¡°La primera pinacoteca de Portugal sufre el abandono del Estado¡±
Ant¨®nio Pimentel, director del museo portugu¨¦s de Arte Antiguo, se marcha hastiado por la burocracia tras nueve a?os en el cargo
Ant¨®nio Pimentel (Penacova, 58 a?os de edad) deja en junio la direcci¨®n del Museo Nacional de Arte Antiguo (MNAA) de Lisboa. Despu¨¦s de nueve a?os en el cargo, este historiador del arte se marcha hastiado de la burocracia y del desprecio del Estado hacia la primera pinacoteca p¨²blica del pa¨ªs. Quiz¨¢s por no llorar, se r¨ªe de que lleven meses sin luz en las escaleras o de que la tienda est¨¦ cerrada porque se ha estropeado el ordenador y tiene que venir a arreglarlo alguien del organismo p¨²blico competente.
Pregunta. Hace dos a?os, tras la destrucci¨®n por el fuego del Museo Nacional de R¨ªo de Janeiro, advirti¨® de los peligros que corr¨ªa el MNAA. ?Se han corregido?
Respuesta. De los incendios estamos protegidos, pero se mantiene una desinversi¨®n en la instituci¨®n, en recursos humanos, condiciones financieras y administrativas. Hay un abandono t¨¦cnico del Estado, que no asume este museo como un proyecto suyo. Eso va a da?ar y estirar hasta su l¨ªmite al MNAA, hasta el punto de que las luces se van a apagar, dig¨¢moslo as¨ª, porque los museos, a diferencia de los monumentos, son lugares para programar y producir felicidad en las personas.
P. ?Durante su mandato nunca se ha preocupado el Ministerio de Cultura por el museo?
R. He conocido siete ministros, solo Jo?o Soares [Partido Socialista] tuvo una verdadera conciencia de la importancia del museo. Trabajamos juntos y nos trajo patrocinadores, pero dimiti¨® a los cuatro meses [por amenazar en Facebook con abofetear a dos columnistas]. Han pasado tres a?os desde entonces y no he vuelto a tener un contacto directo con los sucesivos ministros.
P. ?Por qu¨¦ se va?
Desde hace meses no hay luz en la escalera de empleados y nos alumbramos con la linterna del m¨®vil
R. Me contrataron para defender y promover el prestigio del MNAA. Desde 2014 alerto de los problemas cr¨®nicos del museo y no ha habido respuesta. Llegu¨¦ a una instituci¨®n que ten¨ªa todo en contra, donde todo estaba hecho para dificultar, para impedir la comunicaci¨®n, su internacionalizaci¨®n y el conocimiento p¨²blico y gracias a sus propias fuerzas y energ¨ªa creativa se consigue invertir ese ciclo y volverse una estructura luminosa, cambiando todo, desde la investigaci¨®n a la programaci¨®n y la estructura f¨ªsica, renovada al 80%. Convertimos el museo en una gran instituci¨®n internacional pese a que el pa¨ªs se hab¨ªa olvidado de su relevancia. Existe una clara desinhibici¨®n de la Administraci¨®n P¨²blica, m¨¢s patente con la ministra actual [Gra?a Fonseca] y existe una divergencia filos¨®fica entre la direcci¨®n del museo y el ministerio, por tanto, no hay raz¨®n para continuar. Va a ser muy dif¨ªcil llegar a final de este mes con dignidad. Ya se ha ido la directora de edici¨®n, un cargo pomposo, pues era solo ella la que hac¨ªa todos los cat¨¢logos, y ya se fue tambi¨¦n la direcci¨®n de comunicaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ herencia deja?
R. Creo que dos cosas, la luz sobre la instituci¨®n. Es una referencia en Portugal y no lo era. Hoy los taxistas saben d¨®nde est¨¢, no hay que darles la direcci¨®n. Y en segundo lugar, un nombre con marca internacional.
P. ?Con cu¨¢ntos empleados ha contado?
R. Del director al jardinero, 67, un n¨²mero que deber¨ªa ser solo el del Departamento de Conservaci¨®n y Restauraci¨®n. Hace 30 a?os eran 167 funcionarios para un espacio m¨¢s peque?o y con menos visitas. Entonces apenas viajaban al exterior una o dos obras, pero en 2017 prestamos 154. La circulaci¨®n internacional es una forma de reconocimiento y de demostrar a los portugueses que su MNAA tiene prestigio.
P. Una de sus acciones fue colgar obras del museo en las calles.
R. S¨ª, caus¨® un gran impacto. Mucha gente pens¨® que eran las originales, se escandalizaron y se preocuparon por el museo y eso fue muy bueno.
En 2017 viajaron al resto de los continentes 154 obras del MNAA, prueba de su actual prestigio internacional
P. A falta de recursos organiz¨® una cuestaci¨®n popular para adquirir La adoraci¨®n de los Magos (1828), de Domingos Sequeira.
R. Conseguimos los 600.000 euros necesarios y que el mundo descubriera a este pintor portugu¨¦s. Fue una prueba de lo que el museo pod¨ªa hacer por Portugal si tuviera el m¨ªnimo presupuesto.
P. ?Qu¨¦ presupuesto tiene?
R. No tenemos. La recaudaci¨®n de las entradas va para el ministerio, lo de la tienda, tambi¨¦n. La tienda est¨¢ cerrada hace d¨ªas porque se estrope¨® el ordenador y este depende de otra estructura administrativa. Desde hace meses no hay luz en la escalera de empleados y subimos con la linterna del m¨®vil. Tampoco podemos contratar vigilantes. Ni siquiera somos due?os de las fotos de las obras que exhibimos. Solo podemos usar cinco o seis por exposici¨®n para cederlas a los medios. Si queremos m¨¢s, las tenemos que comprar al ministerio.
P. ?Pero el museo...?
R. El museo no existe; existe como entidad moral y jur¨ªdica. Es un ente administrativo. Las exposiciones, los programas y todas las iniciativas son gracias al Grupo de Amigos del Museo, ellos permiten que el dinero que recaudan llegue al MNAA, y nos da la agilidad que el ministerio nos impide. As¨ª conseguimos comprar las l¨¢mparas de las salas cuando se funden. Si esper¨¢semos a que la Administraci¨®n comprara los focos adecuados para las obras, las 80 salas estar¨ªan a oscuras. El museo es una ficci¨®n, una invenci¨®n de esta direcci¨®n, pues hace exposiciones con medios que no son p¨²blicos.
P. ?No tienen autonom¨ªa?
R. No tenemos n¨²mero fiscal ni cuenta bancaria. En 2015 pedimos al ministerio quedarnos con los ingresos de las entradas y de la tienda. Hablamos de medio mill¨®n de euros, una cantidad rid¨ªcula en t¨¦rminos internacionales. Se nos neg¨®. La tienda del museo en realidad es un bazar de objetos portugueses, no se hace marca, apenas vende reproducciones de las obras del museo.
P. ?Qu¨¦ ganar¨ªan con la autonom¨ªa?
R. Seg¨²n una consultora, aumentar¨ªan a 800.000 los visitantes, yo creo que se llegar¨ªa al mill¨®n, y se cuadruplicar¨ªan los ingresos. Es absurdo que el Estado desperdicie la capacidad de una de las pocas instituciones portuguesas de prestigio internacional.
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