Hallados rastros del zurdo Leonardo da Vinci en ¡®La Gioconda¡¯ desnuda
Los cient¨ªficos franceses vinculados al Louvre hallan en la 'Monna Vanna' ciertas huellas que podr¨ªan atribuir ¡°la mayor parte del dibujo¡± al maestro
No se sabe si la Monna Vanna fue una gran broma o un retrato de uno de sus ayudantes convertido en mujer. La firma tambi¨¦n es un misterio, como mucho de lo que tiene que ver con Leonardo da Vinci. Se ha querido ver una versi¨®n desnuda de?La Gioconda, coet¨¢nea de este dibujo a carboncillo, aunque solo tengan en com¨²n la posici¨®n de la protagonista. Ahora, los especialistas del laboratorio del Centre de Recherche et de Restauration des Mus¨¦es de France (C2RMF), bajo la supervisi¨®n del Louvre de Par¨ªs, han determinado que ah¨ª hay mano de Leonardo. Al menos as¨ª lo ha hecho saber Mathieu Deldicque a la agencia AFP. El responsable de la conservaci¨®n del dibujo en el Museo Cond¨¦, en el palacio de Chantilly, de propiedad p¨²blica, ha asegurado que los expertos han determinado que ¡°hay una gran posibilidad de que Leonardo haya hecho la mayor parte del dibujo¡±.
El C2RMF todav¨ªa no ha hecho p¨²blico el estudio, pero Deldicque ¨Cel mayor defensor en los ¨²ltimos a?os del reconocimiento de la mano del maestro, en la conocida como Monna Vanna¨C?ha adelantado que los ex¨¢menes del laboratorio del C2RMF han demostrado que la imagen se dibuj¨® desde la parte superior izquierda hacia la inferior derecha, s¨ªntoma propio de un autor zurdo, como Leonardo. Al parecer, a lo largo de la superficie han quedado grabadas las marcas y las manchas del carb¨®n utilizado por el pintor. Es otra buena noticia para la celebraci¨®n este a?o de los 500 a?os del fallecimiento del genio renacentista, aunque el Louvre todav¨ªa debe decidir si?Salvator Mundi es autor¨ªa de Leonardo.
Los expertos han datado la Monna Vanna en 1503, a?o en que Leonardo empieza con Mona Lisa
De hecho, con la compra de la?Monna Vanna pas¨® algo parecido a la del cuadro m¨¢s caro de la historia de las subastas (450 millones de d¨®lares): el duque de Aumale compr¨®, en 1862, el dibujo como si fuera de Leonardo, por la elevada cifra de 7.000 francos. Y dos a?os m¨¢s tarde, los historiadores se retractaron y arrebataron su autor¨ªa, que podr¨ªa ser de Salai. ¡°En Mil¨¢n¡±, cuenta Vasari, ¡°Leonardo tom¨® como sirviente a un milan¨¦s llamado Salai. Era extraor?dinariamente agraciado y atractivo, y ten¨ªa un hermoso cabello rizado que Leonardo adoraba¡±. Sus rizos y las bellas facciones del joven se repiten una y otra vez en los bocetos y apuntes en hojas y cuadernos. Salai es la fuente de inspiraci¨®n del canon de belleza masculino que crea el maestro, que podr¨ªa haber convertido en mujer.
Mejor, acompa?ado
El muchacho es un truhan, un ladronzuelo, que el maestro colma con caprichos sin reparar en gastos: le compra una capa tan cara como llamativa (cuatro brazos de pa?o de plata, terciopelo verde para los ribetes, cintas, aros peque?os...). La pareja pasea tranquilamente ya por Florencia, el m¨¢s joven protegido por una capa plateada, el mayor con unas largas calzas rosas. Adem¨¢s de los regalos, forma a Salai ¨Ccon 16 a?os¨C como un pintor competente, que ya estaba con ¨¦l en la preparaci¨®n del muro de la??ltima Cena, en Santa Mar¨ªa delle Grazie, unos a?os antes de realizar esta mujer desnuda, un hito extra?o en medio de su producci¨®n y su vida revuelta.
El descubrimiento del C2RMF confirma ¨Cuna vez m¨¢s¨C que Leonardo nunca trabaj¨® solo y siempre dej¨® al taller lo engorroso. Vasari tiene un c¨¦lebre comentario sobre el artista: ¡°Empezaba muchas cosas y nunca las terminaba¡±. Como hizo Verrocchio con ¨¦l antes, Leonardo delega peque?as ¨¢reas de las pinturas a sus alumnos y asistentes, d¨¢ndoles la responsabilidad de continuar el trabajo que el maestro ha marcado con su primer dibujo. En ocasiones les hace responsables de un dise?o global, otras veces rematan partes en las que basta con que contin¨²en la coherencia estil¨ªstica de la firma de la empresa. En otras ocasiones, copian.
Todos sus pupilos deb¨ªan educarse en la ley del dibujo para que los cuadros resistieran como los edificios. El dibujo antes que nada. El dibujo a todas horas y ellos reproducen los bocetos que Leonardo traza en sus cuadernos. Revisa sus ejercicios y siempre incide sobre lo mismo: las sombras. Se queja el maestro de que sus ayudantes nunca las rematan, que tienen af¨¢n y amor por la pintura, pero no disposici¨®n. Necesita ver m¨¢s voluntad y mimo por el detalle. ¡°Hay m¨¢s dificultad en las sombras de las pinturas que en sus perfiles¡±, escribe. Por eso insiste en el cuidado y la verdad, en la intenci¨®n y en la verdad, para lograr el claroscuro (una de la pruebas de esta?Monna Vanna).
Un gesto muy ensayado
Esta mujer desnuda recuerda a?La Gioconda, pero la obra de arte m¨¢s famosa del mundo no fue fruto de la espontaneidad ni un gesto casual. Es la fuerza de la insistencia: el cruce de manos por delante de la figura ya los practic¨® en el delicado dibujo, de 1500, que hace como cart¨®n preparatorio con sanguina para el retrato que nunca realizar¨¢ a Isabella d¡¯Este (y que ella le reclamar¨¢ toda su vida). El boceto es la compensaci¨®n por la atenci¨®n que le ofreci¨® la marquesa de Mantua, una de las mujeres m¨¢s poderosas del momento, en su huida de Mil¨¢n a Florencia. Esta postura es el primer acercamiento del modelo que llevar¨¢ a otros retratos y que culminar¨¢ con La Gioconda a?os m¨¢s tarde.
Los expertos han datado la Monna Vanna en 1503, a?o en que Leonardo empieza con Mona Lisa, cuando acaba de llegar a Florencia, adonde ha regresado 18 a?os despu¨¦s. Con casi 50 a?os vuelve a estar exiliado, sin trabajo y tratando de buscar un lugar en el mundo que no termina de aceptarle. Le encuentran admirable y absurdo. Abre una de sus peque?as libretas y escribe: ¡°El movimiento es el origen de toda vida¡±. Pura resignaci¨®n. Da Vinci es un migrante sin refugio, que solo encuentra naci¨®n en su taller y en sus cuadernos, c¨®mplices de su devenir err¨¢tico, libretas que cuelgan de su cintura y dan testimonio de su vida. Y vuelve a escribir: ¡°?Por qu¨¦ no creas entonces obras que hagan que tras tu muerte sigas pareciendo vivo, en lugar de pasarte la vida durmiendo como si fueras ya un triste muerto?¡±.
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