Najwa y Mala: poder¨ªo, se?ores, poder¨ªo

Nos hemos vuelto todos tan seri¨¦filos que el te¨®rico gran acontecimiento musical de la semana en Madrid estaba alentado por una plataforma televisiva. Fox congreg¨® este jueves en el Teatro Barcel¨® a m¨¢s oteadores de celebridades que a mel¨®manos con sus buenos trienios de legitimidad, pero ese es el signo de los tiempos, que dir¨ªa nuestro a?orado morador de Paisley Park. Y la fascinaci¨®n?¨Cseguramente merecida¨C en torno a Vis a vis propici¨® un encuentro bendecido por su condici¨®n ¡°¨²nica¡± e ¡°irrepetible¡±, aunque conviene anotar que las reediciones solo son inviables por motivos metaf¨ªsicos, no log¨ªsticos.

Najwa Nimri se ha erigido en un emblema del talento poli¨¦drico, hasta el punto de que ya nadie discierne si es una actriz que tambi¨¦n canta o a la inversa. Su papel de Zulema en la serie carcelaria y el hecho de acariciar el Goya como protagonista de Qui¨¦n te cantar¨¢ han apuntalado estos ¨²ltimos meses el perfil m¨¢s audiovisual, pero resulta muy dif¨ªcil negarle la legitimidad s¨®nica nada m¨¢s verla, sofisticada y magn¨¦tica, apoder¨¢ndose del escenario. Y en cuanto certificamos, y esto es a¨²n m¨¢s meritorio, que no resulta fulminantemente abrasada y anulada por la proximidad de Ana Mar¨ªa Rodr¨ªguez; una mujer arrebatadora, un virulento hurac¨¢n de coraje e ingenio.

Najwa Nimri se ha erigido en un emblema del talento poli¨¦drico, hasta el punto de que ya nadie discierne si es una actriz que tambi¨¦n canta o a la inversa

El singular encuentro entre Najwa y La Mala, que no en vano le hinc¨® el diente en Vis a vis al tema Agnus dei, se plante¨® como un mash up de tres cuartos de hora dirigido y orquestado por el productor Carlos Jean tras las maquinitas. El neologismo angl¨®fono hace alusi¨®n a un collage o recopilaci¨®n de canciones dispares, aunque algunos expertos en m¨²sica electr¨®nica entre el p¨²blico murmuraban traducciones mucho m¨¢s simp¨¢ticas, que no err¨®neas: mejunje, batiburrillo, refrito. La f¨®rmula es resultona, y hasta exitosa, si se atiene a los par¨¢metros de la prudencia. Jean ech¨® sabiamente el freno a los 45 minutos, y aun as¨ª no eran pocos los espectadores inmersos en el muy madrile?o vicio de la tertulia con m¨²sica de fondo. Ya saben: es lo que hay.

La confluencia se gui¨® por la generosidad con sus dos part¨ªcipes, aunque fue el repertorio de Rodr¨ªguez (Gitanas) el primero en comparecer y, seguramente, el m¨¢s privilegiado. Ning¨²n problema, y menos a¨²n en la v¨ªspera de un 8-M que flotaba en el ambiente y era santo y se?a de un deseo, de un clamor: dej¨¦monos de escalafones, orillemos los zafios excesos de la testosterona, am¨¦monos como y con quien nos d¨¦ la real gana, pero desde el compromiso de la equidad. Parece sencillo, casi elemental, pero no hay manera. Y hasta puede que vayamos a peor. Por eso hay que tener la gracia especial de La Mala para gritar ¡°C¨®meme el co?o¡± y que el exabrupto suene mucho m¨¢s desafiante que soez. Como la piropear¨ªa Nimri poco despu¨¦s, ¡°?hab¨ªa alguna duda de que La Mala es la jefa?¡±.

Rodr¨ªguez alternaba canto y rapeo mientras una gigantesca palabra ¡°Fuerza¡± parpadeaba desde el fondo del escenario, en un episodio obvio de redundancia. Najwa extrae mayores r¨¦ditos con esa vertiente suya de enigma y ronroneo, de misterio imposible de abarcar mediante una mera catarata de ep¨ªtetos. Su gusto por la subversi¨®n va mucho m¨¢s all¨¢ de que decida encenderse el consabido pitillito en escena. La ley antitabaco es una bendici¨®n, pero a ella le consentiremos que simbolice de esa manera su escaso apego por las normativas.?

Waiting, del ¨²ltimo proyecto de Najwajean, daba paso a Por la noche, aquel ¨¦xito inici¨¢tico de Mala que avisaba, prof¨¦tico: ¡°No practico el arrepentimiento / Mi templo tiene cimiento¡±. ¡°Una bulla fuerte para Najwa. ?Que no os oigo, hijos de puta!¡±, arengaba nuestra gitana de Jerez mientras el adjetivo ¡°Bad¡± (?Por qu¨¦ no ¡°Mala¡±, y nunca mejor ocasi¨®n para ello?) reluc¨ªa en las pantallas gigantes. Faltaban a¨²n los bises, que Nimri aprovech¨® para recrear su cl¨¢sico Crime en versi¨®n muy desnuda antes de recalar en aquella Vida loca de Pancho C¨¦spedes. Una espont¨¢nea aparentemente enloquecida invadi¨® entonces el escenario para abrazarse con Nimri, pero result¨® ser... ?Alba Flores! Y a¨²n hubo m¨¢s actrices de las que conocimos con el mono amarillo mientras La Mala conced¨ªa la fiesta final m¨¢s evidente: ¡°Siempre fuimos fuertes, t¨² no te me vengas abajo¡­¡±.

Al final no hubo ning¨²n versus entre Najwa y Mala, sino una connivencia clamorosa. Porque ambas, desde sus manifiestas diferencias, comparten la muy fraternal condici¨®n de versos libres. Y porque lo suyo es poder¨ªo, se?ores. Poder¨ªo puro. A¨²n m¨¢s rotundo y euf¨®nico que lo del empoderamiento.