Rupturas y mediterr¨¢neos
Las relaciones en Podemos entre Errej¨®n e Iglesias recuerda a la violencia ¡®in crescendo¡¯ del toma y daca de las pel¨ªculas del Gordo y el Flaco
1. Ojo por ojo
Suelo aprovechar el tiempo que paso machac¨¢ndome (por prescripci¨®n facultativa) en la cinta de correr del gimnasio para ver en la tele los debates de la ma?ana o, si me resultan insufribles, para repasar en YouTube cortometrajes de la edad de oro del cine silente. El otro d¨ªa, cuando salt¨® a los medios lo de la traici¨®n de Errej¨®n y Carmena, no estaba viendo a Ferreras en su programa de la cadena que Javier Mar¨ªas llama ¡°Telepodemos¡±, sino Big Business, una hilarante cinta de 1929 producida por el gran Hal Roach y protagonizada por mis adorados Laurel y Hardy. Les resumo (sin gracia) el argumento: es verano, pero Stan y Ollie llevan su coche cargado de abetos navide?os que intentan vender, casa por casa, en una urbanizaci¨®n californiana. En todas les dicen que no, pero en la ¨²ltima se produce una serie de malentendidos con el propietario (James Finlayson) que dan pie a una desternillante sucesi¨®n de esa clase de gags en la que el d¨²o era especialista, y que en la jerga del primer Hollywood eran conocidos como tit for tat (¡°esto por eso¡±). Es decir, uno causa da?o a otro (o a sus propiedades), mientras la v¨ªctima espera su turno, imp¨¢vida y sin chistar, para una represalia equivalente: pim, pam; pim, pam. En la pel¨ªcula que me ocupa (t¨ªtulo espa?ol: Ojo por ojo), la violencia del toma y daca va in crescendo, en una enloquecida y furios¨ªsima escalada de venganzas que termina con la casa del reluctante cliente hecha a?icos, y el autom¨®vil del Gordo y el Flaco reducido a chatarra. Cuando acab¨® la peli y volv¨ª a la tele y a lo de Errej¨®n e Iglesias, no pude evitar pensar en ese tit for tat en que, desde Vistalegre II, han consistido las relaciones entre Errej¨®n e Iglesias, y en las que uno pegaba primero y el otro esperaba (en silencio) su turno para pegar m¨¢s fuerte. Y es que, a veces, la revoluci¨®n devora a sus hijos incluso antes de que tenga lugar, algo en lo que siempre se ha especializado la izquierda, con y sin Laclau. O, si se prefiere un s¨ªmil m¨¢s literario, lo que ha pasado es otro ejemplo m¨¢s del viejo motivo de los hermanos (no necesariamente de sangre) enemistados. Desde Prometeo y Epimeteo o, si se quiere, desde Ca¨ªn y Abel, hasta Vargas Llosa y Garc¨ªa M¨¢rquez, pasando por los Karamazov, claro. Ahora solo falta la novela de Podemos.
2. Rese?as
Sugerente, a pesar de que los datos en que se basa est¨¦n desfasados, el art¨ªculo ¡®Falta bibliodiversidad en la esfera p¨²blica¡¯, de David Becerra Mayor (DBM), incluido en el ¨²ltimo n¨²mero de Texturas, el meritorio cuatrimestral sobre edici¨®n que editan Manuel Ortu?o y Jos¨¦ Mar¨ªa Barandiar¨¢n. El texto, probablemente un fragmento de un estudio m¨¢s amplio, pretende demostrar la pretendida ausencia de una aut¨¦ntica bibliodiversidad en la sociedad espa?ola, eligiendo como ejemplo el tratamiento que los ¡°dos suplementos culturales m¨¢s le¨ªdos en Espa?a¡± (en su opini¨®n, Babelia, de EL PA?S, y El Cultural, de El Mundo) dan a las rese?as de libros de narrativa. Con ese fin, DBM ha sometido a ambos suplementos a un ¡°trabajo de campo exhaustivo y riguroso¡± que se centra en el quinquenio 2011-2015 (de ah¨ª el desfase); es decir, cuando a¨²n no se hab¨ªan producido ni una m¨¢s consistente incorporaci¨®n de las mujeres a la n¨®mina de cr¨ªticos literarios, ni una mayor atenci¨®n a la narrativa escrita por ellas (que ahora publican m¨¢s), ni la sustituci¨®n de buena parte de los cr¨ªticos ¡°profesionales¡± por narradores y narradoras que tambi¨¦n ejercen la cr¨ªtica, ni fusiones o cambios de titularidad en la propiedad de los sellos, ni otros muchos factores que han modificado la estructura de las editoriales y de la cr¨ªtica desde 2015. Seg¨²n los datos proporcionados por DBM, en ese lustro se habr¨ªan publicado en Babelia 879 rese?as de narrativa pertenecientes a 149 editoriales, y en El Cultural, 1.139, de 171. Lo que le llama la atenci¨®n al autor del art¨ªculo es que, en ambos casos, las editoriales con ¡°mayor visibilidad¡± son pr¨¢cticamente las mismas, lo que le sirve para cuestionar la ¡°bibliodiversidad¡±: en el caso de Babelia, 10 editoriales acapararon el 45% de visibilidad (de mayor a menor: Anagrama, Alfaguara, Mondadori-Random House, Tusquets, Seix Barral, Destino, Perif¨¦rica, Salamandra, Siruela y Planeta) y, en El Cultural, las mismas editoriales (con la ¨²nica excepci¨®n de Lumen, que sustituye a Perif¨¦rica), y casi en el mismo orden, alcanzaron el 50% de la visibilidad. En el fondo, DBM ha ¡°descubierto¡± un mediterr¨¢neo que, antes que ¨¦l, ya conoc¨ªan emp¨ªricamente los lectores de los suplementos ¡ªde todos¡ª: que independientemente de su tama?o y del inter¨¦s de sus productos ¡ªincluyendo los de editoriales que, en un momento u otro, forman parte del grupo empresarial propietario del medio en que se publican las rese?as, o de los sellos que contratan publicidad en sus p¨¢ginas¡ª, hay marcas que por diversas razones (unas m¨¢s objetivas que otras) suscitan mayor inter¨¦s o expectativas en los que deciden (o elegimos) de qu¨¦ libros se habla cada semana. Eso sin contar con que, a veces, se produce una no siempre evitable relaci¨®n incestuosa entre las editoriales cuyos libros se rese?an y los cr¨ªticos-escritores que publican sus obras en ellas. El asunto da para un buen debate. Y, quiz¨¢s, para la autocr¨ªtica.
3. Poemarios
Que no se me olvide; reedici¨®n con aires de novedad de dos importantes y muy diferentes poemas extensos (o, en ambos casos, poema de poemas) en castellano: Metropolitano (1957), de Carlos Barral, publicado por C¨¢tedra en edici¨®n cr¨ªtica de Juan Jos¨¦ Rastrollo, y El libro, tras la duna (2002), de Andr¨¦s S¨¢nchez Robayna, en edici¨®n enriquecida con ap¨¦ndices y notas del autor, y pr¨®logo de Yves Bonnefoy (Sexto Piso).
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