Albert Camus, la vigencia del no
Pensadores y artistas reflexionan en las Trobades Liter¨¤ries Mediterr¨¤nies sobre ¡®El hombre rebelde¡¯, el ensayo donde el escritor reivindic¨® el derecho a la disidencia
El centro del peque?o Sant Llu¨ªs, el municipio menorqu¨ªn de calles rectas y casitas blancas en el que naci¨® Catalina Cardona, la abuela materna de Albert Camus, ha vuelto a llenarse estos d¨ªas de camusianos. ?Que qu¨¦ es un camusiano? Podr¨ªa decirse que un experto en la obra del Nobel argelino, pero tambi¨¦n cualquiera decidido a invocar su fantasma, a encarnar el mito del hombre que fue partidario del no como motor y principio de libertad. Precisamente, de ese no, el no que puso en marcha El hombre rebelde, su tratado filos¨®fico de 1951, depart¨ªan los ilustres invitados, artistas de un sinf¨ªn de disciplinas ¡ªliteratura, cine, fotograf¨ªa¡ª y pensadores ¡ªfil¨®sofos, periodistas, profesores¡ª llegados de hasta 11 pa¨ªses, a la segunda edici¨®n de las Trobades Liter¨¤ries Mediterr¨¤nies Albert Camus, suerte de peque?a isla de ideas y butacas, espacio mental colectivo, que se crea durante tres d¨ªas, desde el 25 hasta ayer, en la peque?a isla f¨ªsica de la que parti¨® la abuela del escritor hace m¨¢s de un siglo.
Bajo el signo de Prometeo, el tit¨¢n amigo de los mortales, el que os¨® robar el fuego a los dioses para compartirlo con los humanos, el primer rebelde, trat¨® de arrojarse luz, una y otra vez, no solo a aquello que herman¨® la rebeld¨ªa metaf¨ªsica del mito con la rebeld¨ªa real de la palabra del escritor ¡ª¡°los mitos no existen por s¨ª solos, esperan que los encarnemos¡±, dej¨® dicho Camus. seg¨²n record¨® Sandra Maunac, directora del encuentro¡ª, sino tambi¨¦n a jugosas curiosidades, como es la relaci¨®n m¨¢s que evidente entre su obra y el helenismo, del que se enamor¨® a los 17 a?os, cuando cay¨® enfermo de tuberculosis y ley¨®, por primera vez, a Epicteto, como apunt¨® el profesor Michel Barr¨¦, que se dedic¨® a glosar los paralelismos entre las palabras del autor y las puestas en boca del tit¨¢n griego. As¨ª, por ejemplo, Prometeo dijo: ¡°Yo liber¨¦ a los hombres¡±. Y Camus (Dr¨¦an, 1913¡ªVilleblevin, 1960) superpuso: ¡°Yo defend¨ª a los hombres¡±. ¡°Para Camus, como para Seferis, ser uno mismo era m¨¢s un deber que un derecho¡±, se?al¨®, tambi¨¦n aludiendo al v¨ªnculo con lo hel¨¦nico del escritor, el novelista Yannis Kiourtsakis.
Curiosidades aparte, Tahar Ben Jelloun contrapuso la idea de que ¡°el mundo de hoy ha destruido la dignidad del hombre ¨¢rabe y lo ha convertido en culpable¡± a la visi¨®n que de La peste dio Marylin Maeso. La joven fil¨®sofa de Montpellier rescat¨® unas l¨ªneas del final de la novela de Camus sobre el horror nazi ¡ª¡°que fue mucho m¨¢s all¨¢, pues de lo que habla es de qu¨¦ manera el miedo se convierte en odio y c¨®mo el cosificar al otro permite la barbarie¡±, dijo¡ª para recordar de qu¨¦ manera dej¨® claro que ¡°la peste est¨¢ en nosotros, no en el otro, es algo que llevamos pegado a la piel, y no somos conscientes de que enfermamos hasta que no empezamos a ver las ratas correr a nuestro alrededor¡±. Algo completamente aplicable al mundo de hoy. ¡°La peste, metaf¨®rica o real, existe, es el populismo dram¨¢tico en el que vivimos inmersos¡±, sentenci¨® Ben Jelloun. Un populismo que est¨¢ moldeando la realidad de tal manera que ¡°lo primero en lo que piensas cuando ves arder Notre Dame es: ¡®Ojal¨¢ haya sido un ¨¢rabe¡±.
