¡°El problema es c¨®mo la pantalla se ha apoderado del cerebro¡±
El pensador italiano Franco Berardi analiza los efectos del mundo digital en el ser humano
Franco Bifo Berardi combina la docencia como profesor de historia social de los medios de comunicaci¨®n en la Academia de Bellas Artes de Brera (Mil¨¢n) con la agitaci¨®n cultural: cre¨® el fanzine A/Traverso, Radio Alice ¡ªla primera emisora pirata de Italia¡ª y la TV Orfeu, cuna de la televisi¨®n comunitaria en Italia. En sus libros indaga c¨®mo las tecnolog¨ªas digitales est¨¢n generando una mutaci¨®n del ser humano y aceleran de forma tan vertiginosa el tiempo que no deja tiempo para la pausa, la escucha o la capacidad cr¨ªtica ponderada. Cartograf¨ªa un tejido social en el que, como en las shitstorm?[una tormenta de mierda] de las redes sociales, los individuos se mueven por los est¨ªmulos de todo tipo que reciben sin tiempo para reflexionar, y donde reina el resentimiento identitario, la desertificaci¨®n del pensamiento complejo y el autismo coral. Ayer habl¨® en el Centre de Cultura Contempor¨¤nia de Barcelona con Ingrid Guardiola sobre c¨®mo ¡°los dispositivos tecnol¨®gicos se han convertido en una pr¨®tesis de nuestros cuerpos y en una herramienta de relaci¨®n permanente con el mundo, devaluando as¨ª nuestra experiencia directa e inmediata de la realidad, afectando a las emociones, el psiquismo, la percepci¨®n y la relaci¨®n con el otro¡±.
Con la democracia no se puede cambiar nada
Pregunta. ?En qu¨¦ est¨¢ mutando el ser humano?
Respuesta. La modernidad nace cuando la escritura se hace medio de masas y la imprenta permite difundir el pensamiento en miles de copias. Hoy vivimos una segunda mutaci¨®n t¨¦cnico-comunicativa mucho m¨¢s profunda, porque mutamos de una forma conjuntiva del pensamiento, de la comunicaci¨®n, del afecto, a una forma conectiva.
P. ?Cu¨¢l es la diferencia?
R. Que la presencia de la corporeidad ya no es decisiva. En la comunicaci¨®n conjuntiva la creaci¨®n de significado, de sentido, pertenece a la esfera de la presencia. Yo puedo decir algo que puede tener un significado diferente seg¨²n la manera en que lo digo, de su contexto, de la relaci¨®n afectiva que existe con mi interlocutor, pero en la comunicaci¨®n conectiva es la sintaxis, la estructura t¨¦cnica del medio, el formato, el sentido mismo. Adem¨¢s, la comunicaci¨®n conectiva nos permite una aceleraci¨®n, una intensificaci¨®n infinita de la informaci¨®n, que no es solo informaci¨®n, este el problema, sino al mismo tiempo est¨ªmulo nervioso, es shitstorm. La consecuencia es que las capacidades cr¨ªticas que la humanidad ten¨ªa en la ¨¦poca de la imprenta se est¨¢n perdiendo. Y esta transformaci¨®n est¨¢ vinculada a la aceleraci¨®n de la infoesfera que produce efectos en la psicoesfera, es decir, en el cerebro, en la mente, en la emocionalidad humana. Vivimos una ¨¦poca de patolog¨ªas masivas, como las crisis de p¨¢nico, la depresi¨®n, la ansiedad, que no son patolog¨ªas simplemente ps¨ªquicas, sino de la relaci¨®n comunicacional.
P. ?Hemos perdido sentido cr¨ªtico de la complejidad?
R. El universo t¨¦cnico se ha vuelto demasiado complejo para el entendimiento humano. Tenemos que reconocer que la posibilidad de una cr¨ªtica de la discriminaci¨®n racional es imposible cuando se habla de fake news, por ejemplo. El problema no son las fake news, que siempre han existido, el problema verdadero es lo que est¨¢ pasando en el cerebro. El cerebro se ha vuelto incapaz de elaborar la complejidad del universo t¨¦cnico. La velocidad, la intensificaci¨®n, no permite que el cerebro pueda discernir, redistribuir. Cuando leemos un texto escrito o hablamos con un compa?ero la velocidad de esta comunicaci¨®n nos permite discriminar entre bueno y malo, verdadero o falso.
P. Ya hace muchos a?os que vivimos un proceso de desculturizaci¨®n del individuo.
R. No estoy seguro de que podamos utilizar la palabra desculturizaci¨®n. El problema es que estamos pasando de una cultura a otra. Podemos identificar la cultura como nuestra cultura, la que nos gusta, la progresiva, la democr¨¢tica, pero hay otras, estamos entrando en otra condici¨®n cultural. La mutaci¨®n es m¨¢s profunda, es cognitiva, lo que significa que no implica solo un cambio de las formas simb¨®licas, pol¨ªticas, racionales, significa una mutaci¨®n de la maquinaria. Lo que pasa en la esfera pol¨ªtica, social, parece una locura porque seguimos interpretando comportamientos, s¨ª, dementes, con las categor¨ªas de la racionalidad pol¨ªtica. Por un lado, como dec¨ªa Eco, est¨¢ el crecimiento de la inteligencia artificial y por otra el crecimiento de la demencia humana. No es casual. Cuanto m¨¢s atribuimos la actividad inteligente a la m¨¢quina, tanto m¨¢s renunciamos a la capacidad de actuar de manera inteligente.
