Decadencia y renacimiento
Hay existencias sobre las que parece haberse depositado una inmisericorde p¨¢tina de polvo, como las protagonistas de esta prodigiosa pel¨ªcula
Hay existencias sobre las que parece haberse depositado una inmisericorde p¨¢tina de polvo. Es lo que les ocurre a Chela y Chiquita, dos mujeres de mediana edad, nacidas en el seno de la burgues¨ªa paraguaya, cuya relaci¨®n sentimental ha acabado, con el paso de los a?os, solidificando rutinas y roles que empiezan a parecerse al ensayo de un ritual funerario. Sus privilegios de clase est¨¢n en claro proceso de desintegraci¨®n: a esa casa se?orial, cada vez m¨¢s vaciada de sus viejos esplendores, suelen llegar ocasionales compradores de mobiliario, vajilla, cuadros y cuberter¨ªa que tratan el eco del lujo como el objeto de saldo en que se ha convertido. Pareja que acaso nunca tuvo que trabajar para vivir, que gestion¨® mal sus herencias familiares y que mantiene un limitado servicio dom¨¦stico, no tanto por cuesti¨®n de estatus como por atrofia de su capacidad para lidiar con los deberes cotidianos, Chela y Chiquita tendr¨¢n que hacer frente a una radical transformaci¨®n de sus rutinas cuando la segunda ingrese en prisi¨®n por un delito relacionado con sus deudas familiares. Chela, la m¨¢s dependiente e insegura de las dos, siempre en el umbral de la depresi¨®n, aprender¨¢ a sobrevivir en esa casa de habitaciones mal ventiladas como quien ha naufragado de su propia vida.
LAS HEREDERAS
Direcci¨®n: Marcelo Martinessi.
Int¨¦rpretes: Ana Brun, Margarita Irun, Ana Ivanova, Mar¨ªa Martins.
G¨¦nero: drama. Paraguay, 2018.
Duraci¨®n: 98 minutos.
?pera prima del director Marcelo Martinessi, Las herederas es una pel¨ªcula de mujeres donde los hombres son solo nefasto recuerdo o mala praxis intuida en fuera de campo. La descripci¨®n de su opresivo universo decadente, mediante planos de composici¨®n tan meditada como poco exhibicionista, es tan v¨ªvida que sorprende bastante que esta no sea tanto la historia de un final como la de un principio, una liberaci¨®n: la de Chela, que, entre su dom¨¦stica c¨¢mara mortuoria y el bullicio y la promiscuidad del patio de la c¨¢rcel donde visita a Chiquita, encontrar¨¢ una inesperada v¨ªa de escape haciendo de choferesa de una amiga con afici¨®n por el bridge.
La mirada vidriosa de la debutante Ana Brun, en la piel de Chela, se ir¨¢ iluminando progresivamente en el curso de este relato que extrae oro y luz de un universo an¨®malo.
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