Nueva York muestra al gran predador
El Museo Americano de Historia Natural dedica una exposici¨®n al dinosaurio Tyrannosaurus Rex
Los dinosaurios tienen un estatus especial que transciende su importancia para la ciencia. Pero ninguno entre los animales prehist¨®ricos crea tanta fascinaci¨®n como el Tyrannosaurus Rex. El primer esqueleto del predador lo descubri¨® el paleont¨®logo y cazador de f¨®siles Barnum Brown, en 1902. El Museo Americano de Historia Natural (AMNH), desde el 11 de marzo, lo encumbra como gran protagonista para empezar a celebrar la conmemoraci¨®n de su 150? aniversario, con una muestra en la que expone lo ¨²ltimo que se conoce de esta m¨¢quina de matar.
"El?Tyrannosaurus Rex fue y seguir¨¢ siendo una parte importante y un icono en la historia del museo", afirma la presidenta de la instituci¨®n, Ellen Futter. Es, adem¨¢s, un punto de partida extraordinario para que el p¨²blico se interese por el avance de la ciencia y se haga preguntas sobre el mundo. La colecci¨®n de dinosaurios del AMNH es la m¨¢s importante y completa del planeta, con 34 millones de espec¨ªmenes y artefactos.
La exhibici¨®n ofrece al visitante un encuentro personal con el Rex. Arranca con una reproducci¨®n de un ejemplar de solo un a?o de edad, vulnerable, del tama?o de un pavo. A partir de ah¨ª, la muestra explora las primeras fases de su desarrollo. A los cuatro a?os ya ten¨ªa el tama?o suficiente para matar a cualquier animal que se encontrara por su camino, salvo a un adulto de su especie.
El Rex ganaba peso a esa edad a un ritmo de 65 kilogramos al mes. El pleno desarrollo lo lograba a los 20 a?os. Para dar sentido al tama?o que alcanzaba, se expone un f¨¦mur y un hueso del pie. Aunque lo que le permit¨ªa dominar a sus competidores era su penetrante mand¨ªbula y sus dientes. "La fuerza que ten¨ªa para morder equivale al peso de tres Mini Cooper", se?al¨® en la presentaci¨®n Gregory Erickson.
Plumas para camuflarse
Ahora se sabe por su relaci¨®n con otras especies que el T. Rex ten¨ªa plumas para camuflarse, aunque no se encontraron f¨®siles de ellas. Es una inc¨®gnita los sonidos que emit¨ªan estos animales, aunque no es un obst¨¢culo en la muestra, con una reproducci¨®n de rugidos en una zona interactiva. Tambi¨¦n se proyectan en el suelo las sombras de dos tyrannosaurus adultos peleando.
La exhibici¨®n permite seguir la evoluci¨®n de esta especie durante 100 millones de a?os, hasta convertirse en el gigantesco dinosaurio que ha cautivado a las masas. As¨ª, se introduce a dos docenas de especies que integran la superfamilia de los tyrannosaurus, todas peligrosas, pero no tan fieras como el Rex. El Proceratosaurus bradleyi vivi¨® hace 168 millones de a?os y ten¨ªa el tama?o de un lobo, mientras que el Xiongguanlong baimoensis se considera una especie de transici¨®n.
"Todos los a?os se descubren nuevas especies", comenta Michael Novacek, el paleont¨®logo a cargo de la muestra. ?l explica que adem¨¢s se incorporan disciplinas en la investigaci¨®n, como la biolog¨ªa, la qu¨ªmica y la medicina, que aportan nueva informaci¨®n sobre su evoluci¨®n. Cuando se estren¨® la pel¨ªcula Parque Jur¨¢sico, en 1993, se?ala, se sab¨ªa que eran carn¨ªvoros y poco m¨¢s. Ahora se conoce que su visi¨®n, olfato y o¨ªdo eran muy sensibles.
Mark Norell insiste por todo esto en que el Tyrannosaurus Rex es mucho m¨¢s que un icono de la cultura popular moderna. La muestra, explica, permite en este sentido explorar c¨®mo la ciencia usa la tecnolog¨ªa m¨¢s puntera, su creatividad e ingenio para conocer la biolog¨ªa del depredador y su comportamiento, que hace solo dos d¨¦cadas no habr¨ªan sido posibles imaginar. "Podemos explorar cuestiones complejas sobre estos animales tan carism¨¢ticos", explica. "Nunca imagin¨¦ que ser¨ªamos capaces de estudiar la forma de su cerebro o de analizar las l¨ªneas de crecimiento de los dientes para determinar lo r¨¢pido que ganaban peso". Como apunta Erickson, quedan a¨²n muchos misterios que resolver y que son esenciales: "?Qu¨¦ sexo ten¨ªan los animales de estos f¨®siles?", "?y c¨®mo maduraban?".
Jasmine Wiemann forma parte de la nueva generaci¨®n de paleont¨®logos que busca dar respuestas a los grandes enigmas de estos seres prehist¨®ricos. Es experta en biolog¨ªa molecular. Integrar los m¨¦todos de otras disciplinas cient¨ªficas, explica, posibilita allanar el camino para que emerjan nuevos descubrimientos. "Es un momento fascinante, hay mucho m¨¢s preservado que simples huesos".
La exposici¨®n se completa con una experiencia en realidad virtual, en la que se introduce al visitante en un espacio similar a la sala donde se encuentran los dinosaurios en el AMNH. En equipos de tres personas se puede montar el esqueleto del T Rex, hueso a hueso. Al completarlo, cobra vida en las mismas tierras donde el f¨®sil fue hallado por Brown, en el que fue su hogar hace 66 millones de a?os en Montana.
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