Un di¨¢logo abierto de danza y baile
El bailaor David Coria presenta una propuesta art¨ªstica de una intensidad constante
El mismo nombre del espect¨¢culo revela en parte la intenci¨®n. El bailaor principal aspira a diluirse en un supuesto anonimato para formar parte de un proyecto superior al que invita a dos compa?eros. Con ellos comparte escena, bailes, danzas y hasta un protagonismo que, a la larga, no puede eludir. Pero, desde el inicio al fin, los tres cuerpos constituyen un veh¨ªculo unitario con el que configurar im¨¢genes de elaborada plasticidad y bailar a tres con una singular sincron¨ªa y compenetraci¨®n. El discurso personal se enriquece as¨ª con aportaciones que, lejos de restar, lo enriquece. Como otras escogidas figuras de la nueva y brillante generaci¨®n de la que forma parte, Coria, tras una experiencia grupal dilatada, emergi¨® con una contrastada claridad de ideas que confirma con esta nueva producci¨®n.
La presentaci¨®n de nuevas formas expresivas, en formatos tambi¨¦n novedosos, puede nutrirse de una multiplicidad de recursos esc¨¦nicos, del vestuario a la iluminaci¨®n, pero se agradece que, en esta b¨²squeda de un lenguaje propio, se siga eligiendo a la m¨²sica flamenca como compa?era, que se baile al cante, incluso cuando sea objeto de efectos sonoros. Ese cante, en la voz de una espl¨¦ndida Gema Caballero, y esa m¨²sica, dirigida por el original creador que es el guitarrista Jes¨²s Torres, sostienen la funci¨®n, la permanente evoluci¨®n de bailes y danzas, el constante di¨¢logo de los cuerpos, sin apenas respiro y con un comedido espacio para el lucimiento personal.
David Coria. An¨®nimo. Direcci¨®n art¨ªstica, idea original y coreograf¨ªa: David Coria. Colaboraci¨®n coreogr¨¢fica: Andr¨¦s Mar¨ªn y Pedro C¨®rdoba. Direcci¨®n musical: Jes¨²s Torres. Baile: David Coria, Eduardo Leal y Rafael Ram¨ªrez. Direcci¨®n Musical: Jes¨²s Torres. Colaboraci¨®n especial al cante: Gema Caballero. Guitarra: Jes¨²s Torres. Percusi¨®n: Daniel Su¨¢rez. Chelo: Sancho Almendral. Iluminaci¨®n: Gloria Montesinos. Sonido: Kike Seco.
En un momento determinado, todos los componentes de la compa?¨ªa se igualan sobre la escena para recitar un texto absurdo o surreal y dar paso a un juego de identidades en el que toma parte toda la compa?¨ªa. La pregunta podr¨ªa ser si somos lo que vestimos. Los tres bailaores, con una falda superpuesta resuelven la ecuaci¨®n con desenfado y unos toques de humor que se completan con la farruca que interpreta Gema sobre los hombros de David. El remate vino en clave de rumba, la flamenca del 14, que popularizara el de la Matrona. Ese podr¨ªa ser uno de los cuadros definidos de una obra que se presenta muy fluida y sin apenas cesuras. El espectador se ve atrapado en el seguimiento de lo que se le ofrece, que tiene una intensidad constante, y que, sin embargo, no angustia y s¨ª va proporcionando satisfacciones a cada paso.
La elecci¨®n de estilos, y su misma ubicaci¨®n en el desarrollo de la obra, es tambi¨¦n muestra de la libertad expresiva que la inspira. Pongamos como ejemplo el caso de la petenera, escogida para cerrar el espect¨¢culo. Realmente, fueron tres peteneras: primero, la veracruzana, bailada en un paso a tres para que, a continuaci¨®n, Coria y Torres dialoguen en la misma clave musical. Con la cl¨¢sica de Pastora, el bailaor titular se decide a tomar protagonismo y despliega su baile, exacto y elegante. El final, con la iluminaci¨®n sobria, pero efectiva, que ha definido la funci¨®n, nos devuelve con un planteamiento circular a la imagen del anonimato, la de tres cuerpos que son uno indefinido.
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