Una memoria que se construye y destruye
La historia que cuentan los monumentos de Europa es la de una sucesi¨®n de estragos y restauraciones
La historia de Europa se podr¨ªa resumir como una serie interminable de construcciones y destrucciones, de tal forma que cada vez que nos encontramos ante un monumento hist¨®rico lo primero que hay que preguntarse no es por la fecha de edificaci¨®n original, sino por lo que ha sobrevivido desde entonces, por los a?adidos y restauraciones, por las cicatrices de guerras, saqueos, incendios, terremotos, inundaciones o por los estragos provocados por el cansancio de la piedra y la madera. El incendio de Notre Dame es una desgracia, sin duda, pero las llamas que devoraron la catedral parisina fueron una tragedia profundamente europea.
Las catedrales se yerguen como unas construcciones fabulosas, formadas por piedra, luz y vidrio, pero son ante todo edificios simb¨®licos que sirvieron para articular el territorio. El historiador franc¨¦s Georges Duby explica en su cl¨¢sico La ¨¦poca de las catedrales (Alianza Editorial): "Por definici¨®n, la catedral es la iglesia del obispo, por lo tanto, la iglesia de la ciudad; el arte de las catedrales signific¨® ante todo, en Europa, el renacimiento de las ciudades". Y, seg¨²n este medievalista, Notre Dame tuvo un papel enorme porque "Par¨ªs fue la primera concentraci¨®n urbana de la Europa medieval que lleg¨® a ser una verdadera capital".
Por eso, por su papel central en el espacio urbano y pol¨ªtico, han sido tantas veces el objeto de saqueos y ataques. Muchas de las grandes catedrales fueron da?adas o arrasadas durante las guerras mundiales: las de Mil¨¢n, Colonia, Reims, Dresde, Viena, Varsovia o Estrasburgo. Todas ellas fueron reconstruidas de tal forma que conservan su majestuosidad y resulta casi imposible distinguir el original de la copia, porque en el fondo se trata de copias, pero tambi¨¦n de originales, como ocurre con los templos japoneses de madera cuya antig¨¹edad se mide por primera vez que se edificaron, no por las r¨¦plicas que se realizaron a lo largo de los siglos.
Otras veces, en cambio, se deja la memoria al descubierto, como un recuerdo de la destrucci¨®n: es lo que ocurre con la iglesia del Carmo en Lisboa, cuyas ruinas sirven de recordatorio del terremoto de 1755, o con la torre partida de la iglesia Kaiser Wilhelm, sobre la que se posaban los ¨¢ngeles de El cielo sobre Berl¨ªn.
La catedral de San Juan Bautista de Tur¨ªn sufri¨® un incendio en abril de 1997 que estuvo a punto de calcinar la reliquia m¨¢s venerada de Occidente, la S¨¢bana Santa. El fuego estall¨® en la capilla barroca, construida en el siglo XVII por Guarino Guarini. Los bomberos lograron sacar la urna que conten¨ªa el sudario sin que sufriese los da?os. Acaba de volver a abrirse al p¨²blico, magn¨ªficamente restaurada, pero todav¨ªa una parte importante del recinto muestra claramente las huellas del fuego de aquella funesta noche del 11 al 12 de abril.
La idea de que los monumentos tienen un valor art¨ªstico en s¨ª, independientemente de su papel religioso, es muy reciente. Lo primero que hac¨ªan los Ej¨¦rcitos vencedores era convertir en cenizas los templos del enemigo conquistado, mucho m¨¢s cuando la religi¨®n era el motivo de la guerra, salvo en algunos casos excepcionales en los que eran transformados por el credo triunfante.
Mezquitas y sinagogas
El caso m¨¢s conocido es Santa Sof¨ªa, la milenaria catedral de Constantinopla, convertida en mezquita tras la conquista de la ciudad por los turcos y transformada en museo durante la revoluci¨®n de Atat¨¹rk en 1931. Pocas mezquitas sobrevivieron en Espa?a a la furia destructora de los Ej¨¦rcitos cristianos: C¨®rdoba es un caso ¨²nico, porque fue transformada en Iglesia y, posteriormente, se construy¨® una catedral en su interior, aunque sus autores respetaron la belleza admirable del antiguo edificio isl¨¢mico. La inmensa mayor¨ªa de las sinagogas espa?olas fueron tambi¨¦n arrasadas, aunque cuando se entra en el convento del Corpus Christi en Segovia resulta casi imposible no ver c¨®mo en su estructura se transparenta la sinagoga mayor incautada, aunque respetada, en 1410.
El edificio m¨¢s antiguo de uso continuo de Europa, el Pante¨®n, fue construido por Adriano en el siglo II y se erige intacto en el centro de Roma como una de las construcciones m¨¢s bellas del mundo. Se salv¨® de la destrucci¨®n al ser convertida en Iglesia. Todos ellos conservan las huellas de esas transformaciones que relatan sus derrotas, pero por encima de todo su resistencia al tiempo y a los cataclismos.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.