¡°El Brexit es el ejemplo de la estupidez con la que se maneja el destino¡±
William Boyd publica 'El amor es ciego', un recorrido por la vida ficticia de un afinador de pianos que nace en Escocia y sufre y vive por el mundo las vicisitudes de la condici¨®n humana

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William Boyd vive en una casa grande de Chelsea. Escribe en un cuarto en el que caben ¨¦l, una mesa donde redacta a mano y otra donde pasa a limpio. Por el suelo est¨¢n los libros que han de servirle para sus tres o cuatro ¡°proyectos pr¨®ximos¡±. En la mesa de escribir est¨¢ todo lo que se puede saber de la CIA e Hispanoam¨¦rica, que es lo que ahora arde en su imaginaci¨®n. Y ahora puede leerse en espa?ol El amor es ciego (Alfaguara, como todos los suyos), un recorrido por la vida ficticia de un afinador de pianos que nace en Escocia (como los padres de Boyd) y sufre y vive por el mundo las vicisitudes de la condici¨®n humana. En alg¨²n momento toca en la puerta de la desgracia, como el personaje de El extranjero de Albert Camus. En el sal¨®n donde hablamos hay otra colecci¨®n de libros. Entre ellos los propios y los que escribi¨® Ian Fleming, a partir de los cuales Boyd escribi¨® Solo, la novela que le encargaron para proseguir la vida ficticia de James Bond.
Boyd naci¨® en 1952 en Ghana. Un buen hombre en ?frica y Las aventuras de un hombre cualquiera est¨¢n entre sus novelas. La suerte y la mala suerte son sus asuntos. Y tambi¨¦n aqu¨ª, en El amor es ciego. De eso hablamos en el sal¨®n de la casa.
Pregunta. Su personaje, Brodie Moncour, es afinador de pianos, busca la felicidad del sonido. Y, como en la novela de Camus, pronto toca a la puerta de la desgracia.
Respuesta. Tiene tuberculosis, como Anton Ch¨¦jov, Keats, las hermanas Br?nte o Robert Louis Stevenson, el otro espectro literario que est¨¢ en el trasfondo del libro. Pesa sobre ¨¦l esa sentencia de muerte. De ah¨ª el arrebato de amor por la protagonista, Lika, una cantante de ¨®pera, la mujer de Kilbarron, el pianista para el que Brodie trabaja. Lo que padece Brodie es arrebato: se le est¨¢ yendo la cabeza, eso es parte de la enfermedad. Seg¨²n te va atenazando y empiezas a morirte, pierdes contacto con la realidad.
P. Llega a matar en duelo a Kilbarron.
R. Lo impulsan fuerzas que no tienen que ver con el sentido com¨²n. Se encuentra en un estado en el que har¨¢ cualquier cosa por Lika, se ha vuelto loco por amor. No importa el peligro que entra?e. El arrebato le ha levantado los pies del suelo y su cerebro ya no rige.
P. Brodie est¨¢ rodeado de imperfecciones, pero aprende a hacer que el piano suene perfecto.
¡°La gente aprovech¨® aqu¨ª el refer¨¦ndum para expresar otras frustraciones¡±
R. El afinador juega un papel crucial para que el piano tenga su efecto. Conoc¨ª a un afinador de la Royal Academy of Music de Londres, Clive Ackroyd. Asiste a conciertos y su o¨ªdo advierte pronto que el piano est¨¢ ya desafinado.
P. Brodie huye de la sombra perversa de John Kilbarron, al que ha matado, y de su hermano Malachi, que lo persigue por el mundo en busca de Lika, que se ha ido con ¨¦l¡ Y en su ¨²ltima llamada a la puerta de la desgracia le toca afinar un piano que ya no da m¨¢s de s¨ª. Ser¨¢ su ¨²ltimo piano.
R. Es cierto. El piano que ponen a su disposici¨®n en Trieste es imposible de afinar, y es la ¨²ltima vez que toca un piano¡
P. Y se va, como Gauguin, al destierro, a una isla alejada del mundo, a recibir las ¨²ltimas noticias de Lika¡
R. Stevenson tambi¨¦n hizo ese viaje. Nacido en Edimburgo, acab¨® su vida en Samoa. Hay una suerte de viaje stevensoniano en el que se embarca Brodie. Por eso lo mand¨¦ a la isla de Andeman, tan alejada, como forma de replicar el trayecto de Gauguin a Tahit¨ª o de Stevenson a Samoa, hombres europeos que se buscan a s¨ª mismos, que hallan su destino al final de sus vidas en lugares de lo m¨¢s remotos y ex¨®ticos.