Las herramientas de la pol¨ªtica no sirven porque la venganza no atiende a razones
P. Plat¨®n cre¨ªa que el paso de la transmisi¨®n oral a la escritura era una cat¨¢strofe. Zola se escandalizaba de que los primeros trenes a vapor circularan a 40 Km/h. ?No hay un prejuicio de la generaci¨®n predigital?
R. Ja, ja. Plat¨®n no se equivoc¨® la capacidad de memorizaci¨®n de los hombres se ha empobrecido con la aparici¨®n de la escritura. Respecto a lo que dice, s¨ª, creo que s¨ª. Para la ¨²ltima generaci¨®n alfab¨¦tica o predigital, lo que est¨¢ pasando es incomprensible porque las categor¨ªas en las que nos hemos formado, desde el comienzo de la modernidad, de Kant y Descartes, han definido la raz¨®n y la pol¨ªtica. La pol¨ªtica como t¨¦cnica de discriminaci¨®n entre bueno y malo y reducci¨®n del mundo a la raz¨®n, y esto est¨¢ desapareciendo. ?Qu¨¦ pasa con las nuevas generaciones? El suicidio crece un 60 % en 40 a?os desde los noventa. En primer lugar, Corea del Sur, segundo Jap¨®n, tercero Finlandia, y cuarto Hungr¨ªa. Corea del Sur es donde la aceleraci¨®n informativa y el cambio digital han sido m¨¢s violentos, m¨¢s transformadores. S¨ª, la ola de depresi¨®n masiva, las crisis de p¨¢nico desconocidas hasta entonces, se explican solo a partir de esta mutaci¨®n. Las nuevas generaciones viven de manera m¨¢s normal que las anteriores, pero a costa de un sufrimiento ps¨ªquico y social, porque las formas de explotaci¨®n, el regreso de la esclavitud de la precariedad, libre, pero esclavitud, es el precio que est¨¢n pagando. Esto no se puede parar. No hablo desde la nostalgia, pues ya no existe, ni volver¨¢, como no volver¨¢n ni la democracia ni la pol¨ªtica. En s¨ª la tecnolog¨ªa no es mala. Solo produce sufrimiento cuando se vincula con la competencia desenfrenada, con la soledad y la violencia social, con el neoliberalismo. Si no corres, mueres. Si no eres m¨¢s veloz, no ganas. Los trabajadores han de competir entre ellos. La relaci¨®n entre j¨®venes es de competencia y soledad.
P. La democracia ha muerto, dice usted
R. Democracia es la dimensi¨®n donde nadie tiene raz¨®n porque todos tienen derecho a razonar conflictivamente en una sociedad abierta, porque no hay verdad, pues la verdad es el di¨¢logo, y eso no significa nada hoy. Con la aceleraci¨®n tecno-comunicativa el di¨¢logo se verifica entre el individuo y la pantalla, el individuo y la m¨¢quina, y hay que respetar las reglas ineludibles de la m¨¢quina digital, que son las reglas de las finanzas. Ingresar en el mundo de la econom¨ªa financiera significa entrar en una dimensi¨®n en la que las reglas est¨¢n escritas en la m¨¢quina, y no se pueden discutir. La democracia est¨¢ muerta porque la democracia es la posibilidad de discutir todo, principalmente las reglas. La prueba la hemos visto en Grecia, en todos los lugares. Con la democracia no se puede cambiar nada. La revuelta de los chalecos amarillos es la ¨²ltima demostraci¨®n. ?Con la democracia no podemos cambiar nada? Pues salgo a la calle y hago algo violento. No es fascismo, es locura, la sinraz¨®n.
En s¨ª la tecnolog¨ªa no es mala. S¨®lo produce sufrimiento cuando se vincula con la competencia desenfrenada, con la soledad y la violencia social,
P. Una corriente de emotividad recorre como un escalofr¨ªo el cuerpo social y surgen sentimientos peligrosos: humillaci¨®n, dignidad¡
R. Los movimientos de renovaci¨®n social, de propuestas de posibilidades nuevas, han sido cancelados por la voluntad europea y las finanzas internacionales. El sentimiento de humillaci¨®n es m¨¢s peligroso que el de empobrecimiento. El empobrecimiento produce ira, violencia, pero tambi¨¦n deseo racional de ganar algo. La humillaci¨®n produce deseos de venganza, incluso el de matarse a s¨ª mismos, f¨ªjese el car¨¢cter absurdo de lo que estamos hablando. El pueblo ingl¨¦s que vot¨® por el Brexit, ?esperaba ganar algo? Creo que no. Lo ¨²nico, reaccionar contra los que les hab¨ªan humillado. Humillar a los humilladores. Igual en el conflicto de Catalu?a y Espa?a. O en Estados Unidos. Trump es el m¨¢ximo humillador. Humillador de humilladores.Este es el n¨²cleo de la discusi¨®n pol¨ªtica contempor¨¢nea. No es pol¨ªtica, es psicopat¨ªa. Vivimos una condici¨®n que es psicop¨¢tica. Las herramientas de la pol¨ªtica no sirven, porque la venganza no atiende a razones. Es la paradoja en la que nos encontramos hoy.
