Los tres ¡®goyas¡¯ del exilio franc¨¦s salen de su caja
Los retratos de la familia Ad¨¢n de Yarza, que fueron embalados y mandados a Par¨ªs durante la Guerra Civil, se muestran por primera vez en p¨²blico, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao
Dentro del museo, una caja de madera. Dentro de ese embalaje, tres lienzos. Y en el coraz¨®n de esta matrioshka, Goya. Tres pinturas que conservan los clavos y los bastidores originales. Nunca antes fueron restauradas, ni reenteladas, ni da?adas (a pesar del incre¨ªble periplo del conjunto). El ¨²ltimo pincel que pas¨® por la superficie de los tres retratos fue el del genio aragon¨¦s, hasta que llegaron a manos de Jos¨¦ Luis Merino, el restaurador del Museo de Bellas Artes de Bilbao. ¡°Es muy poco frecuente encontrar pinturas de esta ¨¦poca sin restaurar. Es un estado de originalidad in¨¦dito¡±, ha comentado a este peri¨®dico Merino, que durante casi un a?o se ha dedicado a despejar la suciedad tras la que se ocultaban las piezas nunca vistas en p¨²blico.
Para Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, es un hecho sin precedentes, un rescate hist¨®rico que, probablemente, quede en dep¨®sito en la sala dedicada a la guerra. Junto a los tres retratos, el director ha decidido colgar ¡ªcon un acierto escenogr¨¢fico sorprendente¡ª la caja en que fueron transportados en 1937. Parece un t¨¤pies. En la tapa, el n¨²mero 10 con el que salieron del Pa¨ªs Vasco huyendo de las bombas. "La caja se muestra abierta, como si acabaran de escaparse de su interior", comenta Zugaza, que ha presentado este viernes las tres obras en el museo bilba¨ªno despu¨¦s de un proceso de restauraci¨®n que ha durado un a?o.
Es el mismo embalaje en el que permanecieron escondidas bajo el suelo de una de las camas del palacio de los Ad¨¢n de Yarza, lejos de las miradas y del apetito del Ej¨¦rcito nazi que ocup¨® la casa de la familia vasca en Francia. Un milagro, s¨ª, que se prolong¨® hasta hoy gracias a la privilegiada situaci¨®n de los propietarios, que no han necesitado sacar a subasta estas joyas. Su intenci¨®n ahora, explica Zugaza, es compartirlos con la sociedad vasca y conservarlos a la vista p¨²blica. Es la repatriaci¨®n de las obras y el final del misterioso caso de los goyas vascos. El misterio cuenta la historia de los cuadros, la historia de Espa?a y de una familia, que ha tenido un "gesto ejemplar con la sociedad".
Nunca hab¨ªan salido de los dominios de la familia Ad¨¢n de Yarza, salvo su viaje de salvaci¨®n organizado por el Gobierno vasco, desde el palacio de Zubieta de Ispaster (Bizkaia) a Par¨ªs, en un rescate similar al del tesoro art¨ªstico organizado por la Rep¨²blica. Huyeron de las bombas con urgencia y nunca volvieron. El p¨²blico los pudo conocer, un siglo y medio despu¨¦s de haber sido pintados y seis a?os antes de la Guerra Civil, en el suplemento cultural Blanco y Negro del Abc. La publicaci¨®n entr¨® en los salones de la burgues¨ªa y se encontraron con los retratos de Goya, que la experta Juliet Wilson-Bareau relaciona con la ¨¦poca gris del retrato de la familia de Osuna y con el cart¨®n de?La gallina ciega. Es la moda inglesa, la de esos sombreros gigantes, de plumas exuberantes, que tambi¨¦n encontramos en uno de los personajes del cart¨®n. ¡°Hay una sinton¨ªa muy fuerte entre todos ellos¡±, comenta Zugaza.
Xavier Bray, director de la Wallace Collection de Londres, se?ala que el v¨ªnculo de todas estas obras ¡ªde finales de los a?os ochenta del siglo XVIII¡ª est¨¢ en los fondos empleados. Grises y vac¨ªos, que potencian las figuras. El de la madre, Bernarda Tavira, m¨¢s peque?o y de primer plano, es m¨¢s parecido al de su hijo, Antonio Ad¨¢n de Yarza, con un fondo distinto al de su esposa, Ramona Barrachano, en el que el artista ejecuta una soluci¨®n que recuerda al?Pablo de Valladolid, de Vel¨¢zquez. Para Bray esta es la ¨¦poca en la que Goya m¨¢s se acerca a Mengs.
Los primeros retratos de Goya
La familia se desplaz¨® desde el palacio de Zubieta al estudio del pintor, al poco de formar matrimonio: Antonio ten¨ªa el t¨ªtulo y Ramona, viuda, el dinero. En ese momento, Goya atraviesa una profunda crisis de encargos en Zaragoza, porque la Iglesia le hab¨ªa cerrado el grifo a sus servicios. Gracias al rechazo, mira a la burgues¨ªa y encuentra en el retrato a miembros de esta clase social? una salida a su situaci¨®n y regala una etapa gloriosa en la historia de la pintura espa?ola. "Estos tres cuadros forman parte de los or¨ªgenes del Goya retratista, cuando entra en un mundo maravilloso al ser testigo de la sociedad burguesa", apunta Zugaza.
Cuando las pinturas llegaron al museo carec¨ªan de marco y su aspecto era "descuidado", se?ala el restaurador en su informe, de acceso libre. ¡°Sin embargo, presentaban un buen aspecto de conservaci¨®n general y se encontraban pr¨¢cticamente intactas, lo que result¨® muy sorprendente¡±. A pesar del paso del tiempo, sorprendentemente la tensi¨®n de los lienzos es la ¨®ptima, dos siglos y medio despu¨¦s. La restauraci¨®n consisti¨® en la limpieza y la correcci¨®n de las deformaciones del soporte y los rotos del retrato de Bernarda Tavira, que guardaba una sorpresa: una etiqueta de papel aut¨®grafa de Goya fijada en el reverso.
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