¡®Secretos de Estado¡¯ de cart¨®n piedra
Di¨¢logos, trama, interpretaciones... Todo son debilidades en la nueva serie de Telecinco
El camino que llev¨® al estreno de Secretos de Estado no apuntaba a nada bueno. En entrevistas durante el rodaje, algunos actores ya dejaron caer que lo que se hab¨ªa vendido como un thriller pol¨ªtico en realidad hab¨ªa resultado ser otra cosa diferente. Hace pocas semanas, la productora responsable de la ficci¨®n, participada por Mediaset, fue disuelta. El creador de la serie, Frank Ariza, ha firmado fracasos como El Continental, Los nuestros 2 o la ya cl¨¢sica (y, por fortuna, bastante olvidada por el p¨²blico) Dreamland. Por ¨²ltimo, Secretos de Estado se mantuvo como lo que su propio t¨ªtulo indica sin ser presentada a la prensa antes de su estreno. La sensaci¨®n previa no era buena. Y el primer cap¨ªtulo ha confirmado que las sospechas estaban fundadas.
La historia parece querer aspirar, sobre el papel, a una especie de House of Cards a la espa?ola: el Presidente del Gobierno, que enga?a a su mujer con su jefa de Prensa, sufre un intento de asesinato que desvela una trama a su alrededor para tratar de hacerse con el poder. Sin embargo, la serie ni siquiera se acerca a la caricatura que termin¨® siendo la serie de Kevin Spacey y Robin Wright. Y, encima, no tiene al matrimonio Underwood.?
Una trama sin gancho ni inter¨¦s y que pretende hacerse la interesante li¨¢ndose m¨¢s y m¨¢s. Malos di¨¢logos. El habitual exceso de iluminaci¨®n de las series de Telecinco (y su tambi¨¦n habitual exceso de m¨²sica de tensi¨®n). Una prisi¨®n que parece sacada de las pel¨ªculas estadounidenses. Con peque?as excepciones, Secretos de Estado es una serie que transmite tanta falsedad, tanto cart¨®n piedra, en las actuaciones, la trama, los di¨¢logos, en todo, que es imposible llegar a entrar en la historia y engancharse a los personajes. Adem¨¢s, por lo visto en el primer cap¨ªtulo (y ese arranque en el que en el minuto tres ya hab¨ªa dos personajes desnudos en pantalla), todo apunta a que la trama girar¨¢ m¨¢s hacia el lado personal y culebronesco que las intrigas pol¨ªticas, postul¨¢ndose para lograr un puesto entre la lista de placeres culpables de los espectadores que est¨¦n dispuestos a seguir con ella.
Y, por supuesto, un cap¨ªtulo de 75 eternos minutos de duraci¨®n interrumpidos en su emisi¨®n en televisi¨®n por varias pausas publicitarias que lo alargaron hasta pasadas las 00.30. Nos repetimos en este aspecto, pero es inadmisible que una serie termine en prime time a esas horas, teniendo a los espectadores como rehenes a costa de subir unas d¨¦cimas de cuota de pantalla.
Secretos de Estado debut¨® l¨ªder de la noche con 2.166.000 espectadores (15,7%).
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