Adriana Vald¨¦s: ¡°El espa?ol est¨¢ndar es pobre: se pierden giros y riquezas locales¡±
La ensayista chilena reflexiona sobre los desaf¨ªos al frente de la instituci¨®n, dirigida por una mujer por primera vez en 133 a?os
La ensayista Adriana Vald¨¦s, quien fuera una vez una ni?a so?adora y llena de imaginaci¨®n que creci¨® rodeada de libros y con la influencia de un padre lector, se convirti¨® a principios de enero en la primera mujer en dirigir la Academia Chilena de la Lengua en 133 a?os, una instituci¨®n que en otros tiempos estaba exclusivamente integrada por hombres ilustres. En una ceremonia a la que asisti¨® buena parte del mundo intelectual del pa¨ªs sudamericano, Vald¨¦s recibi¨® el cargo con un discurso en el que se refiri¨® a los nuevos contextos que posibilitan que una mujer lidere la casa de la palabra, el idioma y las letras. Aunque aclar¨® que no llega al puesto por ser mujer, "sino por ser acad¨¦mica y por estar llamada a hacerse cargo", record¨® casos como el de Mar¨ªa Moliner, que nunca pudo ingresar a la Real Academia Espa?ola?(RAE).
"El espa?ol es un gran capital cultural, econ¨®mico y de desarrollo"
"No es que sea yo una persona excepcional: es que estaba en el lugar correcto y en el momento correcto", reflexiona a dos semanas de asumir en esta academia, una de las 23 agrupadas en la Asociaci¨®n de Academias de la Lengua Espa?ola (Asale), con la RAE como pionera. En su departamento de Providencia, en Santiago de Chile ¡ªdespejado, amplio y luminoso¡ª, en el que recibe a EL PA?S, no se observan tantos libros como obras de arte: del artista chileno Alfredo Jaar, su amigo, al que descubri¨® y con el que luego escribi¨® Estudios sobre la felicidad; y?de la pintora de origen espa?ol Roser Bru, la que la llev¨® a mediados de los a?os setenta por el camino de las artes visuales, cuando le pidi¨® escribir en su cat¨¢logo. Vald¨¦s habla con tono c¨¢lido, amable y sin prisas mientras su gato Sam rasgu?a los sillones. "Te voy a tener que echar, coraz¨®n", le advierte a su mascota.
Pregunta. ?En qu¨¦ momento est¨¢ el idioma?
Respuesta. El espa?ol es un gran capital. No solo cultural, que es lo obvio, sino econ¨®mico y de desarrollo. Los cambios en las fuerzas mundiales favorecen al espa?ol: China busca influencia en Am¨¦rica Latina y, hoy por hoy, en Estados Unidos muchos pol¨ªticos no tienen futuro si no lo hablan.
P. ?El espa?ol de Espa?a es m¨¢s correcto que el latinoamericano?
R. No hay un solo centro del cual irradia la correcci¨®n, sino que son m¨²ltiples, y en el encuentro de esos centros tenemos un espa?ol m¨¢s rico que nos refleja a todos. Por eso que el espa?ol est¨¢ndar es pobreza: se pierden giros y riquezas locales.
"La relaci¨®n amorosa es s¨²per fr¨¢gil y a veces el exceso de fortaleza de las mujeres perjudica"
Vald¨¦s es una activa usuaria de Twitter, aunque considera que los garabateros son como el agua servida [residual]: "No es algo que yo me quiera tragar". Hace unos d¨ªas, habiendo asumido ya la direcci¨®n de la Academia y la presidencia del Instituto de Chile ¨Cque desde 1964 re¨²ne a todas las academias de Ciencias y Humanidades del pa¨ªs¨C, se meti¨® en un jard¨ªn al referirse a una pol¨¦mica reciente desatada por las palabras del poeta Ra¨²l Zurita acerca de Nicanor Parra, fallecido hace un a?o. "A veces se me olvida que no puedo hablar con libertad", escribi¨® luego Vald¨¦s en la red social.
P. ?Toma conciencia de su cargo?
R. Parece que tendr¨¦ que morigerarme. Lo que ocurre en Chile [explica, refiri¨¦ndose a la pol¨¦mica de Zurita] es que este pa¨ªs es largo y estrecho. Los poetas sienten que van en fila india y que tienen que ser el primero. Y que, si no lo son, deben boicotear al primero.
P. ?Eso no ocurre con las mujeres escritoras?
R. Es que las poetas mujeres nunca tuvieron un espacio en esa fila.
P. Parece incre¨ªble que en el pa¨ªs de Gabriela Mistral haya tenido que pasar 133 a?os para que la academia fuera dirigida por una mujer. ?Qu¨¦ pasa en Chile con su obra?
R. Hay una discusi¨®n permanente acerca del trabajo de Mistral. Entre los poetas, mucha gente le negaba la relevancia o la pon¨ªa en dos extremos: o una amante contrariada y frenetizada o alguien con ternura de parvularia, que es una forma muy despectiva. En los a?os ochenta, mujeres nos organizamos para leerla desde una perspectiva diferente ¨Cde mujer fuerte y osada¨C, fuera del clich¨¦ de los hombres y los ni?os.
