Atrapa tu vida, otra vez
El periplo vital de cualquiera es material narrativo pero qu¨¦ ocurre cuando el escritor se convierte en un escritor de memorias en serie
Con motivo de la publicaci¨®n de su s¨¦ptimo libro de memorias, algo llamado On Sunset,?que tal vez jam¨¢s llegue a publicarse en Espa?a, un periodista, Henry Alford, llam¨® a Kathryn Harrison, serial memoir writer. La etiqueta, al parecer, a¨²n no designa ejemplares en librer¨ªas, ni siquiera en las anglosajonas, tan adictas a lo ingenioso de algunas ¨C pensemos en el fiction of domestic horror chaos con el que designaban las de Shirley Jackson ¨C, pero ya est¨¢ en el aire, por lo que quiz¨¢ no sea m¨¢s que cuesti¨®n de tiempo. Aunque escritoras de memorias en serie han existido siempre, pero tal vez los tiempos, estos tiempos en los que el yo est¨¢ por todas partes y el del escritor busca su lugar, conviertan la excepci¨®n en norma.
Le recuerda Harrison a Alford que Maya Angelou escribi¨® ocho y Shirley MacLaine, 11. Le cuenta que, en alg¨²n momento del pasado, cuando estaba haciendo el Camino de Santiago, se cruz¨® con un tipo que, al enterarse de que era escritora, quiso saber si estaba all¨ª para seguir los pasos de Shirley MacLaine, que primero hizo el Camino y luego escribi¨® un libro sobre lo que le ocurri¨® mientras lo hac¨ªa, cosa que la propia Harrison se planteaba hacer. Recuerda que sinti¨® ligeramente ofendida, ?por qu¨¦ iba ella a seguir los pasos de nadie cuando pod¨ªa dar los suyos propios? El escritor en serie de memorias es?un arque¨®logo de s¨ª mismo y de nadie m¨¢s, tal y como explica estupendamente Mary Karr.
¡°Como muchos escritores de memorias, tengo un pasado horrible y si me met¨ª en esto fue para escarbar en ¨¦l y ver qu¨¦ encontraba. El problema es que no puedo dejar de hacerlo. Es como si necesitara desenterrar el mismo hueso una y otra vez¡±, explic¨® Karr en una entrevista con una radio p¨²blica de Carolina del Norte. Karr ha publicado tres libros de memorias, y un libro sobre el hecho de escribir libros de memorias (es el ¨²ltimo, se titula, The Art of Memoir). El primero, El club de los mentirosos, publicado originalmente en 1995, es un best seller mundial. En Espa?a lo coeditaron Errata Naturae y Perif¨¦rica, que acaban de volver a repetir f¨®rmula y, salt¨¢ndose Cherry (2001), acaban de publicar el tercer hueso con el que regres¨® Karr de esa inmersi¨®n en el pasado, un pasado, en este caso, reciente, en el que algo (o casi todo) sali¨® mal: Iluminada (2009).
De la misma manera que un escritor no memorialista vuelve una y otra vez sobre el mismo tema, inevitablemente, seg¨²n A. M. Homes, ¡°hasta que lo resuelve¡±, la sensaci¨®n es la de que un memorialista en serie no va a poder evitar volver sobre s¨ª mismo hasta que no se solucione. Peor: ?podr¨¢ solucionarse alg¨²n d¨ªa? Ianthe Brautigan, la ¨²nica hija de Richard Brautigan, public¨® en el a?o 2000 una biograf¨ªa de su padre que era en realidad un libro de memorias propio titulado You Can't Catch Death ¨C algo as¨ª como No puedes pillar a la Muerte ¨C. En el libro, Ianthe, habla de su padre, pero sobre todo habla de s¨ª misma, e intenta perdonarse por no haber sido capaz de impedir el suicidio del escritor, por no haber siquiera sospechado que algo iba mal. Puesto que lo consigue, puesto que se da una explicaci¨®n, se tiene la certeza, al acabar, que Ianthe guardar¨¢ para siempre a buen recaudo el hueso desenterrado y no necesitar¨¢ ir en busca de ninguno m¨¢s.
Se dir¨ªa que sus memorias son un peque?o exorcismo que nada tiene que ver con el exorcismo constante en el que parece vivir quiz¨¢ el m¨¢s famoso memorialista de nuestro tiempo: Karl Ove Knausgard. Olvidemos por un momento lo sorprendente que pareci¨® resultar para el mercado literario que alguien se propusiese contar su vida en seis libros ¨C teniendo en cuenta que memorialistas en serie han existido, como hemos visto, siempre ¨C y volvamos al pasado horrible del que hablaba Mary Karr. Se dir¨ªa que Knausgard lo tuvo, y quiz¨¢ por eso no parece dispuesto a abandonar su condici¨®n de serial memoir writer: a Mi lucha le sigue un cuarteto de libros en los que habla con su hija a punto de nacer y le cuenta c¨®mo va a ser el mundo con el que se va a encontrar, partiendo de lo que cada cosa de la que habla (botellas, tel¨¦fonos, el planeta Tierra) significa para ¨¦l, y alumbr¨¢ndola con un recuerdo, que es otra manera de contarse, de ir a por el hueso del que hablaba Karr.
La lista de aquellos que han vuelto una y otra vez a escarbar en su pasado es larga, largu¨ªsima (Henry Alford mencionaba, entre otros, a Augusten Burroughs, Jamaica Kincaid, Joyce Maynard, Frank McCourt y Lauren Slater, pero ciertamente, es cada vez m¨¢s interminable; qui¨¦n sabe, quiz¨¢ Aixa de la Cruz, que acaba de publicar sus primeras y muy recomendables memorias a los 30, Cambiar de idea, repita), pero las razones por la que lo hacen podr¨ªan resumirse, dir¨ªamos, en dos. Una la da Emily Fox Gordon, autora del libro de memorias Mocking Bird Years del que habl¨® en su otro libro de memorias (a piezas) Book of Days, cuando admite que lo que hizo en ese libro fue contarse de una de las muchas maneras en que pod¨ªa hacerlo. ¡°Decid¨ª hacerlo as¨ª, contar ciertas cosas y no contar otras, para ser el tipo de persona que cre¨ªa que era en ese momento¡±, escribi¨®. Un tipo de persona que quiz¨¢ no crea que es en el futuro, cuando necesite volver a contarse.
La otra la desencadena Maggie O'Farrell al afirmar que para superar el pudor que le daba contarse en Sigo aqu¨ª (Libros del Asteroide) se convirti¨® en personaje y se trat¨® a s¨ª misma como hab¨ªa tratado hasta el momento a los personajes de sus novelas. Al hacerlo, O'Farrell estaba creando su propio arquetipo, abandonando el caos de lo real y sumergi¨¦ndose en el orden de la ficci¨®n. Y una vez la vida se ha convertido en novela, y en ning¨²n caso en una que se da por acabada, ?qui¨¦n es capaz de escapar a la tentaci¨®n de seguir cont¨¢ndose? Y m¨¢s teniendo en cuenta que, en tanto que caos, como apunta Emily Fox Gordon en Book of Days, la vida de cualquiera, y por lo tanto, la vida de cualquier memorialista en serie, puede contarse de muy distinta forma cada vez. ?O acaso hay alguien que no est¨¦ en movimiento? Como le dijo Mary Karr al locutor de 88.5 WFDD: ¡°La ¨²nica imb¨¦cil que hay en mis libros acostumbro a ser yo, despu¨¦s de todo, es con quien me estoy peleando¡±.
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