Actrices al anochecer
El documental 'Nothing Like a Dame' re¨²ne a cuatro grandes figuras del teatro brit¨¢nico
Veo Nothing Like a Dame, un documental de la BBC, dirigido por Roger Michell, que emite (?gracias!) TCM/Movistar. Joan Plowright, Eileen Atkins, Judi Dench y Maggie Smith se re¨²nen en la casa de campo de la primera, entre Brighton y Chichester, para hablar de vida y teatro. Plowright es la veterana: casi 90 a?os. Est¨¢ ciega, pero no para de bromear: ¡°Entre las cuatro tenemos tres ojos sanos¡±. Sus colegas y amigas han cumplido los 84, y tambi¨¦n comparten la risa. Yo no dejar¨ªa de escucharlas.
Smith es la que tiene las mejores l¨ªneas, las m¨¢s feroces. Recuerda cuando ella era Desd¨¦mona, y Olivier un Otelo paranoico que casi la tir¨® al suelo de una bofetada. ¡°Fue la ¨²nica vez que vi estrellas en el National¡±, dice.
De j¨®venes parec¨ªan actrices suecas camino del Dramaten. La madre de Plowrigth le dijo: ¡°No eres ninguna belleza, pero tienes una mirada bonita y expresiva. Suerte que has heredado mis piernas y no las de tu padre¡±. Dench cuenta una an¨¦cdota que parece un bromazo de Bertie Wooster y el club de los z¨¢nganos: en gira, cuando la due?a de una pensi¨®n les trataba mal, clavaban al marcharse un arenque ahumado bajo la mesa.
Eileen Atkins intenta recordar qu¨¦ edad ten¨ªa en los a?os sesenta. Dench: ¡°Es que vivimos los sesenta a finales de los cincuenta¡±. Atkins cae en la cuenta: ¡°Nos despertamos pronto. No necesit¨¢bamos el despertar de los sesenta¡±. Eran mujeres libres, con muchos amantes. De repente, Smith lanza una carcajada, porque acaba de recordar un musical en el que coincidieron, tan malo que se llamaba Listen to the wind (Escucha el viento), y un amigo lo rebautiz¨® Atentos al pedo. Muchos de aquellos pasajes de Shakespeare que tanto les cost¨® aprender se han desvanecido. En cambio, vuelven ¡°p¨¢rrafos enteros de funciones sin importancia. Tengo la cabeza llena de basura¡±, dice Dench. ¡°Canciones de revistas estudiantiles de Oxford¡±, r¨ªe Smith. Excepto Plowright, que todav¨ªa recuerda tiradas enteras de Ra¨ªces, de Wesker.
El director les pregunta qu¨¦ se dir¨ªan a s¨ª mismas de j¨®venes. Atkins: ¡°Me dir¨ªa: 'No tengas tan mal car¨¢cter. Escucha m¨¢s¡±. Dench: ¡°No seas tan enamoradiza¡±. Plowright: ¡°Dedica m¨¢s tiempo a la meditaci¨®n y el yoga. Y aprende sobre el cerebro y su influencia sobre el cuerpo¡±. Smith: ¡°Da igual lo que pudiera decirle, porque no me hubiera hecho caso. Lo mejor ser¨ªa un lema: ¡®Ante la duda, no lo hagas¡¯. Eso s¨ª, lo dir¨ªa en lat¨ªn¡±.
Maggie Smith, sin embargo, volver¨¢ en abril a la escena tras 12 a?os de ausencia: en el Bridge Theatre del West Ens protagonizar¨¢ un mon¨®logo, A German Life, la nueva obra de Christopher Hampton.
¡°No ha habido un d¨ªa sin miedo. Ni en el teatro ni en el plat¨®¡±, dice Maggie Smith. ¡°Pero el miedo es la gasolina¡±, dice Judi Dench. El silencio del final. Cae la tarde. La lluvia en el jard¨ªn. La sonrisa de Eileen Atkins me recuerda a la de Rosa Novell. Sirven una copa de champ¨¢n. Brindan, sin palabras. Por ellas. Por la vida y por el teatro.
Babelia
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