Un fantasma de Rosario recorre el mundo
La mezcla infinita de saberes de Patricio Pron incluye datos sobre el comportamiento humano de los gatos, adem¨¢s de rudimentos sobre f¨²tbol o sobre rutas
Patricio Pron mira como Guillermo Cabrera Infante y r¨ªe como Jorge Luis Borges. Habla alem¨¢n e ingl¨¦s y probablemente sue?a en otras lenguas prehist¨®ricas, como el autor de El Aleph. Es de Rosario, como Roberto Fontanarrosa y es capaz de recitar, enteros, versos de Rilke o p¨¢rrafos de Thomas Mann. Esa mezcla infinita de saberes incluye datos sobre el comportamiento humano de los gatos, adem¨¢s de rudimentos sobre f¨²tbol o sobre rutas. Viajero por todas partes, una vez fue a Malta, con Giselle Etcheverry, su mujer ¡ªque ya habr¨¢ le¨ªdo esta novela de amor con la que su marido obtiene el premio editorial m¨¢s preciado de la literatura hispanoamericana¡ª, y all¨ª descubri¨® que a las islas solo se puede viajar si estas se hallan adosadas a un continente. Es una isla, dijo al volver, hecha para que las parejas de turistas vuelvan ri?endo. No fue su caso.
Todo lo que dice o escribe tiene dentro cierta maldad parad¨®jica, como de conversaciones mal¨¦volas entre el citado Borges o el a¨²n m¨¢s audaz Macedonio Fern¨¢ndez. De su lenguaje espa?ol puede decirse cualquier cosa, porque ¨¦l ha mezclado en su fuero interno raras sintaxis de idiomas distintos, as¨ª que ser¨ªa una buena tarea rebuscar qu¨¦ queda del habla de Rosario o de Berl¨ªn, o de Madrid, pero lo m¨¢s seguro es que ahora, a sus 43 a?os, sea un autor con su propio lenguaje, que se acerca a ese espa?ol neutro que agrupa todos los acentos, pero no desde?a ninguno. Pron no es patriota ni del acento.
Sin embargo, proviene de una ¨¦poca impropiamente patri¨®tica y dif¨ªcil, que asoma en algunos de sus libros, el tiempo en que Argentina se debat¨ªa entre la utop¨ªa y la autodestrucci¨®n, esa Argentina que retrata, con estupor, su colega ilustre, V. S. Naipaul. Este Pron inscrito en la dif¨ªcil circunferencia de su padre dijo, cuando public¨® su ¨²ltimo libro de cuentos, Lo que est¨¢ y no se usa nos fulminar¨¢ (Random House): ¡°Los autores no somos m¨¢s que una suma de prejuicios¡±. Y a?adi¨®, con ese nerviosismo que suma los distintos valores de la anatom¨ªa dubitativa de su discurso: ¡°Las entrevistas y lo que leemos sobre los autores confluyen en una especie de fantasma que se adhiere al escritor y que en alg¨²n sentido lo reemplaza¡±. Era a prop¨®sito de un cuento en el que desaparece y se convierte en otro Pron. Ni en eso dej¨® de ser borgiano; y aunque Borges no era de Rosario, como Pron, era tambi¨¦n de todos partes. En este libro de amor, seguro que tambi¨¦n habita un cosmopolita que sigue teniendo a Rosario como su patria del aire, su particular aleph, su dif¨ªcil e imprescindible acomodo sentimental...
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