preciso, entre lo di¨¢fano y lo brumoso¡±, asegura el pianista.
As¨ª trata Perianes de explicar ese tr¨¢nsito emocional hacia lo invisible, como defin¨ªa el propio compositor. Se puede lograr mediante las t¨¦cnicas que el mismo Debussy aplic¨® para revolucionar la historia del piano. Lo consigui¨® pese a no haber querido desarrollar una carrera de int¨¦rprete propiamente y haber volcado su mejor literatura sobre el instrumento que m¨¢s am¨® al final de sus a?os. ¡°La utilizaci¨®n del pedal para suspender el sonido de una forma determinada, perseguir sensaciones cristalinas entre la nebulosa, marca la diferencia respecto a ¨¦l y el resto. Es una de las razones que explican su magia¡±, comenta el int¨¦rprete andaluz.
Esta ruptura de los desarrollos largos llev¨® a Debussy a una cumbre universal con los Preludios. Una b¨²squeda en la que Javier Perianes ha indagado dentro de varios discos con otros autores: ¡°No conscientemente, pero se ha dado, es verdad¡±. De hecho, ha desarrollado un gusto especial por repertorios poco trillados y microformas. Quiz¨¢s porque en ellas encuentra mayor luz en la que explorar su exquisitez y marcar una diferencia.
Antes de adentrarse en un disco completo con Debussy, como ha hecho ahora con estos Preludios y Estampas dentro del proyecto que Harmonia Mundi ha dedicado al franc¨¦s con diversos int¨¦rpretes mundiales en su centenario, Perianes grab¨® las Sonatas de Blasco de Nebra, la M¨²sica callada de Frederic Mompou, los Impromptus de Schubert, los Lieder ohne Worte de Mendelssohn, las Piezas l¨ªricas de Edvard Grieg o una selecci¨®n de obras inspiradas en la Alhambra por parte de compositores como Falla, Debussy, Alb¨¦niz o Turina.
Su dominio en el regodeo del momento musical y la depuraci¨®n de colores y sonidos se ha destilado en estas piezas b¨¢sicas, compuestas para el piano. Pero tambi¨¦n, Perianes ha abordado formas largas en sus grabaciones de Schubert y Beethoven, entre otros. O ahora Ravel y Chopin, de quien abordar¨¢ las sonatas segunda y tercera pr¨®ximamente. ¡°Los discos no los he grabado por grabar. Siempre he intentado que predominara una dramaturgia, algo que contraponer, que contar. Un punto de vista distinto¡±.
En eso, sigue los preceptos de Debussy, a quien tambi¨¦n hay que acercarse con la prevenci¨®n y el asombro de sentirse ante una personalidad heterodoxa. Si algo le defin¨ªa eran los contrastes. Fue exquisito gourmet y cruel rompecorazones. Cultivaba las amistades escogidas y mostraba alergia a los homenajes, aunque estos se los quisiera rendir el mism¨ªsimo Marcel Proust en vida.
Literatura aparte, muchos han querido establecer un hilo directo entre la pintura impresionista y su m¨²sica. Existe. Por puro contexto, entre otras cosas. Pero si a Debussy le preguntaban en vida por un pintor de referencia, eleg¨ªa antes las abstracciones de Turner que los contrastes de Monet, aunque respetara al precursor de la corriente que tambi¨¦n defini¨® su m¨²sica.
Pod¨ªa ser petulante y desde?oso. Sin embargo, ante lo que le gustaba de verdad, se compromet¨ªa: bien un bocado de caviar o una pieza de Chopin. No as¨ª de Wagner. De hecho, fue el primer m¨²sico considerado genio de la era poswagneriana en enmendar bien la plana al alem¨¢n y delimitar fronteras entre est¨¦ticas europeas a finales del XIX. De un lado, lo franc¨¦s; del otro, lo germ¨¢nico. El mal rollo que ya imaginan c¨®mo acab¨®, llevado al campo de la creaci¨®n.
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