P. La novela es sobre la condici¨®n humana, la soledad, la muerte, la fama, el mal¡ ?Concibi¨® la novela como un veh¨ªculo para presentar todas estas met¨¢foras de la condici¨®n humana?
R. Contar la vida entera de Brodie engloba el ser humano. Lo he hecho en otras novelas. Seg¨²n voy construyendo la historia e inventando los personajes, estos temas asoman de modo inevitable, en particular las ideas de buena y mala suerte. El destino de una persona es el agregado de su buena y de su mala suerte. Tu capacidad de alegr¨ªa es algo muy fr¨¢gil, porque con una pizca de mala suerte se puede ir todo al garete. Eso hace que tomes la situaci¨®n presente de tu vida, sea la que sea, y la disfrutes mientras dura. Para m¨ª es una forma muy positiva de mirar esta extra?a vida nuestra.
P. La novela ocurre cuando acaba el siglo XIX y los personajes se preguntan qu¨¦ pasara en el XX.
R. El gran cambio de siglo no pasa hasta 1914, cuando comenz¨® la I Guerra Mundial. Encendi¨® la mecha un asesino en Sarajevo, fue un hecho azaroso, muy desafortunado. Si el archiduque no hubiera hecho ese viaje, si el conductor no se hubiera despistado, si el asesino se hubiera ido antes de la panader¨ªa¡ Este es un ejemplo para m¨ª de lo azaroso que es el universo y eso es de alguna forma lo que le pas¨® al siglo XIX¡
¡°La alegr¨ªa es fr¨¢gil, con una pizca de mala suerte se puede ir todo al garete¡±
P. Y al siglo XX¡
R. ?Y al XXI! F¨ªjese en el Brexit. He aqu¨ª un ejemplo de la estupidez aleatoria con la que se maneja el destino. El terror que sent¨ªa David Cameron le llev¨® a ofrecer un refer¨¦ndum que cre¨ªa que ganar¨ªa f¨¢cilmente. Ese acto de estupidez complaciente desgarra ahora a este pa¨ªs. En el pasado lo hemos hecho. La I Guerra Mundial es un ejemplo. Lleg¨® Hitler despu¨¦s, con su resentimiento por el tratado de Par¨ªs, cre¨® el partido nazi, fue canciller por pura suerte, vino la II Guerra Mundial y hoy a¨²n vivimos las consecuencias de ambas guerras.
P. ?Por qu¨¦ los brit¨¢nicos tocaron a la puerta de su desgracia?
R. Elegimos para que los pol¨ªticos tomen decisiones. Y la gente aqu¨ª aprovech¨® que se convoc¨® un refer¨¦ndum para expresar sus otras frustraciones. No piensan en la uni¨®n aduanera, en la frontera irlandesa, tampoco en la inmigraci¨®n. Est¨¢n enfadados con el mundo y dicen: ¡°?Que os jodan!¡±. Creo que es el gran error y que no volveremos a tener otro refer¨¦ndum en este pa¨ªs en much¨ªsimo tiempo.
P. Tenemos en Espa?a el problema de otro refer¨¦ndum, en Catalu?a.
R. Y lo tuvimos en Escocia. La independencia, sobre todo en los pa¨ªses peque?os, es un sue?o apasionado, no es un argumento razonado. Escrib¨ª contra la independencia de Escocia, somos demasiado peque?os, no tenemos medios para pagar nada. Habr¨ªa sido nuestra bancarrota. Sospecho que algo parecido ocurre con Catalu?a. Un m¨¢ximo de autonom¨ªa es mejor que la independencia.
P. Una ara?a que lucha por salvarse en un ba?o es una met¨¢fora en su novela.
R. Es un famoso mito escoc¨¦s este de la ara?a. Un rey escoc¨¦s, Roberto I, fue derrotado en el siglo XIII o XIV, se escondi¨®, todo le fue mal, y la leyenda dice que estaba oculto en una cueva y vio a una ara?a que trataba de tejer su tela. El rey se inspir¨® en eso, y yo lo aplico a la situaci¨®n de Brodie cuando se lamenta que el demonio le pisa los talones... Es un eco que resulta muy familiar a los escoceses.
P. Y a la historia.
R. Y a la historia.
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