Dos semanas de doble poder en Venezuela
Maduro se muestra aislado, incapaz de controlar la agenda pol¨ªtica y de dise?ar ning¨²n futuro
En pocas horas el levantamiento de Juan Guaid¨® cumplir¨¢ dos semanas. Dos semanas de despliegue de un aut¨¦ntico doble poder en Venezuela. Esa es la situaci¨®n en que el poder declinante impera con (insuficientes) controles de fuerza, pero se muestra aislado, incapaz de controlar la agenda pol¨ªtica y de dise?ar ning¨²n futuro: no lo es la apelaci¨®n abstracta al di¨¢logo o la propuesta de repetir unas elecciones parlamentarias que nadie pone en duda.
Y en la que el poder ascendente solo manda sobre sus propios ¡ªaunque crecientes¡ª partidarios, pero mantiene el desaf¨ªo al l¨ªder obsolescente, aumenta sus apoyos internos y exteriores, controla el ritmo de los acontecimientos y reparte receta evidente: repetir los comicios presidenciales, pues fueron fraudulentos.
El doble poder es ef¨ªmero. No dura siempre. Aunque se prolongue. No dur¨® en la Rusia de 1917, entre el abril t¨ªmido-reformista de Kerensky y la revoluci¨®n de octubre, bolchevique y sovi¨¦tica. Ni el 20/12/1978 en Espa?a, que alumbr¨® la salida sincr¨¦tica de una ruptura (de contenido) pactada mediante reforma (en su formalizaci¨®n). Y ahora todo va m¨¢s deprisa.
Los factores que decantan las situaciones de doble poder son: control y hegemon¨ªa interior; alianzas externas; evoluci¨®n de la coyuntura econ¨®mica; calidad de los liderazgos en hacer valer sus poderes, tambi¨¦n el del respaldo de la legalidad.
En todos esos criterios Guaid¨® aventaja a Maduro. El militar no osa detener al presidente de la Asamblea (ya lo habr¨ªa hecho) ni tampoco asesinarle, pues sus edecanes no quieren. El apoyo inicial que le brind¨® el ministro de Defensa ya apelaba a un difuso di¨¢logo. La unidad de las Fuerzas Armadas empieza a registrar disensiones. Y el dominio de la calle es compartido, con ventaja para el presidente interino, tambi¨¦n brindada por los millones de venezolanos exiliados.
El apoyo internacional se vierte abrumadoramente hacia el poder ascendente, con excepci¨®n de ciertas semidictaduras (Turqu¨ªa o Rusia) y la condicionada (y decente) distancia de Uruguay y M¨¦xico. El del Parlamento Europeo y el grueso de la UE servir¨¢ para matizar la incomodidad que provoca el sesgo Trump.
La asfixia econ¨®mica fagocita la corrupci¨®n militar. Y la habilidad de Guaid¨® ¡ªanunciando amnist¨ªas, recabando apoyo militar para la ayuda humanitaria, pugnando por disputar el voto de las chabolas¡ª se antoja muy superior a la torpe cachaza del matarife. No lo olviden: este anota 40 opositores asesinados. En d¨ªas.
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