La forja de un rebelde
El primer tercio de la pel¨ªcula de Yann Demange es justo lo mejor de un relato que se va desnivelando conforme avanza y alarga en el tiempo
Los mafiosos y los narcotraficantes no nacen por generaci¨®n espont¨¢nea. Son producto de unos tiempos, de un espacio, de unos condicionamientos sociales, pol¨ªticos, econ¨®micos y morales. Por eso algunas de las mejores pel¨ªculas sobre sus complejas personalidades son las que arrancan desde abajo, desde su germen. La forja de un car¨¢cter abocado a las circunstancias o que se rebela contra ellas. Como El precio del poder (Brian De Palma, 1983) y Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1990), por citar dos de las fundamentales, o como, sin ir m¨¢s lejos, la serie espa?ola de televisi¨®n Fari?a.
WHITE BOY RICK
Direcci¨®n: Yann Demange.
Int¨¦rpretes: Richie Merritt, Matthew McConaughey, Jennifer Jason Leigh, Bel Powley.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2018.
Duraci¨®n: 111 minutos.
Y en esa l¨ªnea se presenta tambi¨¦n White Boy Rick, primera pel¨ªcula americana del director franc¨¦s criado en Reino Unido Yann Demange, autor de ¡¯71 (2014), notable thriller ambientado en el conflicto del Ulster, su obra de debut. En el Detroit de los a?os ochenta, una familia de las que en Estados Unidos denominan despectivamente white trash (basura blanca), clase baja de origen anglosaj¨®n al borde de la pobreza, importantes carencias en su educaci¨®n, inmoralidad, car¨¢cter desestructurado y prejuicios raciales, deambula por la existencia mientras la primera dama del momento, Nancy Reagan, era la cara visible de una campa?a publicitaria gubernamental contra las drogas (¡°Just Say No¡±). Es esa Am¨¦rica aficionada a las armas y a la autodestrucci¨®n, a la que, en su versi¨®n m¨¢s contempor¨¢nea, tantas veces apel¨® Donald Trump durante su campa?a para las ¨²ltimas elecciones.
Y ese primer tercio de la pel¨ªcula de Demange es justo lo mejor de un relato que se va desnivelando conforme avanza y alarga en el tiempo. Es en esa casa infame, entre la nieve del crudo invierno y el barro de la desolaci¨®n, entre el contrabando de armas autom¨¢ticas y los coqueteos con la hero¨ªna, donde el guion resulta m¨¢s fascinante y amargo, apoyado adem¨¢s en tres excelentes int¨¦rpretes: Matthew McConaughey y los j¨®venes Richie Merritt y Bel Powley, ambos inquietantes.
Sin embargo, el convencional estilo sin estilo de Demange, incapaz de elevar alguna de las situaciones del papel con su c¨¢mara o su montaje, con el manejo del lenguaje cinematogr¨¢fico, con los sonidos o la m¨²sica, deval¨²a el conjunto. Y ambientes y personajes que pueden recordar a obras mayores, como la serie The Wire o thrillers policiales de Sidney Lumet encuadrados en ¨¦pocas semejantes o cercanas, como Serpico y El pr¨ªncipe de la ciudad, se estropean por el convencional sentido de la banda sonora, de la innecesaria m¨²sica. La pel¨ªcula pide silencios, sequedad y austeridad, y ofrece academicismo contempor¨¢neo. Hasta llegar a una parte final a la que quiz¨¢ le perjudica su condici¨®n de historia real: sin apenas cl¨ªmax y con un ¨²ltimo trecho atropellado y, en todo caso, muy inferior al interesante primer acto de la pel¨ªcula.
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