El insufrible camino de ¡®American Gods¡¯ 2
La marcha de Bryan Fuller y Gillian Anderson se nota demasiado en una segunda entrega de la adaptaci¨®n del libro de Neilg Gaiman m¨¢s ca¨®tica y aburrida
Apabullante, seductora, exagerada, violenta y tramposa en el mejor sentido. As¨ª fue la primera temporada de American Gods, un canto de sirena con el que como espectador era f¨¢cil desatarse del m¨¢stil y lanzarse al oc¨¦ano para rendirse a los pies de la imaginaci¨®n de Neil Gaiman y Bryan Fuller. Y a la presencia demoledora de Ian McShane y Gillian Anderson. Pero, siempre hay un pero, en la segunda temporada, con nuevo showrunner (Jesse Alexander), ese canto se ha convertido en una letan¨ªa m¨¢s bien insoportable que parece no ir hacia ning¨²n sitio.
Ya en la primera temporada esta historia que enfrenta a viejos dioses con otros m¨¢s modernos, parec¨ªa no tener un destino, es especial para quien no se hubiese le¨ªdo la novela antes, pero los fuegos artificiales ayudaban a seguir la senda (la que fuera). En la segunda entrega de American Gods, todo lo que la primera ten¨ªa de llamativo y diferente se hace pesado y pedante.
La fotograf¨ªa, las im¨¢genes, la m¨²sica... todo sigue siendo precioso y cuidado al m¨¢ximo, pero ni el desarrollo de los personajes ni los di¨¢logos ayudan a que la historia, ya de por si complicada, avance. Se pierde el misterio de la primera entrega. Y adem¨¢s no est¨¢ Gillian Anderson, que con la marcha de Fuller decidi¨® abandonar tambi¨¦n. Y su baja se nota mucho (aunque Pablo Schreiber con su atormentado y gafe Mad Sweeney est¨¢n a la altura).
La intenci¨®n en esta segunda temporada (que ya est¨¢ al completo en Amazon Prime V¨ªdeo en Espa?a) es buena, se agradece el riesgo, el dejar la capa superficial arriba y sumergirse en el lodazal, pero seguro que todo se puede hacer de otra manera. Una que no sea tan aburrida y pretenciosa. Que s¨ª, que est¨¢ bien hablar de la vida y la muerte, de las miserias de la humanidad y filosofar sobre la necesidad de creer en algo o todo lo contrario, pero no hay necesidad de alargarlo todo tanto. Es insufrible.
Queda esperar si la tercera temporada (con nuevo showrunner al frente, Charles H Eglee, que ha pasado por series como The Walking Dead o The Shield), conseguir¨¢ rehacer una serie que necesita aligerarse para llegar con ¨¦xito al enfrentamiento final entre los antiguos dioses y los nuevos o si se estrella contra su propia sustancia.
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