El v¨¦rtigo de lo desconocido

La pel¨ªcula definitiva en materia de adopci¨®n en pa¨ªs propio, al menos por lo que abarca. Y tambi¨¦n por su ternura, su complejidad y una ambici¨®n bien arropada por un c¨¢lido disfraz de sencillez. Es la francesa En buenas manos, segundo largometraje de la tambi¨¦n actriz Jeanne Henry, que ha compuesto un relato que suena desmesurado por su amplitud y que, sin embargo, se ve con la placidez del humanismo y la congoja de la posible derrota.

Con guion en solitario de la propia Herry, documentado sin que en su representaci¨®n suene a protocolo de actuaci¨®n, En buenas manos engloba todo el proceso de adopci¨®n de un beb¨¦, desde su nacimiento, con meridianas descripciones de todos los intervinientes, que se van sumando como la necesaria cadena humana que vigila cada paso, y lucha, al fin, por el bien del ni?o: la joven madre natural, que, por circunstancias personales y sociales, ha ocultado su embarazo y acude al hospital a parir y a entregar a su hijo; la doctora y una enfermera del hospital; la asistente social asignada a la madre; las asistentes sociales que se encargan del beb¨¦; el padre de acogida y su familia; y finalmente la persona que, entre distintos candidatos, se va a hacer cargo del ni?o, quiz¨¢ para el resto de su vida. El sector p¨²blico, como un ente que se hace palpable en profesionales de carne y hueso, y la simple y llana gente, que sue?a, que sufre, que goza. El v¨¦rtigo de lo desconocido.

Herry se las arregla incluso para, independientemente del proceso, describir algunas de las vidas privadas de los intervinientes. Y todo en menos de dos horas. Un triunfo. Adem¨¢s, esquivando los clich¨¦s y sali¨¦ndose en tres aspectos de la l¨ªnea de lo que se entiende por convencional en estos casos: la procedencia social de la madre natural y su actitud respecto del beb¨¦; la inclusi¨®n de familias monoparentales; y el personaje del padre de acogida, marido de mujer trabajadora que contribuye casi exclusivamente a la holgada econom¨ªa familiar, mientras ¨¦l cuida del hogar, en un papel que, por desgracia, suele corresponder a la esposa.

En buenas manos solo apunta un borr¨®n cuando, en el ep¨ªlogo, Herry a?ade un nuevo personaje y pretende un m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa: la cuadratura del c¨ªrculo. Pero es apenas un desliz en una pel¨ªcula muy redonda, que utiliza la banda sonora ¨²nicamente en las transiciones, y que tiene la suficiente delicadeza y la pausa necesaria para ofrecer hermos¨ªsimos planos del verdadero protagonista de la historia: el reci¨¦n nacido.