Christian Bale: ¡°Si no me dedicara a esto, la gente dir¨ªa que necesito ayuda¡±
El actor encarna a Dick Cheney, exvicepresidente de EE UU, en 'El vicio del poder'. Tras ganar el Globo de Oro por su interpretaci¨®n, se acerca al Oscar
Christian Bale pertenece a esa rara estirpe de int¨¦rpretes que, como Robert de Niro o Daniel Day Lewis, son capaces de transformarse en otra persona. Y no solo en lo psicol¨®gico. En su caso, el cambio es tambi¨¦n puramente f¨ªsico. El actor, de 44 a?os (Haverfordwest, Reino Unido, 1974), tambi¨¦n cambia como persona. Un d¨ªa parece un tipo violento. Al siguiente, se antoja el m¨¢s dulce padre de familia. Bale tiene una personalidad tan inesperada que lo ¨²nico sorprendente del Globo de Oro que obtuvo el domingo por su papel de Dick Cheney, vicepresidente estadounidense con George Bush hijo, no fue la victoria sino el cerrado acento ingl¨¦s con el que este gal¨¦s que muchos consideran estadounidense recibi¨® el premio. La pel¨ªcula, El vicio del poder, se estrena hoy en Espa?a, y podr¨ªa llevarle al Oscar al mejor actor.
Lo ¨²nico que no cambia es su atuendo. ¡°?Qu¨¦ voy a decir? Me gusta el negro y odio ir de compras. Cuando encuentro algo que me gusta, acaparo¡±, bromea. Tampoco cambia de talla, pese a su famosa facilidad para engordar o adelgazar seg¨²n el personaje. ?El secreto? Usa prendas con el¨¢stico en la cintura. Eso hizo durante su ¨²ltima transformaci¨®n, cuando gan¨® cerca de 20 kilos para meterse en el cuerpo de uno de los pol¨ªticos m¨¢s vilipendiados de la historia estadounidense. ¡°[Adam McKay, el director] me dijo que encontrara a alguien sin carisma y odiado por todos¡±, dijo Bale al recoger el trofeo. Y lo dijo con iron¨ªa por un papel que sabe que le colocar¨¢ ¡°en el rinc¨®n de los despreciables¡±.
Satan¨¢s
Lo divertido es que, por mucho que agradeciera a ¡°Satan¨¢s¡± por la inspiraci¨®n que le dio para meterse en las carnes del maquiav¨¦lico vicepresidente, Bale mira a sus trabajos con cari?o. ¡°Adam es quien tiene la visi¨®n global. Es mi director y sabe lo que quiere contar. Yo me dedico a mi personaje. Y cuanto m¨¢s le estudio, m¨¢s le entiendo. Pienses lo que pienses de su ideolog¨ªa pol¨ªtica hay que reconocer que Cheney tiene un buen par de pelotas¡±, dice.
Bale siempre ha sido un int¨¦rprete lleno de contradicciones. Mientras que la calidad de su interpretaci¨®n evoca el famoso m¨¦todo, la ¨²nica preparaci¨®n de este actor precoz sin estudios de arte dram¨¢tico se la dio su debut en un anuncio de suavizante. Y su trabajo en Espa?a con Steven Spielberg en El imperio del sol, cuando ten¨ªa 13 a?os. Entonces no tuvo muy claro si lo hizo por amor al arte o por alimentar a su familia. Ahora esa parte de su trabajo la tiene m¨¢s clara: ¡°Es un privilegio que me ha dado una vida incre¨ªblemente interesante¡±, reconoce. No dice que no haya malos momentos, esos en los que la pel¨ªcula no va por donde ¨¦l querr¨ªa. ¡°Es un esfuerzo colectivo¡±, recuerda. ¡°Pero he hecho algunas muy buenas. Y El vicio del poder es una de ellas. Hilarante y terror¨ªfica. Uno de los filmes m¨¢s fascinantes en los que he tenido la oportunidad de trabajar¡±.
Si hubiera sido por ¨¦l, Bale nunca habr¨ªa encarnado a Cheney. Siempre inseguro, no se ve¨ªa en el papel. Pero se lo pidi¨® McKay, el hombre que le dirigi¨® en su tercera candidatura al Oscar con La gran apuesta (2015). Y Bale decidi¨® ser su lienzo. ¡°Tuve aqu¨ª todo el Cheney que necesitaba¡±, dice mientras muestra su tel¨¦fono, donde se baj¨® todas las im¨¢genes que pudo del que fuera vicepresidente en la era de George W. Bush para comprender a un personaje al que no lleg¨® a conocer. Y no por falta de ganas. ¡°Me lo desaconsejaron desde el departamento legal¡±, apunta. Tambi¨¦n fue una p¨¢gina en blanco para el equipo de maquillaje que casi cada d¨ªa le dio una nueva forma hasta encontrar a Cheney.
¡°Es la ¨²nica manera en la que s¨¦ trabajar: d¨¢ndolo todo¡±, resume. ¡°Tengo que saberlo todo para ser capaz de improvisar y hacer sugerencias si el momento lo requiere¡±, a?ade. No puede ocultar que es tambi¨¦n lo que m¨¢s le gusta de su trabajo. ¡°La oportunidad que me da el medio para comportarme de forma obsesiva aunque sin mojarme. Un comportamiento por el que, si no fuera porque soy actor, la gente dir¨ªa que necesito ayuda¡±, se r¨ªe, ya metido en su nuevo cuerpo, el del piloto de carreras Ken Miles para su pr¨®xima pel¨ªcula: Ford vs. Ferrari, sobre la rivalidad en los a?os sesenta entre las dos escuder¨ªas.
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