¡°Cuando me sent¨ª bien vieja, a los 70, pens¨¦: ¡®Qu¨¦ maravilla, ya no tengo reputaci¨®n que cuidar¡±
La ensayista Adriana Vald¨¦s (Santiago de Chile, 1943), una?respetada firma de la cr¨ªtica literaria y teor¨ªa del arte de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas, creci¨® en una casona del poniente de la capital que recordaba la de El Gatopardo. Su padre, abogado, le¨ªa todo el tiempo: "Ten¨ªa una l¨¢mpara de pie que daba una luz, un tri¨¢ngulo luminoso. Si me sentaba a sus pies a leer, todas las peque?eces desaparec¨ªan", recuerda ahora su ¨²nica hija, la mayor de cinco hermanos. "Siempre me habl¨® como si fuera una persona grande. Y, por ponerme a su altura, yo estudiaba", dice Vald¨¦s, que desde esa ¨¦poca siente una fascinaci¨®n especial por las monjas. "Siempre me interesaron, no s¨¦ por qu¨¦ torcida raz¨®n", agrega la ensayista, conocida por su fino sentido del humor. Tiene listo un libro sobre sor Juana In¨¦s de la Cruz y alguna vez escribi¨® sobre sor ?rsula Su¨¢rez, una monja de la Colonia. "La estudi¨¦ desde una perspectiva muy feminista: escrib¨ªa mandada por su confesor".
De peque?a empez¨® a estudiar idiomas: ingl¨¦s, franc¨¦s, italiano y portugu¨¦s. En todos ellos es capaz de traducir obras literarias. Durante buena parte de su vida laboral, 25 a?os, fue funcionaria de Naciones Unidas, donde se desempe?¨® como int¨¦rprete y directora de publicaciones. Con tres hijas peque?as y un trabajo a tiempo completo, le resultaba dif¨ªcil escribir. Pero descubri¨® algunas t¨¦cnicas: "Escribir corto. Sobre asuntos que me entusiasmaran mucho, que requirieran poco tiempo y que con el impulso inicial me bastara. Muchas escritoras mujeres tienen la necesidad del fragmento".
Autora de obras como Composici¨®n de lugar (1996) y Memorias visuales. Arte contempor¨¢neo en Chile (2006), Vald¨¦s casi siempre escribi¨® para otros: tradujo, coment¨® o prolog¨®. Pareja del poeta chileno Enrique Lihn hasta su muerte, en 1988, esa relaci¨®n de alguna forma condicion¨® su propia producci¨®n.
P. Usted ha dicho que a ¨¦l "le complicaba un poco" que usted escribiera. ?Qu¨¦ ocurr¨ªa?
R. Hicimos cosas juntos o en paralelo, sobre todo ensayos. Pero, salvo escribirle d¨¦cimas c¨®micas para sacarlo de enfurru?amientos espantosos, otro tipo de escritura ¨Cm¨¢s creativa¨C?, lo pod¨ªan complicar much¨ªsimo. As¨ª que reprim¨ª eso. Me resultaba muy dif¨ªcil estando cerca de ¨¦l. Creo que le pasa a todas: la relaci¨®n amorosa es s¨²per fr¨¢gil y a veces el exceso de fortaleza de las mujeres perjudica. Hay muchas veces que una tiene que esconder ciertas cosas o minimizarlas. Es triste, pero verdad.
"El lenguaje inclusivo lo encuentro testimonial y leg¨ªtimo: si lo usas, das testimonio de que est¨¢s de acuerdo con determinado colectivo, que por ahora es bien reducido"
El tiempo, sin embargo, le trajo buenas sorpresas: en 2018, Vald¨¦s ha publicado el que tal vez sea su libro m¨¢s popular hasta la fecha:?Redefinir lo humano, un superventas de la Editorial Universidad de Valpara¨ªso donde reflexiona sobre el futuro de las Humanidades en un mundo fragmentado por la tecnolog¨ªa. Hace unos meses, unas 700 personas llegaron para escucharla a una charla que ofreci¨® sobre el tema de la fragilidad. "Aparentar exceso de fortaleza es una debilidad", se?ala Vald¨¦s, que confiesa que la madurez le ha dado libertad. "Cuando me sent¨ª bien vieja, a los 70, pens¨¦: 'Qu¨¦ maravilla, ya no tengo reputaci¨®n que cuidar". En lo alto de su popularidad y una cargada agenda de compromisos, la ensayista procura quedarse algunos d¨ªas en casa para trabajar y estar sola. "Necesito cantidades de tiempo sola".
Cuando equivocadamente se piensa en la madurez como s¨ªmbolo de la inercia y la costumbre ¡ª"de las cosas que m¨¢s influyen en el movimiento del mundo"¡ª aparece esta mujer de 75 a?os que parece estar en su mejor momento ¡ªel m¨¢s arriesgado y p¨²blico¡ª llena de vitalidad intelectual.
P. Dirigir¨¢ por tres a?os la academia y el Instituto de Chile. ?Cu¨¢les son sus planes?
R. Mi aspiraci¨®n es que no seamos una torre cerrada sobre s¨ª misma, sino una que irradia. No es bueno quedarnos conversando entre nosotros. Hay un mundo muy complejo all¨¢ afuera.
P. ?Qu¨¦ le parece el lenguaje inclusivo, como el todes?
R. En esos casos, lo encuentro testimonial y leg¨ªtimo: si lo usas, das testimonio de que est¨¢s de acuerdo con determinado colectivo, que por ahora es bien reducido. Ahora, si eso se llega a extender, por supuesto que la academia lo va a recoger. Todos los que piensan en el lenguaje inclusivo deber¨ªan leer la Constituci¨®n de la Rep¨²blica Bolivariana de Venezuela: francamente se autodestruye, un exceso que se debe evitar.
Cuando asumi¨® en el cargo hace dos semanas, dijo en su discurso que esta ser¨ªa su ¨²ltima aventura acad¨¦mica. "Cuando termine mi per¨ªodo, tendr¨¦ 78 a?os...", reflexiona, aunque luego a?ade: "Siempre he dicho que todo lo que hago es lo ¨²ltimo...hasta que surge otra cosa".
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