San Isidro: El Juli auxilia a Sim¨®n Casas, al borde de un ataque de nervios
La rodilla lesionada de Ponce rompe los planes de la feria m¨¢s abierta de los ¨²ltimos a?os
Las vueltas que da la vida: ?qui¨¦n le iba a decir a Sim¨®n Casas, el empresario de Las Ventas, el productor cultural, el inventor del bombo light, que un toro de Matilla lo iba a colocar al borde de un ataque de nervios?
Lo que son las cosas¡
¡®El hombre propone, Dios dispone y el toro descompone¡¯, reza el famoso axioma; y en verdad que no estaba en el guion que un toro elegido para la gloria de Enrique Ponce, en el patio de su casa valenciana, le levantara los pies del suelo y, en la ca¨ªda, el torero se rompiera en mil pedazos la rodilla izquierda, y, de paso, trastocara dos de los carteles m¨¢s rematados de la feria madrile?a.
Despreciar Madrid (Manzanares y Morante) es un puntillazo a los aficionados
Y m¨¢s a¨²n: tambi¨¦n es casualidad que ese toro fuera propiedad del apoderado de Manzanares y Morante, toreros que se opusieron frontalmente al bombo de Casas y decidieron no participar en la feria. ?Tanto poder tiene Matilla como para hipnotizar a un toro para que lesione a Ponce y rompa San Isidro?
Es una broma, claro est¨¢, pero una imaginaci¨®n calenturienta no hubiera parido un argumento m¨¢s sicod¨¦lico.
El asunto es que, a pesar del surrealista comunicado de Ponce en el que parec¨ªa dispuesto a despreciar las leyes del sentido com¨²n m¨¦dico, Sim¨®n Casas se encontr¨® a pocos d¨ªas de la presentaci¨®n de los carteles con un serio problema: una de las grandes figuras, Ponce, no se podr¨ªa enfundar el traje de luces, y dos corridas de primer nivel -Juan Pedro Domecq y N¨²?ez del Cuvillo- quedaban descabalgadas.
?Qu¨¦ hacer, entonces? He aqu¨ª la gran cuesti¨®n.
Si el empresario fuera un revolucionario de verdad, habr¨ªa vuelto a apostar por el bombo, y hubiera sorteado los dos puestos de Ponce. Pero, al parecer, le asaltaron las dudas, aparecieron los nervios, y concluy¨® que habr¨ªa que mandar a paseo la dichosa idea innovadora, llamar a un salvador y asunto terminado.
Y llam¨® a El Juli, que hab¨ªa rechazado el nuevo sistema y, por tanto, quedaba excluido de lidiar las corridas que entraban en sorteo. Pero al empresario no le import¨® saltarse su propia norma. Parece que antes, seg¨²n cuenta ABC, le ofreci¨® a Roca Rey una de las dos corridas y la respuesta fue que no. Y se desconoce si habl¨® con Matilla; lo cierto es que Juli¨¢n se encontr¨® con el premio gordo de la loter¨ªa sin haber comprado un d¨¦cimo.
?Qu¨¦ no habr¨¢ pedido Juli¨¢n para estar en la feria y aplacar la desaz¨®n del empresario?
Todos los carteles son interesantes; ver toros en Las Ventas es un espect¨¢culo ¨²nico.
Pues se equivoca Sim¨®n Casas. Hace mal cuando decide repudiar el bombo y llama a quien despreci¨® el nuevo sistema. Y yerra porque El Juli, -figura del toreo por m¨¦ritos propios, sin duda alguna-, no est¨¢ hoy en condiciones de revolucionar la taquilla, y porque, otra vez, ha optado por el camino m¨¢s c¨®modo.
Como alguien ha comentado en las redes sociales, la ¡®bomba¡¯ hubiera sido que El Juli se anunciara mano a mano con Roca Rey en la corrida de Adolfo Mart¨ªn, pero volver a las andadas de Domecq y Cuvillo no interesa m¨¢s que a los partidarios ac¨¦rrimos del torero.
Para ese viaje no se necesitaban alforjas; dicho en rom¨¢n paladino: El Juli no merece que se le llame como salvavidas mientras mantenga su papel de torero acomodado.
Argumentan otros que El Juli puede elegir las ganader¨ªas que le apetezca, que es lo han hecho las figuras en todas las ¨¦pocas. S¨ª, pero los tiempos han cambiado, y la tauromaquia moderna exige un mayor compromiso para expulsar la monoton¨ªa y atraer la emoci¨®n.
Sea como fuere, El Juli le ha salvado los muebles a Sim¨®n Casas, quien, al final, ha decidido matar el bombo y presentarse como un empresario m¨¢s y no como el revolucionario que dice ser. All¨¢ ¨¦l.
En la feria de San Isidro no estar¨¢n Manzanares ni Morante, y su decisi¨®n los define muy negativamente como personajes de la torer¨ªa. Despreciar Madrid es un puntillazo a los aficionados. Ni Talavante, retirado y se le echar¨¢ de menos; ni Ponce ni Fortes, en el lecho del dolor; ni Cayetano (?le interesa ser figura?, ni To?ete, demasiado verde y escaso misterio.
No est¨¢n otros que bien merecen una oportunidad en un ciclo tan largo: Varea, Casta?o, Lamelas, Bol¨ªvar, Jes¨²s Enrique Colombo, Javier y Borja Jim¨¦nez, Rafa Serna, Alfonso Cadaval, Lama de G¨®ngora, Oliva Soto¡
Se anuncian 48 matadores y la mayor¨ªa de ellos pisar¨¢ la arena con el coraz¨®n a tope, consciente de que se juega el ser y el no ser en la profesi¨®n. Por esa raz¨®n, todos los carteles son interesantes, todos merecen la pena, y porque ver toros en Las Ventas -como en la Maestranza- es un espect¨¢culo ¨²nico, diferente y cargado de una tensi¨®n que no se palpa en las dem¨¢s grandes ferias.
Se ha dicho que San Isidro reca¨ªa sobre las espaldas de Roca Rey. No. El torero peruano ha estado donde debe estar, s¨ª, pero ¨¦l y sus circunstancias son los due?os de su destino. El peso de la feria recae sobre las espaldas de todos y cada uno de los toreros, ganaderos y el empresario.
En fin que la suerte est¨¢ echada. Ahora es el p¨²blico el que tiene la palabra; el juez implacable que procesa la gesti¨®n del empresario, la opci¨®n de los toreros y la labor de los ganaderos.
Mientras tanto, quede constancia de que la ruleta de la vida le ha hecho una mala faena a Enrique Ponce, y ha permitido descubrir que el empresario de Madrid no cree en s¨ª mismo. El bombo no merec¨ªa morir tan pronto.
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