Rosal¨ªa desborda con ¡®El mal querer¡¯ el Lollapalooza de Buenos Aires
La cantante espa?ola ha iniciado este viernes su gira mundial en el festival argentino
Una adolescente pelirroja, de unos 14 o 15 a?os, habla con sus amigas dentro de un vag¨®n de tren en Buenos Aires que va de la estaci¨®n N¨²?ez al Hip¨®dromo de San Isidro, escenario de la sexta edici¨®n del festival Lollapalooza. La ve bailar a una de ellas y le dice que as¨ª no: ¡°No, par¨¢. Lo est¨¢s haciendo mal vos. Ella baila as¨ª¡±. Con ese mismo look urbano y zapatillas deportivas parecidas a la de su ¨ªdolo, la joven presume de esos pasos de baile flamenco reinterpretado que seguro reprodujo cuando la cantante Rosal¨ªa subi¨® al escenario en Argentina e inici¨® su gira mundial en tierras americanas.
La cantaora tom¨® el escenario alternativo casi en pleno atardecer y demostr¨® por qu¨¦ su presentaci¨®n era una de las m¨¢s esperadas del Lollapalooza en Argentina. El escenario que la aguardaba se vio desbordado por la cantidad de gente que segu¨ªa llegando y continuaba acomod¨¢ndose a pesar de estar ya a m¨¢s de 300 metros de distancia de la tarima. Sin los tonos rojos habituales de su vestimenta, luciendo una torera amarilla con botones dorados, que contrastaban con su vestimenta negra y sus habituales zapatillas deportivas blancas, Rosal¨ªa inici¨® bailando junto a ¡°sus ni?as¡±, su cuerpo de baile. Tom¨® el micr¨®fono y bast¨® que cantara estas conocid¨ªsimas l¨ªneas de su canci¨®n Pienso en tu mir¨¢ para desatar al p¨²blico: ¡°Me da miedo cuando sales / sonriendo pa la calle¡¡±.
Las miles de personas ah¨ª presentes repitieron cada l¨ªnea de las canciones de El mal querer, su ¨²ltimo ¨¢lbum y el repertorio que marc¨® el desarrollo de la presentaci¨®n. El p¨²blico repiti¨® cada letra y cada nota, cantando a la par de la artista, casi incluso sin dejarla a ella, ante su propio asombro que casi la obliga a soltar una l¨¢grima de emoci¨®n en m¨¢s de una ocasi¨®n. Tom¨® aire, se agarr¨® su rostro, sonr¨ªo y dijo: ¡°Argentina¡±. Esta palabra, que conten¨ªa muchos sentimientos y sensaciones, la repiti¨® al menos una decena de veces, en algunos casos para conectar con los presentes y en otras para aplacar su sorpresa.
Sola o acompa?ada en el escenario, Rosal¨ªa ten¨ªa una hoja de ruta y supo llegar a su destino con creces durante la hora que dur¨® su presentaci¨®n. El p¨²blico presente, en su mayor¨ªa mujeres, com¨ªa de su mano. Ya sea bailando flamenco, haciendo pasos sensuales para el reggaeton o ritmos electr¨®nicos, cantando con m¨²sica de fondo o a capela ¡ªalcanzando esas notas agudas de la t¨¦cnica vocal del canto flamenco¡ª o dirigiendo palabras cari?osas a sus aficionados, los rostros j¨®venes, algunos con l¨¢grimas y pintados con maquillaje de glitter, no dejaban de gritar mientras registraban con sus celulares cada movimiento de la artista.
La qu¨ªmica de Rosal¨ªa con su p¨²blico alcanz¨® sus puntos m¨¢s altos en temas como Catalina, de Los ?ngeles, su primer ¨¢lbum, cantando a capela con sus seguidores ¡ª¡°Ponme la mano aqu¨ª que la tienes fr¨ªa / ponme la mano aqu¨ª, Catalina m¨ªa¡±¡ª haci¨¦ndose c¨®mplices de las l¨¢grimas que se provocaron uno a otro. As¨ª tambi¨¦n sintonizaron durante A ning¨²n hombre o cuando son¨® el inici¨® de Bagdad, que empieza con esa remezcla de la popular melod¨ªa de Cry Me a River, de Justin Timberlake. Casi al cierre, la cantaora termin¨® de explotar el recital, cambiando al reggaeton, aprovechando para promocionar su nueva colaboraci¨®n con J Balvin, Con altura. Jug¨® con las palmas, con los sonidos de una peque?a consola, a cargo de su productor Pablo D¨ªaz-Reixa D¨ªaz, mejor conocido como El Guincho, y con el p¨²blico, haci¨¦ndoles repetir ¡°ole, ole¡±, mientras bailaba.
Rosal¨ªa cerr¨® su concierto, como era de esperarse, con la canci¨®n que la encumbr¨®, Malamente, y con la que se da el gusto de ironizar: ¡°Argentina, si te sabes este tema, c¨¢ntalo conmigo, ?s¨ª?¡±. Los ¨²ltimos compases de su ¨¦xito suenan y la artista se despide: ¡°Gracias por tanto cari?o y tanto amor. Esto ha sido un honor, os quiero mucho¡±. Hace una venia y se despide en medio de gritos y aplausos.
A estas alturas, uno pensar¨ªa que el fen¨®meno de la artista catalana ya habr¨ªa alcanzado su pico m¨¢s alto, pero la realidad nos dice lo contrario. El mal querer, sus letras y su m¨²sica, todav¨ªa tienen recorrido por hacer hacia nuevos territorios y p¨²blicos que se desesperan por conocer la voz de esa cantante que pone rostro y alma al ¨¢lbum que encandila a su p¨²blico por donde pasa. Rosal¨ªa ha soltado un hechizo y este parece no conocer fronteras.
Babelia
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