Abajo las ilusiones, llega la novela del desencanto pol¨ªtico
Antonio J. Rodr¨ªguez publica su tercera ficci¨®n, 'Candidato', en la que plantea la imposibilidad de creer en la pol¨ªtica ni en la posibilidad de su regeneraci¨®n
Es la esperanza de los nuevos intelectuales espa?oles, se ha formado en Par¨ªs, donde imparte clases en la universidad, es, adem¨¢s de un privilegiado, pol¨¦mico y arriesgado, y a sus treinta y pocos a?os defiende los postulados liberales, con menos conservadurismo que progresismo. A pesar de ello, acepta sin dudar el encargo de la derecha espa?ola, que le ofrece entrar en su formaci¨®n para regenerar el discurso pol¨ªtico del partido. No hemos dicho que Sim¨®n es un prototipo de ambici¨®n ilimitada, capaz de traicionar sus principios desde la primera reuni¨®n con el l¨ªder del Partido de la Democracia. Para las Elecciones que se avecinan plantea enga?ar a su electorado con un programa m¨¢s progresista de lo que en realidad persiguen: un poco de guerra cultural para encajar la agenda econ¨®mica. As¨ª que esto era la regeneraci¨®n: la misma mugre de siempre. No existe un candidato ideal.
Que Antonio J. Rodr¨ªguez, 32 a?os, publique?Candidato (Literatura Random House) ahora, ocho a?os despu¨¦s del 15M, con varias fuerzas autodenominadas ¡°regeneracionistas¡± colocadas en las administraciones, tiene una conclusi¨®n fatal: nada ha servido. No hay esperanza alguna en la pol¨ªtica -tampoco en la nueva-, porque las ¨¦lites siguen manipulando, mintiendo y gobernando a su antojo (y con mayor¨ªa). Nadie sabe si esta no-novela ser¨¢ la que defina una generaci¨®n de novelas, pero s¨ª parece destripar el ¨¢nimo de una generaci¨®n de votantes. Descre¨ªdos, desesperanzados y desafectos. No hay en este relato un camino alternativo a la egolatr¨ªa, ni a la traici¨®n, no aparecen pol¨ªticos que pongan por delante sus principios y su dignidad ante el ¨¦xito a cualquier precio. ?Ha escrito una novel populista? ¡°No, para nada. Pero lo que se cuenta en la novela lo vemos cada d¨ªa en la pol¨ªtica. Es una constataci¨®n de algo que es real y est¨¢ presente. Creo que vivimos en una campa?a electoral permanente. Con este exceso de oferta, leemos la pol¨ªtica como un anuncio gigante. Tenemos una nueva conciencia sobre lo pol¨ªtico: lo asumimos como un reality show¡±, explica Antonio J. Rodr¨ªguez, autor de?Vidas perfectas (2017) y colaborador de este peri¨®dico.
La misma cala?a
Tenemos una nueva conciencia sobre lo pol¨ªtico: lo asumimos como un 'reality show'
Vanidad y traici¨®n, un thriller pol¨ªtico que plantea el final de las ideolog¨ªas o el inicio de las mismas como relleno publicitario. Una novela que aspira a la teor¨ªa pol¨ªtica, en la que la conclusi¨®n es que toda campa?a electoral es una campa?a comercial, en la que no encontraremos un pol¨ªtico de convicciones. "Se han escrito en los ¨²ltimos a?os muchos relatos desde la precariedad, pero me interesaba hacerlo desde el otro lado, desde el punto de vista de la ¨¦lite¡±, a?ade. ¡°El libro est¨¢ lleno de escenarios incorrectos, que no suscribo, pero que sirven para generar discurso pol¨ªtico y activar el resorte del pensamiento pol¨ªtico. No es un libro ni entusiasta ni c¨ªnico, pero han cambiado los c¨®digos de la pol¨ªtica y las expectativas de lo que podemos esperar de ella. La pol¨ªtica es elegir entre la opci¨®n menos mala¡±, cuenta. Esa es la idea que flota bajo la estructura, que todos son la misma cala?a. No hay posibilidad de ilusi¨®n democr¨¢tica, nadie est¨¢ libre de la miseria cuando pone un pie en la clase pol¨ªtica.
El salto m¨¢s importante del autor de?Fresy Cool (2012) es el dr¨¢stico cambio de voz y recursos que ha puesto en pr¨¢ctica en?Candidato. Si con su primera novela fue aplaudido como un eco de James Joyce, en esta -¨¦l mismo- reivindica a Yasmina Reza. Las piruetas estil¨ªsticas se han convertido en concreci¨®n, indagaci¨®n en la personalidad de los personajes y mesura. Ha bajado de revoluciones y se ha centrado en una narrativa m¨¢s contenida y popular, fruto, como ¨¦l mismo apunta, de su labor como periodista (exeditor jefe de la revista?PlayGround). ¡°Durante los ¨²ltimos a?os mi principal grueso de lecturas ha sido periodismo y en?Candidato he escrito un perfil period¨ªstico que me hubiese gustado hacer¡±. Pero desde la ficci¨®n. ¡°S¨ª, porque la ficci¨®n permite llegar a lugares inasibles para el periodismo, por eso puede ser m¨¢s verdad. Iris Murdoch dec¨ªa que con la filosof¨ªa solo se puede hacer una cosa y con la literatura muchas. Por eso me interesaba reflexionar sobre las relaciones entre ficci¨®n y no ficci¨®n¡±, asegura.
La ficci¨®n permite llegar a lugares inasibles para el periodismo, por eso puede ser m¨¢s verdad
Y sucede gracias al prefacio. Sin esta entrada estar¨ªamos ante una novela al uso, pura ficci¨®n, pero Rodr¨ªguez presenta los hechos ficticios como reales: el autor avisa al lector de que est¨¢ a punto de leer un manuscrito proscrito. Su protagonista, Sim¨®n, despu¨¦s de haber desvelado al narrador sus secretos m¨¢s ¨ªntimos y leer el primer borrador, amenaza al periodista con denunciarlo si lo hace p¨²blico. Para evitar los tribunales, Antonio J. Rodr¨ªguez -el otro, el de ficci¨®n- decide alterar algunos nombres y comisarios con reales. El resultado es un relato h¨ªbrido, menos comprometido con la documentaci¨®n y el testimonio de los pol¨ªticos y m¨¢s con la imaginaci¨®n.
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