P. Cuando todo es incierto y nos mueve el miedo, ?surge el deseo punitivo, el populismo punitivo?
La velocidad no permite al cerebro discriminar entre bueno y malo
R. En Italia hay quien tiene obsesi¨®n es castigar la casta hasta el punto de que estamos dispuestos a perder nuestra condici¨®n democr¨¢tica para castigar a los ladrones de la casta, de la elite. La identificaci¨®n de la elite tiene un car¨¢cter esencialmente punitivo: Lo que ha pasado con los chalecos amarillos y Finkielkraut es antisemita, pero qui¨¦n ha preparado todo esto. La raz¨®n liberal, democr¨¢tica, ha producido una humillaci¨®n, al identificar la raz¨®n con el algoritmo financiero.
P. ?El sue?o de la raz¨®n produce algoritmos financieros?
R. S¨ª. El sue?o de Goya. Adorno y Horkheimer ya lo dijeron: si la raz¨®n progresiva no logra entender la oscuridad que lleva en s¨ª misma est¨¢ firmando su condena de muerte. Hablaban del nazismo, pero est¨¢ ocurriendo ahora mismo, si miramos los movimientos en Estados Unidos, Espa?a, Londres o el mundo ¨¢rabe.
P. ?La falta de una alternativa no lleva a la inacci¨®n?
R. La ¨²nica terapia que yo veo tras la oscuridad presente es la reactivaci¨®n del cuerpo colectivo, del placer de encontrar el cuerpo del otro en la dimensi¨®n colectiva. Si miramos los movimientos en Estados Unidos, Espa?a, Londres o el mundo ¨¢rabe, vemos que no eran movimientos pol¨ªticos, sino de un movimiento de reactivaci¨®n del erotismo de la sociedad, erotismo entendido como una dimensi¨®n del psiquismo que es la dimensi¨®n emp¨¢tica, la dimensi¨®n del placer del otro. La patolog¨ªa que estamos viviendo es de des-erotizaci¨®n de la relaci¨®n social. Si puedo imaginar algo bueno para el futuro es la reducci¨®n de la velocidad y de reactivaci¨®n del cuerpo er¨®tico de la sociedad. Es la ¨²nica forma de reactivar lo que un d¨ªa llamamos democracia. Una terapia po¨¦tica, est¨¦tica y ¨¦tica, porque cuando hablamos de ¨¦tica no estamos hablando solo del bien y del mal, sino tambi¨¦n del placer. No creo en la batalla pol¨ªtica por la democracia, es como un c¨ªrculo vicioso. Cuando hablo con los j¨®venes alumnos de sufrimiento, de impotencia sexual, de la falta de placer sexual, de la falta de reconocimiento er¨®tico, de la fragilidad ps¨ªquica, me escuchan y algo se mueve. Cuando hablo de pol¨ªtica, no se produce ning¨²n efecto.
P. El sexo que no habla
R. Hay much¨ªsimo sexo, pero se ha perdido la capacidad de ser algo dialogante.
P. ?Qui¨¦n augur¨® mejor el futuro: Huxley, Ballard, Orwell o Philip K. Dick?
Las nuevas generaciones viven de manera m¨¢s normal que las anteriores, pero a costa de un sufrimiento ps¨ªquico y social
R. Philip K. Dick, sin duda. Orwell lleg¨® muy lejos, pero Dick vio algo esencial, que el problema no era solo la pantalla como Orwell, el problema era la relaci¨®n entre la m¨¢quina y el cerebro, la interconexi¨®n e interdependencia. El problema es c¨®mo la pantalla se ha apoderado del cerebro, c¨®mo la tecnolog¨ªa digital est¨¢ modificando la cultura, pero tambi¨¦n la actividad cognitiva, y a nivel m¨¢s profundo, la estructura neurof¨ªsica misma del cerebro humano. La humanidad siempre se ha orientado con los sentidos, la vista, el olor¡ Hoy nos orientamos a trav¨¦s de un mapa telem¨¢tico de un sat¨¦lite. ?Qu¨¦ pasar¨¢ dentro de dos o tres generaciones con la capacidad de mirar el panorama, detectar se?ales olfativas, auditivas, en el ambiente? Es la actividad cognitiva misma la que se est¨¢ modificando y cuando se modifica la capacidad cognitiva, pasa a la f¨ªsica del cerebro. Tendremos un cerebro conectivo que funcionar¨¢ a trav¨¦s de conexiones sint¨¢cticas que cancelar¨¢n la capacidad pragm¨¢tica de redefinir el contexto.
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