Pongan bromuro en el catering del debate
Desde que las discusiones electorales en televisi¨®n son a muchas bandas, me cuesta distinguirlas de un plat¨® de 'S¨¢lvame'
No hace falta que los debates sean de guante blanco ni que imiten las formas m¨¢s rancias del parlamentarismo -aunque hasta el parlamento m¨¢s parlamentario del mundo, la C¨¢mara de los Comunes, conserva tradiciones y promueve actitudes de lo m¨¢s navajeras-. Incluso est¨¢ bien que se entienda desde la puesta en escena que la tele es un espect¨¢culo y que hay que mancharse un poco de barro, pero s¨ª creo que deber¨ªa mantenerse cierto tono. Desde que los debates electorales son a muchas bandas, me cuesta distinguirlos de un plat¨® de S¨¢lvame, y ya no s¨¦ si son los candidatos quienes promueven ese marrullerismo de taberna o es el propio formato el que los aboca a ello.
Un poco de bronca y algunas salidas de tono est¨¢n bien. No hay discusi¨®n interesante que no se caliente un poco, y sobreactuar es tambi¨¦n un recurso ret¨®rico aceptable entre damas y caballeros. Si todos guardaran las formas y las distancias significar¨ªa que nadie ha dicho nada capaz de herir la sensibilidad del otro, y si no puedes escandalizar a tu oponente, es que no eres oponente para ¨¦l. Pero cuando abundan las falacias ad hominem (o ad feminam) y cuando caen amenazas de demandas judiciales, el debate ha muerto. La trifulca se vuelve personal y absolutamente irrelevante para el espectador, que sigue observando por puro morbo (los pedantes que le¨ªan a Derrida llamaban a esto pulsi¨®n esc¨®pica).
Un moderador bregado en la escuela de domadores de ?ngel Cristo puede controlar a dos contendientes, pero ni el mism¨ªsimo Tarz¨¢n podr¨ªa poner orden en una mesa de cuatro o m¨¢s. Compadezco a quienes tengan que pastorear a esos cuatro ejemplares de macho ib¨¦rico que pueden entrechocarse los cuernos en TVE. Recomiendo poner mucho bromuro en el catering y que los caf¨¦s sean descafeinados, o no habr¨¢ un solo espa?ol que entienda un carajo.
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