Las diecis¨¦is vidas de Maggie O'Farrell
La escritora irlandesa recoge en 'Sigo aqu¨ª', un volumen autobiogr¨¢fico que se lee como una novela, sus experiencias cercanas a la muerte


Maggie O'Farrell, figura clave de la literatura (norte) irlandesa, y a cada nueva impecable entrega de su apasionante obra en marcha, de la literatura mundial, escribe un diario desde los 11 a?os. A veces le cuenta cosas que no tienen nada que ver con su d¨ªa a d¨ªa. A veces le cuenta cosas que le pasaron. Como cuando aquella vez, de camino a Hong Kong, el avi¨®n en el que viajaba se precipit¨® al vac¨ªo. O cuando aquella otra vez, siendo una adolescente, en mitad de la noche, decidi¨® que, por qu¨¦ no, se tirar¨ªa al mar, desde una altura considerable, sin tener en cuenta que pod¨ªa no llegar a tocar fondo ¨C como no hizo ¨C y que, para ella, estar rodeada de oscuridad equival¨ªa a perderse para siempre. A veces le cuenta cosas que no le hab¨ªa contado a nadie. Por ejemplo, que un tipo le ech¨® al cuello la correa de los prism¨¢ticos con los que una semana m¨¢s tarde asfixiar¨ªa a una chica que podr¨ªa haber sido ella. Luego, un d¨ªa, reley¨¦ndolo, se dio cuenta de que su diario no era solo su diario. ¡°He le¨ªdo suficientes libros como para darme cuenta cuando estoy ante uno¡±, dice O'Farrell. Aparta un rizo pelirrojo, y a?ade, ¡°y eso era justo lo que ten¨ªa delante¡±. Ten¨ªa un libro sobre las diecis¨¦is veces en que hab¨ªa esquivado la muerte que acab¨® titulando Sigo aqu¨ª (Libros del Asteroide / L'Altra Editorial).
Al principio, trat¨® de negarse. Iba a ser su primer libro de memorias, y O'Farrell (Corelaine, 1972) le teme a la autoficci¨®n porque no quiere sentirse obligada a contar cosas que no quiere contar. ?Qu¨¦ hacer para evitarlo? Alejarse lo suficiente como para encarnar a su propio personaje. Es decir, todo lo que se cuenta es cierto, pero la forma en que se cuenta es la forma en la que se contar¨ªa de no serlo. ¡°Lo he enfocado como una novela, y no una sobre la muerte, sino una sobre lo que significa estar vivo, haberme librado todas esas veces de no estar en ninguna parte ya, alegrarme por todo este tiempo de descuento¡±, dice. O'Farrell se ha guardado para el final ¨C realmente el libro tiene aspecto de novela, y es una en la que la ¨²ltima parte, el ¨²ltimo cap¨ªtulo, te permite entender el resto, y no solo el resto , sino tambi¨¦n la poderosa energ¨ªa de toda su obra ¨C el episodio m¨¢s duro: a los ocho a?os se le diagnostic¨® una encefalitis en apariencia incurable que acab¨® por curarse (pas¨® un a?o en silla de ruedas, haciendo todo tipo de ejercicios para intentar volver a andar, hasta que lo consigui¨®) de milagro. A¨²n hoy tiene secuelas. ¡°Esa botella de ah¨ª. Si no la miro, soy incapaz de cogerla¡±, dice. Y la oscuridad sigue siendo un enemigo feroz.
Postrada en aquella cama aprendi¨® algo realmente valioso. No solo que la muerte nunca avisa, que tambi¨¦n, sino que la amabilidad de los desconocidos puede salvarte la vida. ¡°En los peores momentos siempre ha habido alguien que me ha tendido, literalmente, la mano ¨C como cuando estuve a punto de desangrarme en mi primer parto ¨C, o que ha confiado en que pod¨ªa salir de esa, y me ha sonre¨ªdo y ha sido amable conmigo, y esa amabilidad me ha dado la fuerza que necesitaba. Estoy convencida de que la amabilidad puede rescatarte del peor de los abismos. No estar¨ªa mal que intent¨¢ramos ser amables siempre que podemos¡±, sentencia. Pero volviendo al haber rozado la muerte con tan solo ocho a?os, la escritora se explica a partir de aquella experiencia incluso su pulsi¨®n narrativa a partir de esa experiencia. Se lo explica, hace unos meses, en un poco iluminado bar de Barcelona, adonde ha viajado a presentar su ¨²ltimo libro.
¡°El haber estado tan cerca de la muerte de peque?a y volver de nuevo a la vida me proporcion¨® durante mucho tiempo una osad¨ªa, una actitud desde?osa e incluso demencial frente al riesgo¡±, escribe, y a?ade: ¡°No es que no concediera valor a la existencia, sino que ten¨ªa un deseo insaciable de abrazar todo lo que la vida pudiera ofrecerme¡±. Le perdi¨® el miedo a la muerte, su proximidad le resultaba ¡°casi familiar¡±. ¡°Sab¨ªa que un d¨ªa llegar¨ªa y no me asustaba, al contrario¡±, escribe. ?Y la pulsi¨®n narrativa? ¡°Quieres vivir, tanto como puedas, ?y no expande la literatura la vida? ?No es vivir muchas vidas? Lo ¨²nico que s¨¦ es que cuando no escribo, me vuelvo loca. No dejo de hacer cosas. Cambio todos los muebles de casa de sitio. No puedo parar¡±, contesta.
Puesto que las 17 experiencias cercanas a la muerte recogidas en Sigo aqu¨ª recorren toda su vida, el libro puede leerse como una profunda y fascinante reflexi¨®n sobre cada etapa de la vida de un ser humano
Puesto que las 17 experiencias cercanas a la muerte recogidas en Sigo aqu¨ª ¨C volumen que debe su t¨ªtulo a un c¨¦lebre verso de Sylvia Plath ¨C,?recorren toda su vida, el libro puede leerse como una profunda y fascinante reflexi¨®n sobre cada etapa de la vida de un ser humano: c¨®mo somos de despreocupadamente valientes de ni?os, c¨®mo lo somos mucho m¨¢s conscientemente de adolescentes, y c¨®mo, de adultos, el miedo empieza a alejarnos de la persona que fuimos. De las 17 experiencias relatadas, 16 son suyas, y la ¨²ltima, de su hija peque?a, nacida con alergia a todo tipo de cosas, una alergia que la coloca al borde de la muerte una y otra vez. ¡°La maternidad te vuelve una persona m¨¢s cauta", dice O'Farrell, "porque ya no temes por ti, temes por lo que dejar¨ªas atr¨¢s de no estar¡±.
De la amenaza que representan los hombres ¨C el tipo de los prism¨¢ticos que la asalt¨® en mitad de la monta?a y dos tipos que trataron de quedarse con su coche y vete a saber qu¨¦ m¨¢s mientras estaba d¨¢ndole el pecho al beb¨¦ sola dentro ¨C para las mujeres, apunta que en cierto sentido siempre ser¨¢ as¨ª. ¡°Son m¨¢s fuertes que nosotras. Cualquier mujer con la que te cruces podr¨ªa contarte un par de historias como las que yo cuento. Es terror¨ªfico. Se lo digo a mi hijo de 15 a?os. Imag¨ªnate llegar a un caf¨¦ y que un grupo de se?oras gritasen cosas que te incomodasen. Se r¨ªe. No se lo cree. Bueno, pues eso tienen que soportarlo las chicas, todo el tiempo, le digo yo¡±.
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