Hubo lugar para la mujer revolucionaria, por supuesto. Isabel Mu?oz, que fue Premio Nacional de Fotograf¨ªa en 2016 ¡ªy cuya primera muestra en la isla se clausur¨® durante el encuentro¡ª, rindi¨® homenaje al ¡°valiente¡± y ¡°necesario¡± trabajo de la ¨²nica mujer del ¨²nico peri¨®dico independiente de El Congo, Solange Lusiku, que ¡°supo convertir el dolor en poder¡±. Haifa Zangana, escritora y activista, expuso su trabajo con exprisioneras pol¨ªticas de T¨²nez, Palestina e Irak, a las que anim¨® a contar su historia, y que, dice, ¡°al salir de la c¨¢rcel, contin¨²an luchando: la suya es una forma de resistencia que consiste en no dejarse callar, contarse de una manera u otra, pero contarse¡±. Ella misma estuvo en la c¨¢rcel. Hay tres puntos tatuados en una de sus manos. ¡°No somos honradas, proponemos el conflicto¡±, hab¨ªa dicho la tambi¨¦n escritora Cristina Morales durante la apertura de las jornadas el jueves, y as¨ª fue.
El hombre que am¨® la vida con inocencia
Coincidiendo con el 25? aniversario de la publicaci¨®n de la novela p¨®stuma de Camus, la autobiogr¨¢fica e inacabada El primer hombre (reci¨¦n reeditada por Tusquets), Alianza publicar¨¢ su versi¨®n en vi?etas el pr¨®ximo 16 de mayo. Jacques Ferrandez es el autor de la adaptaci¨®n de la novela m¨¢s personal del autor de El extranjero,escrita como respuesta, precisamente, a la feroz cr¨ªtica que Jean-Paul Sartre y otros intelectuales de la ¨¦poca, hicieron a su tratado sobre la rebeld¨ªa, consider¨¢ndolo en extremo burgu¨¦s, y malentendiendo por completo su condici¨®n individualista, agravada ante la no toma de posici¨®n clara tras el estallido de la guerra por la independencia en Argelia. Quer¨ªa Camus demostrarle a Sartre y a todos los dem¨¢s que ¨¦l ser¨ªa siempre aquel chico pobre sin padre ¡ªes la figura del padre fantasma la que planea por todo el libro, el padre muerto reencontrado en un momento en el que es un ni?o para su propio hijo, pues muri¨® con 29 a?os, y cuando Camus visita su tumba tiene m¨¢s de 40¡ª que creci¨® rodeado de mujeres, su madre y su abuela menorquina, y aprendi¨® a amar la vida con la inocencia y la pasi¨®n con la que un ni?o ama el mar.
Morales expuso ante el centenar de asistentes de la primera sesi¨®n su propio tratado de resistencia camusiano entonando el s¨ª a la destrucci¨®n ¡°del sistema que nos domina¡±, y el no a aquello que no va a soportarse m¨¢s. Porque, declam¨®, ¡°decir no contiene, como dice Camus, un valor positivo: el del despertar frente a la opresi¨®n padecida¡±. Habl¨® Morales del colectivo anarquista Acci¨® Llibert¨¤ria de Sants al que pertenece y de c¨®mo la okupaci¨®n resistuye derechos perdidos, algo en lo que estuvo de acuerdo Erri De Luca, que record¨® la ¨¦poca en que consegu¨ªa techo a las familias que no lo ten¨ªan ¡ªla d¨¦cada de los setenta, en Roma¡ª y cuando, en los noventa, se hizo conductor de veh¨ªculos de ayuda humanitaria. Quer¨ªa restituir un da?o, dijo. Las pesadillas que hab¨ªa sufrido su madre durante los bombardeos de P¨¦rgamo en la Segunda Guerra Mundial.
Como Albert Camus, ¡°entre la justicia y mi madre, yo tambi¨¦n escojo a mi madre¡±, dijo. ?Las elecciones? Solo estuvieron presentes en clave europea, cuando De Luca apunt¨® que ¡°un acto de rebeld¨ªa¡± ser¨ªa que ¡°los mayores no vot¨¢semos¡±. ¡°Se trata de decidir el futuro, y nosotros ya no tenemos futuro. No podemos arriesgarnos a arruin¨¢rselo a los j¨®venes¡±. Invoc¨®, una vez m¨¢s, la rebeld¨ªa consciente del Nobel, pidiendo un no.
Babelia
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