Al¨®, Maduro
Nada de lo que dijo Maduro importa frente a la imagen de un tipo que agarra y exhibe un librito de papel de fumar
Nicol¨¢s Maduro sostiene y ense?a un librito azul, un microlibro de juguete donde no cabr¨¢n ni tres letras por p¨¢gina. Sus dedos ¨ªndice y pulgar parecen a punto de hacerlo polvo, y cuando lo coloca delante de su cara para mostrarlo a la c¨¢mara parece que se lo va a zampar. Es un ejemplar de la Constituci¨®n de Venezuela. Un ejemplar homeop¨¢tico que dejar¨¢ con hambre al presidente si al final lo ingiere. Ver a Nicol¨¢s Maduro, un gigant¨®n, un macho de bigote y voz profunda, aferrarse a ese librito de papel de fumar como tabla de salvaci¨®n provoca que las palabras de la entrevista que le hizo Jordi ?vole en Salvados pierdan todo su sentido. Nada de lo que dijo Maduro importa frente a la imagen de un tipo que agarra y exhibe una legitimidad de juguete.
Y eso que Maduro habl¨® lo que quiso. Incluso mirando a c¨¢mara, pasando del entrevistado y rompiendo el protocolo m¨ªnimo de una entrevista. Incluso dirigi¨¦ndose directamente a Pedro S¨¢nchez y se?al¨¢ndole con el dedo, con ese mismo dedo que estrujaba la constitucioncita de Venezuela. Estuvo tan a gusto que se permiti¨® el lujo de perorar en nombre de todo un pa¨ªs, rescatando la vieja ret¨®rica del tercermundismo, recordando Vietnam, repitiendo la expresi¨®n ¡°patio trasero¡± y sin olvidarse del pasaje b¨ªblico tan caro al antiimperialismo de David contra Goliat, como si el Che Guevara a¨²n anduviese dando discursos en la ONU o los sandinistas acabaran de derrocar a Somoza. Vi¨¦ndole manejar el librito entre sus dedazos costaba imaginarlo como David, pero tampoco parec¨ªa el Goliat que subyugaba a los venezolanos. Todo lo m¨¢s, un Tirano Banderas a punto de ser destruido por su propio rid¨ªculo y m¨¢s solo que la una, abandonado hasta por esa izquierda sentimental a la que interpel¨® con patetismo. Su discurso, m¨¢s que maduro, estaba pasado, listo para el compost.
No hizo falta, por tanto, que ?vole planteara las preguntas que no pronunci¨®, pues Maduro se basta a s¨ª mismo para desacreditarse, aunque muchos habr¨ªamos agradecido un ataque m¨¢s ¨¢spero.
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