Vente a Hong Kong, Braulio
El verdadero tal¨®n de Aquiles est¨¢ en el humor visual, rodado con desgana
Cada vez que un cin¨¦filo perdona la vida a la comedia del desarrollismo mentando su valor sociol¨®gico, el demonio de la condescendencia sonr¨ªe en silencio. Vente a Alemania, Pepe (1971) de Pedro Lazaga sigue poseyendo, s¨ª, un evidente valor sociol¨®gico, no s¨®lo como testimonio de una realidad ¨Cel fen¨®meno de la emigraci¨®n-, sino tambi¨¦n como instrumento de identificaci¨®n y registro de una experiencia a pie de calle de fracaso, frustraci¨®n y desconexi¨®n con los discursos oficiales, h¨¢bilmente canalizado mediante los c¨®digos de la cultura popular. En esa pel¨ªcula ¨Cy tantas otras- no s¨®lo hab¨ªa f¨®rmula, sino tambi¨¦n talento: el de unos c¨®micos que defend¨ªan a sus personajes con la misma convicci¨®n y eficacia con que, en el cine de la Transici¨®n, afrontar¨ªan otros registros que el cin¨¦filo medio dejar¨ªa de manejar con pinzas.
PERDIENDO EL ESTE
Direcci¨®n: Paco Caballero.
Int¨¦rpretes: Juli¨¢n L¨®pez, Chacha Huang, Edu Soo, Miki Esparb¨¦.
G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2019.
Duraci¨®n: 88 minutos.
Perdiendo el norte (2015) de Nacho G. Velilla ten¨ªa claras sus deudas con la pel¨ªcula de Lazaga: la presencia de Jos¨¦ Sacrist¨¢n hablaba por s¨ª sola, aunque su personaje se pon¨ªa al servicio de unas notas conmovedoras y emotivas que el relato no manejaba con demasiada delicadeza. Su presencia delataba, asimismo, una ausencia ¨Cdonde Lazaga puso a un exiliado (Ferrandis), Velilla pon¨ªa un anciano con Alzheimer- y el tono general de la producci¨®n se acercaba m¨¢s al de una hipermusculada telecomedia de Antena 3 que a la memoria de la comedia popular. Hab¨ªa, en suma, m¨¢s f¨®rmula que autenticidad. Con todo, la pel¨ªcula no dejaba de responder a algo: la reactivaci¨®n de las din¨¢micas migratorias sobre un espectro generacional cuya formaci¨®n marcaba una considerable distancia con la de sus abuelos.
En Perdiendo el este de Paco Caballero no s¨®lo se cambia el escenario ¨Cde Berl¨ªn a Hong Kong-, sino que tambi¨¦n se diluye ese comentario social en favor de una cierta bruguerizaci¨®n de las peripecias de los personajes: cuesta poco imaginarse a las figuras de L¨®pez, Esparb¨¦, Soto, Bachir, Alterio y Machi dibujadas por Raf o Antonio Segura. Juegan a favor del resultado la fusi¨®n de la trama c¨®mica y la rom¨¢ntica y el protagonismo de Juli¨¢n L¨®pez -su sobrecarga de carisma podr¨ªa reflotar un Titanic de la comedia-. La farsa de prejuicios culturales resulta mec¨¢nica, as¨ª como la perezosa verbalidad bufa de algunos secundarios, pero el verdadero tal¨®n de Aquiles est¨¢ en el humor visual, rodado con una desgana que desluce un cl¨ªmax final ambientado en los sanfermines y sabotea el lenguaje corporal de Edu Soto.
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